Capítulo 20

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- ¡No me puedo creer que tengas la desfachatez de venir aquí después de lo que has hecho! –cuando escucho el grito de Alexa me asomo para ver qué es lo que pasa.

- Venga Alexandra, sabes que no puedes vivir sin mí. –le dice una voz ronca.

- Claro que puedo y lo haré, ahora lárgate de aquí. –no puedo ver al chico. Alexa lo tapa.

- Que sepas que volveré, así que ten cuidado. –después de la amenaza, Alexa le cierra la puerta en las narices y sale corriendo a su habitación.

Dudo unos momentos hasta que empiezo a andar hacia su cuarto. Me encuentro la puerta cerrada. ¿Debería dejarla sola? Ahora mismo no me apetece tener una charla... pero está mal no ayudarla.

- ¿Alex? –pregunto después de dar unos golpes a su puerta. No obtengo respuesta así que decido abrirla.

Alexa se encuentra tumbada boca abajo en la cama y por los movimientos de sus hombros deduzco que está llorando.

Me acerco a ella y cuando estoy al lado de su cama, me siento a su lado y apoyo una mano en su hombro. Se limita a seguir llorando.

- ¿Estás bien? –la pregunto y ella niega con la cabeza– ¿Quieres hablar de ello? Puede que te venga bien.

Se incorpora hasta quedarse sentada, apoya su espalda contra el cabecero y se encoje, parece indefensa. Se limpia un poco el resto de lágrimas que empapa sus mejillas.

- ¿Quién era? –la doy un pequeño empujón para que empiece a hablar.

- Mi ex. –susurra.

- ¿Qué hace aquí? –la verdad es que me sorprende que esté en Estados Unidos si Alexa siempre ha vivido en Italia.

- Dice que... –se sorbe la nariz– Que ha venido porque me echa de menos y me necesita.

- ¿Cuál fue el motivo de vuestra ruptura? –Alexa me mira. En su mirada se nota el miedo y eso no me gusta nada. Cierro los ojos y respiro hondo– Dime por favor que no te tocó ni un pelo.

- Yo era muy tonta, le amaba con toda mi alma y le creía. Después de pegarme, me pedía perdón y me prometía que era la última vez y yo le creía. –intento respirar hondo para calmar mi enfado.

- Quiero que me des todos los datos de ese cabrón. –ella niega con la cabeza.

- No hagas nada, si haces algo se enfadará y todo será peor. –dice aterrada.

- Tiene que pagar por todo lo que te ha hecho. Por favor Alexa, no puedo dejarlo estar. –hago una pausa– ¿Qué piensa tu hermano de esto?

- Ares no sabe nada. –estira una mano y me aprieta el brazo– No le digas nada de esto.

- Alexa, tienes que entender que no puedes vivir así, es tu hermano y necesita saberlo. Se preocupa por ti, estoy segura de que te quiere más que a nada en el mundo. Merece saberlo. Respóndeme a algo ¿Si fuese al revés tu querrías saberlo? –Alexa parece pensarlo un momento.

- Sí, querría saberlo para hacer justicia.

- Pues ya está. ¿Entiendes lo que te digo? –ella asiente despacio– Bien, quiero que me des todos los datos.

- Se llama Paolo Truniel, tiene una hermana pequeña, más o menos tiene unos doce años. Su número de teléfono es 682648555. Su padre murió por sobredosis. –se queda pensando– Ha estado y no sé si seguirá haciéndolo, pero trafica con droga. ¿Con eso te sirve?

- Por el momento me es suficiente. Pronto conseguiré toda la información de su vida.

- ¿Cómo? –sonrío sin enseñar los dientes.

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