Capítulo 27

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Hoy me he levantado pronto porque quería hacerles el desayuno a mis hermanos para darles la bienvenida. He hecho tortitas, zumo de naranja y he cortado fruta. La verdad es que hoy me he salido.

Cuando dejo el último plato en la mesa diviso a alguien en la puerta mirando. Miro hacia la persona, es Alexa.

- ¿Y esto a qué se debe? –pregunta subiendo y bajando las cejas.

- No es nada de lo que estás pensando. –la aviso– Es por la llegada de mis hermanos. Puedes sentarte.

Alexa se acerca y se sienta en una de las sillas. Al poco tiempo los dos gemelos aparecen por la cocina y como no, en calzones. Cuando Alexa se da cuenta de que no llevan pantalones se sonroja y rápidamente mira hacia otro lado, cosa que me hace bastante gracia.

- Buenos días. –dice Benji.

- Que bien huele. ¿Has preparado el desayuno tú Alexa? –miro a Fede.

- ¿Quieres quedarte sin comer? –amenazo a mi hermano.

- Si no como no me intoxico. –me saca la lengua mientras yo le enseño mi preciado dedo corazón.

Los dos se sientan y empiezan a coger tortitas y fruta. Me quedo un rato pensando dónde está Ares hasta que escucho la puerta de entrada y al poco tiempo aparece él. Mira la mesa y luego me mira antes de asegurarse de que nadie más le mira me guiña un ojo y se sienta al lado de su hermana.

- Bueno y ¿cómo ha ido en la empresa? –pregunto.

- Muy bien, la verdad es que no hemos tenido mucho trabajo.

Es lo único que dicen antes de cambiar de tema de conversación y eso me mosquea. Siempre que no quieres hablar de algo cambian muy rápido de tema, pero lo que más me mosquea es la cara de Fede cuando he preguntado. No me gusta nada, pero tampoco puedo hacer mucho.

Terminamos de comer y dejo a mis hermanos encargados de limpiar todo para yo subirme a mi habitación a cambiarme.

Me pongo la ropa deportiva, cojo el móvil, las llaves y vuelvo a bajar. Cuando estoy ya en la puerta escucho mi nombre por lo que me giro encontrándome a Ares.

- ¿A dónde vas? –me pregunta con los brazos cruzados.


- A entrenar.

- No llegues muy tarde a comer que hoy preparo yo la comida.

- No sé si quiero morir. –le saco la lengua antes de salir de casa.

Esta vez cojo mi coche, me monto y arranco. Voy conduciendo mientras canto. Ya estoy llegando al gimnasio de mi tío, estoy casi en la puerta cuando veo que un coche viene directo hacia mí.

Me asusto y no sé que hacer, mi instinto en frenar de golpe pero no consigo nada, el coche impacta contra el mío. Me doy con el volante en la cabeza que me deja estática, sin poder moverme. Poco a poco noto como algo se escurre desde mi frente hasta la barbilla.

Intento salir del coche y solo consigo abrir la puerta. Con mucho esfuerzo consigo tirarme al suelo y gracias al impacto con el suelo empiezo a ver todo negro.

Lo último que escucho antes de quedarme dormida es a mi tío gritando.

Me encuentro en una habitación muy familiar, mis hermanos están también pero parece que tienen solo unos cinco años por lo que yo tengo cuatro.

Se escuchan voces desde fuera de la habitación, las voces se parecen a la de mi padre y de mi tío, parece que están discutiendo.

- ¡No puedes hacer eso! esa es la voz de mi tío.

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