C A T O R C E

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Capítulo catorse: Clase de gimnasia, buenas vistas y un caso especial.

Temía ir a clase todos los días.

¿Por qué elegir esta clase como una de mis asignaturas optativas? Oh sí, fue Porque mis padres dijeron que no hacía el suficiente ejercicio, que es... lo que no es verdad.

Tomo clases de baile; ¿no es suficiente?

Los deportes como el fútbol, el baloncesto, el voleibol; sólo me daban ganas de encerrarme en una habitación con un tigre. O quizás de ser arrollado por una manada de elefantes.

Gracias a Dios hoy si había desayunado, o de lo contrario seguramente terminaría en la enfermería de nuevo.

Lo diré suavemente: No soy bueno en los deportes.

— ¡Muy bien, clase! — gritó, la Sra. Yon.

Todos empezamos a correr hacia ella para reagruparnos para el calentamiento.

— Hoy haremos los cinco kilómetros. El otro día hicimos dos kilómetros y medio, debemos doblar esa marca.

Dí un suspiro largo y cansado.

— ¿Hoy no estás de humor, Taehyung? —me preguntó Momo, una chica que también estaba en mi clase de inglés— Entiendo —ae rió ligeramente— Yo tampoco soy buena en esto. Probablemente incluso soy peor que tú.

Negué con la cabeza. — No, Estoy bastante seguro de que soy peor yo.

Ella me dio una mirada desafiante.

— ¿En serio? —dijo con sarcasmo, sonriendo como si hubiera recordado algo— Dime ¿Quién fue la persona que en vez de recoger el balón, se tropezó con el y cayó al suelo?

Me dio un tiempo darme cuenta de lo que estaba hablando Momo, recuerdo ese día. Eso fue aproximadamente hace dos semanas, cuando teníamos un "viernes de diversión", en el que, por votación, podíamos jugar a lo que quisiéramos y nos juntaban a ambos cursos. Tenía que admitirlo, los viernes de diversión eran realmente divertidos.

— Lo siento. —me disculpé, sin dejar de reír ante lo que había dicho; y me di cuenta de que me había ganado un par de miradas— No me acordaba de que fuera tan divertido.

Momo se rió conmigo. — No tienes que disculparte Taehyung, fue muy gracioso —respondió— Y ahora que lo pienso, tú eres un chico que dice mucho lo siento.

Su comentario me tomó por sorpresa, lo que me hizo pensarlo un poco.

— Lo sien... —me callé una vez que me sí cuenta de lo que iba a decir... otra vez— ¿Sabes qué, Momo? Tienes razón. — me reí.

— ¡Kim! ¡Hirai! —gritó la Sra. Yon con fuerza, haciéndome flaquear ante su voz.

La Sra. Yon, de entre todos los profesores que me habían enseñado atravez de estos cuatros años en la  escuela secundaria, era la más temible de todos, sin lugar a dudas.

— ¡Empiezen a correr! ¡O correrán un kilometró más que los demás!

Tan pronto como dijo eso, Momo y yo compartimos una mirada rápida y comenzamos a correr alrededor de la pista. Una de las razones por la que también odia correr era porque todo el mundo me veía. Simplemente no quería que todo el mundo me viera lo mal que era en esta asignatura. Lo único que sabía hacer era el ridículo.

Una de las razones por las que Momo y yo nos llevábamos tan bien era porque éramos compañeros de carrera; los dos íbamos al mismo tiempo, pero llegábamos siempre los últimos.

El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora