V E I N T I S I E T E

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27. Finales felices, neutros o trágicos.

Despertarse por la mañana al lado de la persona que quieres, después de pasar una de las mejores noches de tu vida, es una sensación muy placentera. Hoseok estaba a mi lado, dormido, con cara de ángel. Su pecho estaba desnudo, la manta sólo le tapaba la parte de abajo y eso lo agradecí. Sí, puede que la noche anterior yo hubiera tenido el valor para dar el paso, y sí, puede que haya perdido mi virginidad con Hoseok, y si vale, puede que también le hubiera visto desnudo así como él a mí.

Pero, sería un poquito incómodo ver nada más despertarse, su... cosa.

Y lo admitiré.

Estaba dolorido.

Era una sensación persistente, pinchazo. Y todas esas veces que escuché a otras chicas y chicos decir que no era "absolutamente nada doloroso", pues ahora podía rebatirles y decirles que eran unos mentirosos, y que dolía como mil demonios. Pero supongo que esos chicos tenían las piernas tan abiertas que incluso podías meterles un camión por ahí y seguramente ni se moverían.

Y yo no he dicho eso.

Me dolía tanto que incluso estaba de mal humor.

Lo peor es que cuando Hoseok ayer en la noche me decía: "¿te duele? ¿quieres que siga, o quieres que pare? ¿estás seguro?" Yo le decía: "no, sí quiero que sigas, y sí lo estoy." Supongo que podría haberle dicho, un poquito más despacio, o no lo hagas, espérate un poquito no te muevas.

Creo que me estoy volviendo masoquista.

Hoseok se movió a mi lado, poniendo su brazo en mi cintura y bostezando.

— ¿Estás despierto? —preguntó con voz grave.

Moví la cabeza y le miré.

— Sí.

— Pues duérmete.

Levanté una ceja. Me incliné un poco hacia arriba y miré el reloj encima de la mesilla de noche.

— Son las doce. Creo que ya es hora de levantarse, ya casi va a ser la hora de comer. — Hoseok, me agarró más fuerte.

— Duerme Taehyung, es sábado...

Bufé. — No puedo dormir, estoy sudado, me siento raro y quiero ir a ducharme. —contesté.

Hoseok se rió.

— ¿De qué te ríes? —pregunté de mala gana.

— Tanto te duele? —cuestionó, esta vez abriendo su ojo derecho y mirándome con una sonrisa.

Tragué saliva. — ¿Cómo sabes si quiera que me duele?

Volvió a cerrar los ojos, quitando el brazo de mi cintura y subiéndose la manta hasta los hombros, acurrucándose. — Te he dicho muchas veces que mientes mal. —suspiró— Por no decir que mientras lo estábamos haciendo no hacias más que quejarte. "Ay, ay, oy, cachis"—lo último lo dijo como si estuviera imitando mi voz.

— ¡Yo no hablo así, ni dije eso, es decir, cállate! —exclamé, notando mis mejillas calientes.

Hoseok volvió a reírse, y enfurruñado, me levanté de la cama, cuando me puse de pie, fue la gota que colmó el vaso, el dolor era insoportable. Y ahora creo que sabía describirlo, era como el dolor de unas agujetas, sólo esperaba que se pasase pronto.

— A dónde vas? —preguntó Hoseok desde la cama.

— A ducharme, ya te dije que olía mal. —Y con eso, me encerré en el baño.

El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora