21. "Adiós, señor ego"

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—No pensé que le temía a la sangre. Era solo una broma.

Escuché voces a lo lejos, de pronto comencé a reconocer aquellas voces. Y una punzada se instalo a un lado de mi cabeza, de pronto, me recordó al día en que me emborrache—por primera vez— y desperte en la cama de Ashton. Aún recuerdo lo cruda que fue esa resaca luego.

Comencé a parpadear volviendo en sí y abrí los ojos lentamente. Lo primero que vi fue la cara de preocupación de mi madre y John. Al fijarse que la observaba soltó un pequeño chillido para luego abrazarme.

—¡Dios! Me asustaste, hija. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Te sientes bien? ¿Es cierto lo que dijo Ashton?

Mi mirada recorrió a los presentes que me observaban algunos con preocupación y otros, bueno otros no, solo Ashton me miraba con una cara de arrepentimiento.

Al fijarme me doy cuenta de que estoy tirada a un lado de la piscina y empiezo a sentarme lentamente mientras todos los presentes observan con cautela cada uno de mis movimientos y al pasar los segundos comienza a incomodarme el hecho de que me sigan observando.

—Ya dejen de mirarme así, estoy bien.

Al parecer ninguno parece reaccionar ante lo que digo y eso empieza a fastidiarme hasta que Scott empieza hablar.

—Bueno, ya habló la señorita. Vamos a cambiarnos para volver a casa, no falta mucho para que anochezca y ya comienza hacer frío.—todos dejan de mirarme por fin y hacen caso a lo que dijo mi hermanastro pero este finge una tos captando nuevamente la atención de todos—. Creo que, Ashton tiene algo que decirle a Jenn.—y finalmente se va siendo seguido por el resto, excepto Ashton que se queda parado en el mismo lugar.

Hago el ademán de pararme pero antes Ashton me ofrece su mano de ayuda. La acepto y consigo pararme, al parecer no dirá nada así que empiezo caminar en dirección a los vestidores.

Pero antes de llegar a mi destino se aclará la garganta a mi lado captando mi atención y deteniendome.

—Bueno, yo quería decir que lo siento. No pensé que le temías a la sangre y eso.

Asiento. —No te preocupes, yo tampoco lo sabía.

—¿Qué?—me mira confundido.

—Qué nunca antes había sucedido, así que tampoco tenía idea. He crecido conviviendo con la sangre. Mis padres fueron estudiantes de Medicina y mi madre es doctora.

—No estoy entendiendo ni una mierda.

—Digo, que nunca había pasado.—comentó con simpleza.

—Entonces, ¿por qué?—se cuestiona con el ceño fruncido y al cabo de unos segundos abre los ojos exageradamente —¿No estarás embarazada verdad?

De todas las cosas que pensé que iba a decir terminó diciendo la cosa más estúpida. Pero aún así eso no evito que la sangre se me subiera hasta las mejillas.

—¡Por dios, Ashton! Soy más virgen que el aceite de oliva ¿por quien me tomás?—digo ofendida, luego repasó lo que dije y la vergüenza me embarga—Olvida lo que dije—suelto con las mejillas sonrojadas caminando deprisa a los vestidores.

Pero eso no evita que escuché la estruendosa carcajada que suelta a costa mía.

Agh, estúpido.

Ya dentro de los vestidores, me acercó al espejo que esta junto al lavado y descubro mi rostro enrojecido de la verguenza. ¡Jesús! ¿en que estaba pensando? Solo a mí se me ocurré soltar algo así.

Luego de vestirme y que el sonrojo de mis mejillas haya bajado un poco salgo. Y me encuentro a Ashton recostado en la pared.

—Oye de verdad lo siento.

Prometo No EnamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora