S I E T E

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Capítulo siete: Juegos, partidos y novios.

Fruncí las cejas, mirandole directamente a los ojos; tratando de averiguar la razón de por qué estaba actuando de esta manera.

Definitivamente yo no le gustaba, porque sabía a la perfección que a él realmente, no le gustaba nadie de esta escuela, excepto sus cuerpos. Pero eso no contaba como que te gustase la persona, sólo era una fracción de ellas. Suspiré y miré la mesa con un poco de frustración.

¿Por qué el señor me castiga y Hoseok tiene que pedirme que nos vayamos cuando estoy hablando con la persona más increíble del mundo?

Suspiré de nuevo, y luego volví la mirada a Jungkook.

— Tengo que irme —le di una sonrisa de disculpa— Te diré si puedo ir.

Él asintió y me dio una sonrisa fuerte, una sonrisa que no era falsa. Es por eso que él me gustaba. Y estaba seriamente preocupado respecto a Hoseok, había algo malo con él, es decir, ¡había pasado un día y no le había contado a Jungkook nada sobre mi "enamoramiento"! Me daba miedo que estuviera tramando algo. Aunque sólo eran suposiciones mías.

— Muy bien, te veré más tarde, Taehyung. —su voz era suave y tranquila, no áspera ni seca.

Le devolví la sonrisa, me despedí, y luego me dí la vuelta para enfrentarme a Hoseok una vez más. No entendía por qué hoy estaba tan agresivo. Tal vez tenía un mal día y por eso estaba de mal humor; todo el mundo tiene esos días, pero con Hoseok... no lo había visto en un pelea desde comienzos de este año. Antes peleaba con los "chicos malos" de la escuela que bebía y se drogaban. Hoseok era un chico malo pero de forma diferente, estaba seguro de que él no bebía ni se drogaba, pero era un chico malo por la forma en la trataba a los demás.

Cuando nos alejamos de la mesa de sus amigos, una parte de mí se sintió aliviado de no estar en una mesa rodeado de gente que no conocía, y talvez que incluso me odiaban a mis espaldas. La otra parte quería quedarse y hablar con Jungkook, pero no podía porque este tipo decidió cambiar de estado de ánimo.

— Bien. —deje de caminar una vez que estuvimos fuera de la cafetería y me paré en medio del pasillo— ¿Qué es lo que te pasa? —le pregunté con dureza, enojado con él por haberme mandado salir cuando todo había sido idea suya.

Por la expresión en su rostro, supe que no me lo diría.

Y era imposible convencerle de que me dijiera algo que no quería decir.

— Nada. —respondió después de unos momentos, su respuesta fue muy severa pero con un toque de duda— Estaba aburrido. No sé, no quería estar allí —por la mirada que me esta dando, sin duda me estaba diciendo la verdad—Además, como yo quería salir, supuse que no querías que te dejara allí solo.

Su tono y su mirada me hicieron creer en él.

A pesar de que todavía no confiaba en él, había comenzado a aceptarlo. Con aceptar quería decir hablar con él como personas civilizadas, o como amigos normales. No me gustaba cuando estaba en su estado de ánimo coqueto, aunque así estuviera la mayor parte del tiempo. Pero bueno, ¿Qué se podía esperar de alguien como él?


 Pero bueno, ¿Qué se podía esperar de alguien como él?

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El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora