V E I N T I C U A T R O

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Capítulo veinticuatro: El tiempo pasa, él no me mira, y Jimin me anima.

Un mes después

— ¡Vamos, Taehyung! Es una gran idea y lo sabes, venga, anímate. Te vendrá bien. —dijo, Jimin por enésima vez.

— No. —contesté, también por enésima vez.

Negué con la cabeza. Me negaba en absoluto.

Ya había pasado un mes desde que Hoseok dijo que no quería volver a saber nada más de mí. Y un mes en el que no había parado de pensar en él. Un mes desde que lo dejamos.

Después de besarme con Jungkook, y de que Hoseok se acercara a nosotros de lo más furioso del mundo, me sentí mal.

Primero por besar a Jungkook, no sé por qué lo hice, no sé por qué me dejé llevar de nuevo por sus estúpidas mentiras, lo que sí sé es que lo que había hecho había traído sus consecuencias, tales como por ejemplo, que Hoseok no quisiera volver a dirigirme la palabra en lo que le resta de vida.

Lo comprendo.

Es decir, le había como medio "traicionado", y había desconfiado de él. Y aquí es cuando entra la segunda razón por la cual ahora me siento como una real y completa caca, líquida y sin ganas de nada.

El vídeo que me había enseñado Jungkook resulto ser tan o incluso más falso que él y sus estúpidas mentiras. Todo había sido un montaje desde el principio, de él y de su inseparable secuaz, esa animadora de la cual nunca me acuerdo de su nombre. Me había enterado de que había sido un montaje cuando, de alguna forma, (porque el destino quiso), una semana después de aquel lío, los escuché hablando acerca de un montaje, separación entre Hoseok y yo, y algo acerca de "¿ves como yo nunca pierdo un juego?"

Luego salí corriendo, no sin antes acercarme hasta ellos y darle el puñete que siempre tuve ganas de darle a Jungkook y que se lo merecia. No me gustaba la violencia, pero vaya, es que ese chico se lo había estado buscando desde hacia tiempo. Y además, puede que no fuera violento, pero sí era algo vengativo y reconcoroso.

El caso es, que después de aquello, intenté hablar con Hoseok, quería arreglarlo todo, pero él me esquivaba, o hacía como que yo no existía, o simplemente seguía caminando como si nada. No me miraba, no me hablaba, no hacía ningún gesto hacia mí, me estaba ignorando por completo, y eso me indignaba, me frustraba, me entristecía y a la vez me mataba.

Quería su atención.

No, miento.

Más bien la necesitaba.

Lo necesitaba.

Pero después de muchos intentos fallidos, dejé de intentarlo, comprendí que él lo último que quería era hablar conmigo, así que lo deje estar, y ahora llevaba más de una semana sin saber nada de él. Ya no le buscaba por los pasillos, ya no miraba dónde se encontraba en la cafetería.

Lo peor de todo es que, desde aquello, él no volvío a mi casa. Yo anhelaba que estuviera allí, esperándome, para al menos decirme que iba a dejar el trabajo y que ya era hora de que me buscase a otra niñera. Pero él nunca estaba allí. Y eso también me enfurecía. Puede que yo hubiera desconfiado de él, pero también podría tener la decencia de al menos intentar aclarar las cosas, o al menos, de mandarme a la mierda, o... no sé, cualquier cosa, pero que me hablase.

Lo echaba de menos. Tanto que nunca creí que llegaría a tal punto.

El tiempo pasaba rápido.

Hoseok no me hablaba.

Y Jimin hacía todo lo posible por animarme.

Como ahora.

Dentro de una semana se celebraba una feria solidaria en la escuela, todos los años, se abrían diferentes puestos alrededor de la escuela, a cambio se ganaba dinero para diferentes ONG's. Y Jimin trataba de convencerme de que participara en la feria. Bueno, no realmente que participara, es decir, a mí me encanta ayudar, y eso de ganar dinero para ayudar a la gente necesitada es algo que me encantaba.

El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora