Capítulo 39

402 29 3
                                    

No sé por cuánto tiempo sigo corriendo, solo sé que necesito salir de aquí, alejarme de ese hombre. Con la respiración entre cortada, miro a ambos lados de un gran pasillo, no sé ni dónde estoy. Al escuchar la voz de Ares a lo lejos, mi primer instinto es seguir corriendo. Poco tiempo después consigo salir por una enorme puerta de cristal la cual da un increíble patio.

Llega un momento en el que mis piernas ya no me responden, el tobillo derecho se me dobla y gracias a eso caigo de bruces al suelo. No me puedo mover, no me puedo levantar, lo único que puedo hacer es llorar.

- ¡Isabella! –ya ni siquiera me molesto a huir.

Al cabo de unos segundos aparece Ares enfrente de mí, está cansado y parece asustado o sorprendido, no puedo descifrar su expresión. Con cuidado coge mi cara entre sus manos y me obliga a mirarle, pero yo no quiero, así que aparto mi cara y miro fijamente al césped.

- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué has salido corriendo de esa forma?

- Dime por favor que no es cierto. –sollozo.

- ¿El qué? –una vez más me obliga a mirarle.

- Dime que ese hombre no es tu padre. –Ares parece confundido.

- ¿Qué pasa Isabella?

- Ese hombre... ese hombre es el culpable de todo.

- ¿Culpable de qué?

- Culpable de que yo haya perdido mi memoria. Es él, le recuerdo. Él es quien me disparó, es su culpa. –levanto mi mirada del suelo.

- Isabella... –su mirada me hace daño.

- No me mires así.

Me quedo fijamente mirándole, descifrando lo que piensa y estoy muy segura de que piensa que estoy loca o que estoy mintiendo. Está claro de que no me cree y eso me duele, me destroza por dentro.

- No me crees ¿verdad?

- No es eso... –aparta su mirada de la mía– Seguro que te has confundido, mi padre se suele parecer a mucha gente, tiene una cara común, puede que...

- ¡Te estoy diciendo que es él! ¡Le recuerdo como no he recordado nada en mi vida! Así que no te atrevas a decirme que estoy confundida. –Se queda completamente callado.

Nos quedamos callados durante un buen rato mientras nos miramos. Sus ojos reflejan desconfianza, algo que me mata. No puedo frenar todas las lágrimas que derraman mis ojos, me siento completamente horrible. No me cree. Ares no cree en mí.

- Solo quiero hacerte una pregunta. –consigo decir– ¿Me crees? –no dice nada– Muy bien.

A penas consigo ponerme de pies escucho unos pasos detrás de mí. El pie vuelve a fallarme si no fuera porque alguien agarra mi brazo, volvería a caer otra vez. Sigo la dirección del brazo encontrándome con los ojos azules de mi mejor y único amigo. Al mirarle lo único que puedo hacer es llorar aún más y más.

- Luis... Sácame de aquí. –digo entre sollozos– Por favor.

Luis solo asiente mientras me ayuda a ponerme completamente recta, pasa su brazo por detrás de mi espalda y comienza a andar en dirección opuesta a Ares. Simplemente no me puedo creer que Ares no confíe en mí. No puedo evitar echar una mirada atrás para verle una vez más. Sigue tirado en el suelo, mirando fijamente al suelo, no se ha movido, ni siquiera puede pestañear, antes de girar de nuevo la cabeza, él levanta la mirada, pero sigue sin hacer nada.

De verdad que no entiendo por qué no hace nada, ni dice nada, es increíble que él, entra todas las personas del mundo, desconfíe de mí. Tampoco entiendo como algo como esto me puede doler tanto.

RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora