Capítulo 18

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Mi recuperación ha sido un poco lenta, para ser exacta, ha durado como unas tres semanas más o menos.

Los cinco primeros días no podía moverme de la cama por lo que he cambiado de habitación, yo me quedé en la de Ares y Ares se fue con su hermana. ¿Lo peor de los primeros días? Mis hermanos. Han estado encima de mí las veinticuatro horas del día. Preguntándome cómo me encontraba o echándome la bronca por no tener más cuidado.

Los demás días ya podía andar, poco, pero algo podía hacer y aunque no haya salido de casa, el tiempo no se me ha hecho eterno ya que Luis y los chicos han venido muchos días a verme. Tras las visitas siempre tenía que ir en busca de Ares, me limpiaba la herida y volvía a mi habitación. No hacía nada más.

Pero ahora estoy bastante mejor, la herida ha cicatrizado y ya no me duele, bueno, me duele un poco cuando me doy con algo, pero es un dolor aguantable. Todavía me sigo preguntando cómo demonios Ares pudo hacer todo lo que hizo. ¿Acaso lleva una doble vida y en su otra vida es doctor? Sé que es una respuesta muy ridícula, pero en esta vida todo es probable. 

- Bella, tenemos que hablar. –no me hace falta mirar para saber que es mi hermano.

- Esto dejará marca. –digo mientras acaricio mi cicatriz.

- Mejor eso que no haberte desangrado. –me bajo la sudadera y le miro.

- Supongo. ¿Qué quieres?

- A partir de ahora va a ver una serie de normas. –frunzo el ceño.

- ¿Cómo cuáles? –Benji se cruza de brazos.

- Cada vez que salgas será acompañada. Si yo o Fede no podemos será con Ares o Alexa, nada de tu pandilla.

- ¿Pero si quedo con ellos?

- Irás con Ares.

- ¿Por qué tiene que ser él? –bufo.

- Porque lo decimos yo, tu hermano y tus padres. –mi boca se abre ligeramente.

- ¿Algo más? –Benji niega con la cabeza y cuando señalo la puerta me hace caso.

Me tiro a la cama y me froto la cara. ¿Por qué demonios siempre tengo que estar con ese chico? Esto es una broma, tiene que serlo. Cuando he asumido un poco lo que me acaban de decir, me levanto de la cama y salgo dirigiéndome hacia la cocina donde se encuentran todos.

- He quedado con los chicos. –digo.

- Y a nosotros qué. –comenta Fede con la boca llena.

- A ti no te lo he dicho, guarro. –miro a Ares– Tienes que venir conmigo, normas del hermano sobreprotector. –ruedo los ojos.

- Sí, lo sé. Déjame terminar de desayunar y nos vamos.

- Date prisa. –me doy la vuelta para subir a mi habitación y coger el móvil, una chaqueta y dinero.

Cuando bajo me encuentro a Ares poniéndose su chaqueta de cuero y sus gafas negras. Ese estilo en él me gusta, le hace parecer mucho más sexy de lo que ya es.

- ¿Estás lista? –pregunta y casi se me cae la baba cuando se pasa la mano por el pelo. Asiento con la cabeza, abre la puerta y ambos salimos.

Me dirijo a mi moto, meto las llaves en el contacto y me monto, pero no arranco ya que el idiota de mi "guardaespaldas" no se ha subido. Ares se mantiene enfrente de la moto, se inclina hacia adelante y apoya las manos en los frenos de la moto. Ha cogido costumbre en acercarse a mí más de lo debido.

- Conduzco yo. –afirma.

- Ni lo sueñes. –me rio.

- Si quieres llegar pronto, yo conduzco. Estoy seguro de que eres más lenta que un caracol. –elevo una ceja y me acerco a él aun más.

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