💍Capitulo 9 "Anillos"💍

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En aquel viejo edificio, se podían ver dos almas felices de estar juntas de nuevo, aquellas que imploraban estar lado a lado y sentir que estaban bien.

—Victor, yo de verdad te extrañé tanto—decía con lágrimas el nipón mientras abrazaba y escondía su rostro en el pecho de su alfa.

—Lo sé, amor mío—dio un suspiro de alivio y nuevamente habló—yo también te extrañé tanto que ya no soportaba sentir este vacío.

Los dos se daban muchos cortos besos mientras sus amigos miraban con una gran sonrisa aquella escena tan hermosa.

Por otro lado, Chihoko estaba muy triste. Era demasiado doloroso ver de quien se enamoró entregándose a otro con amor; sin embargo, Misha no lo pasaría por alto y tomó la mano de Chihoko.

—Sabes, Chihoko, puedes encontrar a alguien que te haga sentir el verdadero amor, uno Yam hermoso como el que estamos contemplando ahora.

—Misha, gracias...tal vez...yo tal vez quiera encontrarlo. Quiero sentir algo igual, sentirme amado...

El pequeño omega abrazo a Chihoko, quien respondió el abrazo y cerró los ojos.

Es hora de dejarte ir, mi amado Yuuri. Sabía perfectamente que eras de otro, pero no pude contener sentimientos por ti—pensó el alfa con gran nostalgia.

Otro alfa también miraba la escena, sentía un gran alivio por verlos de esa forma. Odiaba ver a sus amigos sufriendo y más pensando que su "suegra" estuviera en gran peligro por su celo próximo.

Tras pasar algunos minutos, todos pasaron a la sala común y se pusieron cómodos. Victor explicó con detalle todo el plan para poder linchar a Yaroslav. Ese maldito pagaría de una forma inigualable por el gran daño que les había ocasionado.

—Bien, es un gusto conocer a los amigos de Yuuri y debo agradecerles por cuidarlo. Muchísimas gracias de verdad.

—No es nada—contestaron al mismo tiempo Misha y Chihoko.

—Creo que es necesario ir a descansar para poder llevar eficazmente el plan, Vitya—decía el japonés, quien estaba sentado en la piernas de su alfa.

—Bien, vamos a descansar. Otabek, muéstrales a los amigos de Yuuri sus respectivas habitaciones, por favor.

—Por supuesto—dijo un poco serio y se levantó—síganme.

—Antes...—mencionó Chihoko mirando al ruso—necesito hablar con usted, Víctor.

Un poco extrañado aceptó y fueron a una habitación aledaña para que pudieran hablar a solas. Yuuri quería ir, pero Chihoko le pidió que se quedara porque eso solo le incumbía a ellos dos, lo que provocó un puchero por parte del japonés.

Con la incertidumbre, Yuuri quería acercarse lo más posible a la habitación; no obstante, unos brazos lo alcanzaron a envolver.

—¿A dónde vas, cerdito?

—¡Yura!—respondió sorprendido—mi pequeño, te extrañé mucho también—entre abrazos y besos en la frente siguió respondiendo.

—Ya, ya, ya—apartó un poco a Yuuri—me da gusto verte bien...también te extrañé.

—Ya estoy aquí, listo para retomar una buena vida.

—Eso pasará cuando se hayan arreglado todos los problemas mientras tanto, es necesario que vayas a descansar...así como el pequeño omega que trajiste.

¡Preso por error!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora