Capítulo VI

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Martí nunca había visto a Amaia así, enfundada en un vestido negro que resaltaba todas sus curvas, especialmente su trasero y le aportaba un aire elegante. Contuvo la respiración cuando la chica entró en la casa de Luis, sujetando una chaqueta fina. Amaia le miró y cerró la puerta tras ella, mordiéndose el labio, tímida, dudando de lo que pensaría él. Una sonrisa se dibujó enseguida en los labios de Martí y ella suspiró aliviada.

Él vestía una camisa blanca que marcaba sus brazos, unos vaqueros negros y zapatos de cordones. Y, por supuesto, una chaqueta de cuero a juego con los vaqueros que le quedaba demasiado bien.
—Estás muy guapa— murmuró Martí en su oreja después de un abrazo— Quiero decir, siempre estás guapa pero hoy... Wow.
—Gracias— respondió Amaia con una sonrisa— Tú también estás muy wow.
Ambos rieron y entrelazaron sus dedos para salir en dirección al metro para ir al centro de la ciudad.

Martí no podía apartar la vista de ella, su brazo fuertemente aferrado a su cintura para mantenerla a su lado mientras bajaban al andén, aún muy concurrido a pesar de la hora. Aitana llegó corriendo y enseguida cogió del brazo a Luis, empujándole dentro del tren. Martí, por su parte, no soltó a Amaia en todo el trayecto a pesar de que la chica charlaba animadamente con su amiga. Amaia se sentía un poco incómoda, pero prefirió no decir nada.

Se bajaron al llegar al centro, Amaia esforzándose en mantenerse en pie con los tacones que llevaba. Con lo feliz que soy con deportivas, por qué le haría caso a Ángela. Martí le acariciaba el pelo, el cuello, la nuca, de vez en cuando y Amaia sonreía ante esos gestos aunque no estuviera muy a gusto. Alrededor de las doce y media ya estaban todos juntos enfrente de la primera discoteca de las que habían planeado ir. Amaia se soltó de Martí para entrar y le dio la mano a Aitana cuando cruzaron la puerta.
—Oye, que estaba con Luis...— se quejó la chica del flequillo.
—Lo siento, es que Martí me estaba poniendo nerviosa con tanta caricia y eso— bufó Amaia. Aitana alzó una ceja mirándola— No, no. Es que... Ya sabes, no me gustan demasiado las muestras de afecto en público
—Ya, ya, pero si fuese el profesor García...— el codazo de su amiga le impidió terminar la frase.

Las dos, sin soltarse para no perderse en la discoteca, se dirigieron a la barra con Roi. El chico les pidió que le dejasen a él escoger su bebida y, a pesar de que ambas estaban seguras de que luego se arrepentirían, aceptaron. Mientras preparaban sus copas, llegaron Ricky, Luis y Martí. Amaia sintió las manos de Martí en su cintura de nuevo y suspiró, bebiendo un poco de lo que Roi le había pedido y rezando para que le subiera un poco y dejarse llevar. Se apoyó sobre Martí escuchando a Luis contando cómo Aitana casi quema su casa al intentar preparar una tortilla y ella se sonrojaba avergonzada. Giró un poco la cabeza para observar a Martí desde ese ángulo, su pelo rubio estaba perfectamente peinado y una barba incipiente se empezaba a ver en su barbilla.

Amaia no apartó la mirada cuando él la bajó para clavarla en sus ojos de color miel.
—¿Qué miras?— le preguntó en tono risueño, acercándose más a su oído para que le pudiese escuchar bien.
—Lo guapo que estás hoy— sonrió Amaia, algo pícara y él rio.
—Es que ya estoy con alguien, ¿sabes?— bromeó él.
—¿Ah, sí? ¿Es guapa?— Amaia terminó su copa de un sorbo y dejó el vaso en la barra, girándose para apoyar sus brazos en sus hombros. Martí deslizó las manos por su espalda hasta llegar a su trasero y rio suavemente contra su sien.
—Pues sí, toca el piano y al parecer también canta muy bien, pero aún no he podido comprobarlo— susurró sin apartarse— Tiene el pelo largo y con mechas, así rollo surfero, como dice ella. Y sus piernas, qué decir de sus piernas, que parecen eternas con esos zapatos. Ojalá no se acabasen nunca— Amaia se mordió el labio para no gemir después de sus palabras. Se estiró un poco para aproximarse a su oreja y empezó a susurrarle la canción que estaba sonando y sonrió al notar cómo se pegaba más a ella, con la respiración agitada.

Contradicciones |AU-Almaia|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora