D I E C I S I E T E

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Capítulo diecisiete: Castigos, equipo de fútbol y posesividad.

Cada vez que un período terminaba, mi corazón latía cada vez más y más rápido, y encima los minutos pasaban rápidamente. Aunque es normal tener problemas en algún momento de la vida, simplemente me olvidé de que yo tenía razón cuando abofetee a Jisso (se lo merecía y punto).

Simplemente me sentía avergonzado
y nervioso.

No estaba arrepentido, eso jamás; sabía que estaba mal lo que había  hecho, pero en realidad, si no hubiera hecho nada para defenderme, ellas seguramente aún estarían hablando de mí, por lo menos ahora ya no hablaran de mí cuando yo esté delante.

La razón por la cual estaba tan nervioso era porque Hoseok estaría  allí; Podría burlarse de mí, o posiblemente coquetear conmigo. Ya ha pasado un mes desde que él se convirtió en mi niñero y él todavía no había cambiado nada.

Hoseok seguía siendo Hoseok.

Coqueto, arrogante, y el Playboy que siempre había sido.

— ¿Quieres que vaya contigo? —me preguntó Jimin— Es decir... a mí no me importaría.

Negué con la cabeza un multiplo de veces, pero al mismo tiempo me sentí halagado de que Jimin, al menos, se ofreciera a ayudarme.

— ¡No, no, no! —repetí mientras agitaba las manos en el aire— Gracias, pero tú no has hecho nada, no tienes por qué hacerlo.

Este castigo sin duda me recordaría por qué nunca hago estas cosas.

Por lo menos, no tendría que estar en detención; por lo general hay una gran cantidad de gente mala por allí.
Afortunadamente, cuando fui a detención con Hoseok, no hace mucho tiempo, parecía que no había nadie ese día.

Es decir, formar parte del equipo de limpieza del equipo de baloncesto, no es tan malo, ¿no?

Algo bueno debe tener. Supongo.

Jimin y yo fuimos por caminos opuestos, mientras que él se fue de la escuela yo se suponía que debía ir junto a el entrenador de baloncesto en diez minutos. Desde luego, no quería entrar en su lista negra, así que ir temprano probablemente me daría un plus. Además, tendría que cambiarme de ropa, no había forma en la que fuera a limpiar con pantalones vaqueros, por no decir que no quería sus sucios olores en mi ropa recién lavada.

El uniforme de gimnasia estaría bien.

Una vez me cambié en el vestuario, salí al pasillo hacia el gimnasio donde se suponia que debía juntarme con el entrenador.

El entrenador Siwon me estaba mirando mientras miraba algo en su libreta.

—  Uh... entrenador, soy el que limpia hoy — dije con timidez, juntando las manos detras de la espalda mientras le miraba.

Mis esperanzas aumentaron cuando pensé que quizá me mandaría a limpiar en un lugar privado. Sería mi salvador.

— Mi nombres es Taehyung, por cierto.

El Sr. Siwon asintió con comprensión.

— Muy bien, Taehyung, como ya sabes, debes limpiar mientras el equipo está entrenando, y acaban de comenzar — explicó con cuidado— El equipo está en el campo, cerca de las gradas.

En silencio, suspiré con decepción.

Sin embargo, aún me quedaba la esperanza. Sí, esa pequeña esperanza
de que quizá los chicos estarían demasiado ocupados como para fijarse en un chico con cabellos castaño caminar por el campo mientras limpiaba.

El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora