21. Lilith

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Desperté con un fuerte calambre en los huesos. Mís ojos se entrecerraron mientras miraba las nubes grises cubrir la luna, pude sentir el fuego arder muy cerca de mí, mientras un frío me recorría los huesos, no había sentido una sensación así en los días anteriores. Me encontraba todavía sobre la tierra, con los labios entreabiertos y mís ojos dilatados.

¡Suzanne!, ¡Suzanne!

Es la voz de Oliver. Me puse de píe a como pude, miré hacia mí alrededor y lo traté de buscar. Entré en medio de los árboles, pero no ví nada fuera de lo normal. Solo la luz plateada que se filtraba entre los árboles. Mís ojos se abrieron con sorpresa cuando ví un bulto obscuro se asomaba entre la noche, me acerqué a él.

- Oliver - dije en voz baja, pude sentir las lágrimas resbalar por mis mejillas - tenemos que buscar a Sergio.

- Sí, lo sé - me agarró la cara entre las manos y susurró - Creo que sé en dónde están.

Me crucé de brazos.

- Dime - le pedí -, quiero ir por él. Sino me llevas tú, yo voy a ir por todas partes para buscarlo.

- Quiero que te vayas a casa - Oliver me pasó una mano por el pelo.

- Yo voy a ir a rescatar a mí amigo, así sea que no viva para contarlo.

- No lo voy a permitir - dijo, reteniendo mí cuerpo contra el suyo. Los latidos de mi corazón se volvieron cada vez más fuertes y acelerados.

- Sólo déjame ir - le pedí, pasando las manos por su cabello negro. Mís ojos sé iluminaron.

- Está bién, nena - ambos nos sonreimos y luego se alejó de mí. - espera, no. Te voy a llevar a tu casa.

- ¿Por qué?

Oliver sacudió la cabeza, provocando que los cabellos negros la cayeran sobre la pálida frente.

- No quiero que nada te pase, Lilith no es cómo ese demonio que mataste. Lilith es una mujer muy peligrosa, puede invocar tanto demonios como ella quiera.

- No estoy dispuesta a morir, solo quiero salvar a mí amigo.

- Bién, creo que están en la vieja casa del lago. Tenemos que darnos prisa.

Oliver dió un paso por mí izquierda.

- Espera - dije, y Oliver se volvió hacia mí - ¿cómo vamos a llegar?

Sonrió, divertido.

- Creo que ya conoces la respuesta.

Su entrecejo se frunció, con un gesto de dolor y soltó un grito cuándo un par de alas oscuras salieron de su espalda. Me quedé totalmente asombrada, con los ojos abiertos como platos, mientras los ojos negros de Oliver me miraban.

- Oliver... - dije asombrada - no puedo creerlo.

- Creo que esas últimas tres palabras las he escuchado mucho ésta noche. Tenemos que ir a por Lilith.

- Llevo apenas unas horas sabiendo la verdad, y aún sigo sin entender muchas cosas.

Oliver puso una mano sobre mi mejilla, me acurruqué entre sus dedos y bajé la mirada.

- Vamos por Sergio antes de que otra cosa de esas nos atrape.

- Pase lo qué pase - apoyó su frente sobre la mía -. No quiero que olvides que te amo.

Las alas negras se movían detrás de él, sus ojos negros descansaban sobre los míos y su mandíbula permanecía un poco abierta. Su piel parecía aún más pálida por el reflejo de la luz de la luna, y cuando me incliné un poco hacia él.

Lo besé.

Pasé una mano por su nuca, y me paré de puntillas para estár lo más alta como él. Oliver pasó sus manos por mis caderas y me acercó a él. Luego se separó un poco de mí.

- Tenemos que ir por tus amigos.

- ¿Por qué hablas en plural?

- Carlos También está con Lilith y Sergio, Suzanne.

Almas De Mortales ( Completa ) ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora