Capítulo 26

524 33 0
                                    

Pasan las horas y no sé por qué, pero cada rato que pasa, más nerviosa me siento. No sé si es porque falta exactamente media hora para que lleguen mis hermanos o porque quedan dos horas para irme a cenar con Ares. Solo espero que sea por lo primero.

Llevo media hora delante del armario, simplemente mirándolo. La verdad es que no sé qué ponerme. Yo no tengo nada así bonito y elegante para ponerme, pero mi madre...

Dejo de pensar en la ropa cuando oigo dos voces muy familiares abajo. Con una sonrisa salgo corriendo de mi habitación y bajo de tres en tres las escaleras, casi me caigo, pero consigo mantenerme en pie así que sigo corriendo.

Cuando estoy cerca de mis hermanos, me tiro en plancha hacia Benjamin haciendo que este se caiga de culo y yo encima suya. Pero no me importa nada, solo quiero abrazarlo.

- Me estás aplastando... –se queja Benji debajo de mí.

- Yo también existo. –me levanto de encima de Benji y me tiro encima de Fede, pero esta vez no nos caemos, sino que Fede me agarra bien en el aire y nos mantiene.

- Dios... cuanto os he echado de menos. –murmuro.

Fede me baja y cuando ya toco el suelo con los pies abro los brazos y mis hermanos captan la idea porque se acercan a mí y me estrechan entre ambos cuerpos.

Les he echado tanto de menos... Echaba de menos el pelear con Fede, el hablar con Benji, estos abrazos, preparar las cenas con ellos, ver la tele... Todo, echaba de menos todo de ellos.

- Nosotros también te hemos echado mucho de menos, enana. –me sorprende que sea Fede el que lo dice.

No sé cuánto tiempo permanecemos así, pero me parece demasiado poco. Cuando los chicos deshacen el abrazo, me siento vacía, pero ignoro ese hecho ya que me siento enormemente feliz.

- ¿Nos hemos perdido algo interesante? –pregunta Benji.

Mi mirada se dirige a la de Ares, quien me mira con un atisbo de sonrisa. Niega levemente con la cabeza para darme la respuesta que debo decir.

- Nada interesante. Todo ha sido muy normal. –sonrío.

- Vale... –murmura Benji– Deberíamos deshacer la maleta. –los dos empiezan a andar hacia las escaleras, pero se paran en seco cuando mi hermano se gira– Por cierto, hoy vamos a cenar en casa de Chad. ¿No te importa?

- Eh... no, no me importa. –me aclaro la garganta– Tengo planes de todas formas.

- Eso está bien. –dicho esto, mis hermanos siguen su camino.

- ¿No les vas a decir con quién has quedado? –dice con tono divertido.

- No, no se lo diré. –disiento.

- Auch. –Ares se posiciona delante de mí. Está con una mano en el pecho y finge estar dolido– ¿No deberías estar ya vestida? En menos de media hora tenemos que salir de aquí. –abro los ojos como platos.

Sin decir nada salgo corriendo hacia el cuarto de mis padres. Cierro la puerta detrás de mí y me dirijo al armario de mi madre. No me sorprende verlo lleno de vestidos, la verdad, es que tengo suerte de que mi madre no se llevara los vestidos con ella, así puedo darles uso.

Saco tres de ellos, mis favoritos, uno de color blanco, otro azul marino y el último uno negro. Los coloco encima de la cama y me quedo mirándolos, no sé cuál ponerme.

Me distraigo cuando alguien da unos suaves golpecitos a la puerta, murmuro un "está abierta", no pasa mucho tiempo hasta que la cabeza de Alexa se asoma. Sonrío ampliamente.

RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora