S E I S

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Capítulo seis: Envidía, invitaciones y celos.

La única cosa que me hizo sentir incómodo fueron las miradas de la gente. La gente no debería asumir que sólo porque estuviera con Hoseok no quería decir que hubiera dormido con él ni nada. Y yo era lo suficientemente  estúpido como para seguir con él; pero, ¿Qué podía hacer? Era un chico que conseguía lo que quería, bueno, casi.

— ¿Por qué me siguen mirando? — pregunté finalmente.

Lo vi sonreír cuando hice esa pregunta, por lo que rodé los ojos.

— Te miran porque te tienen envidia. —respondió. Arqueé una ceja. ¿Envidia? Él vio mi expresión, sabiendo que yo quería una explicación— Se necesita de mucho para estar con alguien como yo.

— ¿En serio? —me reí, dándole una mirada de "no te creo"— Muy centrado en ti mismo, ¿no?

Se rió de mi respuesta. — Claro —dijo, como si no le molestara en absoluto lo que le llamé.

No me sorprendió, la verdad era que él no se sorprendía por muchas cosas; y estaba seguro de que todo lo que le decía no le afectaba en nada. Inclinó la cabeza hacia arriba señalando algo, seguí su mirada, estaba señalando una mesa de estudiantes hablando y riendo entre ellos. La mayoria de las chicas y chicos vestían reveladoramente; una de las tantas razones por la que nunca quise ser aceptado como uno de las personas "populares".

— Ahí está nuestra mesa.

Suspiré impaciente y deseé estar con Jimin o con mis otros amigos.

— ¿Por qué no nos sentamos solos? — sugerí, pensando que estar a solas con él era mucho mejor que enfrentar a esos chicos arrogantes— No quiero hablar con ninguno de ellos.

— Podríamos, pero como tú dijiste, no quieres que la gente piensen que somos algo —respondió, podía sentir el olor del triunfo irradiar de su sonrisa— Además —suspiró levemente— Quiero que conozcas a mis amigos. —la razón por la que quería que los conociera, no la sabía. Pero tenía que aceptarlo o de lo contrario no se callaría.

— Bien... —resoplé, con la esperanza de que este almuerzo terminara ya.

Cuando estabamos justo al lado de la mesa, y cuando los amigos de Hoseok me notaron, la mesa se quedó en completo silencio. Por desgracia, no fue lo más confortable del mundo. No dijieron nada, no hicieron ni un solo ruido; todo lo que hicieron fue fijar la mirada en mí como si acabara de matar a alguien. Entonces escuché a Hoseok aclarar su garganta.

— Bueno, él es, eh, Taehyung. —luego se sentó y palmeó el asiento a su lado para que me sentara.

Sonreí tímidamente, tratando de no parecer nervioso; pero apuesto a que estaba fallando.

— Hola. —dije acompañado de una leve inclinación de cabeza antes de sentarme junto a Hoseok.

Por primera vez, me sentí seguro a su lado. Él era la única persona en la que confiaba más que en los otros, obviamente porque no conocía a ninguno. Mientras le echaba un corto vistazo a la mesa, una persona me llamó la atención, bueno, en realidad dos. Una era una chica que parecía como si estuviera lanzándome miles de dagas a la cabeza, y el otro era Jungkook.

¿Saben como me sentí?

Como si me estuviera ahogando.

Después de unos incómodos segundos, todos reanudaron sus conversaciones. Hoseok estaba ya riendo con sus amigos junto con chicas excesivamente coquetas que a veces me daban ganas de echarme a reír en su cara de lo sumamente ridículas que eran.

— Hola. —Escuché una voz profunda y familiar, y de alguna manera sabía que me estaban hablando a mí.

Era Jungkook.

— Hola. —le dije mientras sonreía— Jungkook, ¿verdad?

No quería que pensara que sabía su nombre sólo porque era un acosador; apenas lo conocía. Pero creo que se había olvidado de cuando nos conocimos, cuando ambos éramos estudiantes de primer año.

Él asintió. Sólo con ese movimiento, sentí mariposas volar en mi estómago, y sentí como si no hubiera nadie a mi alrededor; sólo él y yo.

— Y tú eres Taehyung, ¿no? —tuve que ignorar el grito en mi garganta, quería saltar de felicidad. Asentí, un poco demasiado rápido para que fuera un movimiento de cabeza normal— No hemos hablado, pero si estás libre, podrías venir a mi fiesta el próximo sábado, puedes llevar a un amigo, si quieres.

Apreté los labios tratando de detener el grito.

Jungkook me estaba invitando a su fiesta.

Asentí, y sonreí suavemente. — Si, claro. Me encantaría.

— Taehyung —Hoseok nos interrumpió— Tenemos que irnos. —me dijo.

Me di cuenta de que estaba tenso, tenía las cejas fruncidas, y supe que estaba tratando de no arrugarlas. Este estallido repentido era inesperado y poco común. Pero aún así me di cuenta de una cosa.

Estaba celoso.






El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora