13. Un Sueño Extraño

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Estaba de píe, en medio de un enorme prado. Bajo los árboles reinaba la oscuridad, el viento hacia deslizar mís cabellos hacia atrás, mientras el frío se iba apoderando de mí cuerpo. Me encontraba en medio del mismo bosque de la noche en la que me encontré con Oliver.

El vestido blanco me quedaba algo largo, mis pies descalzos se frotaban sobre las ramas de los árboles, que estaban mezcladas con las pequeñas piedras que tapizaban a la tierra y el agua estancada. De repente, mí pie resbaló hacia adelante. Me agarré a una rama que estaba cerca de mí, ésta no tardó en partirse y me hizo caer.

Me mordí el labio inferior para evitar gritar, podía sentir como mi codo se había raspado y luego una fina línea de sangre bajar por la comísura de mi labio, hasta llegar al mentón. Mis ojos se quedaron fijos en el cielo nocturno que se abría paso a través de las copas de los árboles.

Un escalofrío recorrió mí interior. Cerré ambas manos sobre mí pecho, apretando la tela del vestido. Mis ojos se adaptaron a las tinieblas y entonces lo ví; estaba en cunclillas sobre la superficie húmeda de una piedra, sus largos cabellos negros le caían sobre la frente. Era Oliver.

Noté una pizca de preocupación en su mirada. Se incorporó y después saltó sobre la tierra, se acercó poco a poco hacia mí. Sus ojos sé iluminaron cuando me agarró, una de sus enormes manos pasó bajo mí espalda y la otra por mis piernas. Me levantó un poco y contempló mi rostro.

— Suzanne — dijo, con la mano que tenía en mis piernas, me pasó un mechón de pelo por atrás de la oreja — tengo que sacarte de aquí.

— ¿Dónde estoy?

Con un movimiento ágil, subí una mano por su pectoral derecho, que estaba cubierto por una fina playera blanca, luego subí la mano hasta su cuello y me aferré a él para no caer.
Sentí como las venas de su cuello se ponían tensas, noté como me miraba, mís mejillas se llenaron de rubor. Era la primera vez que me ruborizaba con él.

— Hey — dijo, apoyando una rodilla sobre la tierra para ponernos de píe — no hables, tengo que sacarte de éste lugar. 

— ¿En dónde estamos?

— Veo que no me queda más opción que decirtelo..Eres bastante molesta cuando te lo propones, ¿lo sabes?

Me sentí extrañada; nunca me había hablado así, pero estábamos en un sueño, y en los sueños todo era posible.

— No soy enfadosa...¿Qué hago aquí?, ¿en dónde estoy?

— No puedo decírtelo — dijo, mientras nos movíamos entre los árboles. — quiero que disfrutes tu ignorancia.

Lo miré con el ceño fruncido en una fina línea, sus ojos me escrudiñaron. Dejé que mis manos cayeran hacia el vacío como un par de plumas al caer. Justo en ese momento, escuché como algo se movía junto a nosotros y Oliver se detuvo.

— Bájate — me dijo, mientras me ayudaba a ponerme de píe.

Primero lo miré a él, luego, cuando me giré hacia la derecha lo ví a él.

Caleb estaba de píe a unos metros de nosotros. Se había agarrado a un enorme tronco torcido hacia mi derecha, con unas vestimentas causa tan oscuras como la noche. No sabía que hacia allí, pero el modo en el que nos miraba, me daba un miedo enorme.

— Veo que has traído un aperitivo — la voz de Caleb sonaba diferente, ahora sonaba como si estuviera... Hambriento.

— Caleb, ¿qué haces aquí? — preguntó Oliver.

Me pasó una mano sobre el estómago y me llevó hacia atrás de él. Mis ojos se cerraron cuando Caleb dió un salto y cayó de píe sobre la tierra.

— Solo vengo — dió una media vuelta para señalar el paisaje — para degustar mis papilas gustativas.

— Papilas gustativas — susurré, me giré un poco hacia Oliver — ¿de qué está hablando?

— Suzanne, vete.

No le hice caso, miré a Caleb. Éste estaba de píe muy cerca de nosotros, con sus cálidos ojos verdes mirando a Oliver, de una manera fortuita.

— No me voy a ir — le dije, agarré su brazo y lo giré hacia mí — No te quiero dejar sólo.

— Suzanne... Tienes que...

No dijo la frase completa, en ese momento, Caleb se elevó por el aire. Dí un paso atrás mientras él se lanzaba sobre mí, y con una patada en la mandíbula, Oliver lo mandó hacia el mismo tronco torcido. El tronco se destrozó en mil pedazos con todo el peso de la espalda de Caleb. Se levantó una alta nube de polvo semi transparente.

Aún a espaldas de Oliver, pude ver cómo Caleb se ponía de píe, y luego corría a una gran velocidad hacia nosotros. Oliver me empujó, y Caleb se lanzó sobre él y yo caí contra una enorme roca filosa. Me puse de píe y cuando iba a echar a correr, Oliver lanzó un grito ahogado justo cuando Caleb me agarraba del cuello y me lanzaba hasta más en el fondo de los árboles.

Caí de espaldas sobre el borde de una montaña que llevaba hasta el lago Becky de la zona residencial. Solté un grito ahogado, justo cuando Caleb se lanzaba sobre mí, y en ese momento; me agarró de la espalda y nos lanzamos juntos hacia el vacío.

A lo lejos, pude ver cómo Oliver también se lanzaba al vacío.

Almas De Mortales ( Completa ) ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora