V E I N T I C I N C O

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Capítulo veinticinco: La Cabina de Besos, yo y algo más.

Dos semanas después

Y aquí estaba yo.

En un sábado. A las ocho y media de la tarde.

Parado en medio de la feria, detrás de una caja de cartón de color rosa y de un cartel que decía: Besos por cinco dólares. Bueno, yo me imaginaba que llegaría a ser un famoso Doctor. Pero veo que es lo máximo a lo que podré aspirar en mi vida.

Tampoco me quejo.

Jimin había abierto el puesto a las siete y media, estuvo repartiendo besos durante una hora, y bueno, puedo oficialmente decir que habíamos recaudado cincuenta dólares. Lo que significa que había besado a diez personas, de los cuales, siete eran chicos y tres chicas.

Esa es la parte por la cual no me quejo.

Puedo besar a muchos chicos y no me llamarán puta.

Bueno, técnicamente. Porque yo no estoy de humor para estas cosas, Jimin sí, pero yo no. Hoseok me ignora, yo ya no sé qué hacer para que me haga caso, y mis padres me llamaron la noche anterior para decirme que estarían aquí en tres días.

Tres jodidos exactos días.

¿Cómo iba a decirles que ya no teníamos niñero? Es decir, no es que Hoseok les hubiese Ilamado para decirles: Señor y Señora Kim, ya no soy el niñero de su hijo. No, simplemente dejó de aparecer por casa y ya. Ahora la cosa, ¿por qué yo no dije nada? Porque yo aún tenía esperanzas de que las cosas entre Hoseok y yo se arreglasen, aún tenía esperanzas de que tarde o temprano él aparecería, aclarariamos todo y despues tendriamos una reconciliación de película.

Sí, las típicas de
comedia-barata-romántica.

Pero viendo como estan las cosas, dudo de que esa reconciliación llegue. Lo que me lleva a tener que contarles la verdad una vez que ellos lleguen. Quiero que vengan, necesito verles, son mis padres y los extraño. Pero teniendo en cuenta lo sumamente sobreprotectores que pueden llegar a ser, no me imagino lo que harán cuando les diga que estuve saliendo con el niñero.

Bueno, que se lo hubieran pensado antes.

Quiero decir, seamos realistas por favor.

Padres le dicen a su hijo que tendrá un niñero. Resulta que es un Playboy y es el más guapo del instituto. El no hace más que provocarlo. Hormonas se rebelan.

Creo que es bastante obvio de quién es la culpa.

Sinceramente, yo habría estado muy bien solo. Sin necesidad de niñeros ni niñeras. Pero cuando pensaba en ello, me daba cuenta de que si eso llegase a suceder, nunca habría conocido a Hoseok tal y como es, y nunca me habría enamorado de él.

Espera. ¿He dicho enamorarme de él?

...

¿Estaba enamorado de él?

Era bastante obvio que me ponía nervioso cuando lo veía, y cuando me hablaba, me daban escalofrios, al igual que cuando me tocaba. Mi corazón siempre latía con fuerza cuando me miraba o cuando estaba junto a él, pero siempre me hacía sentir seguro, me hacía reir aunque su broma no fuera nada graciosa, me gustaba su compañía, y aunque antes no me diese cuenta, anhelaba porque el viniera a hablarme, o anhelaba que viniera a mi casa a cuidarme, y cuando nos besamos sentí cosas que no había sentido nunca con nadie. Y cada vez que nos besabamos, esa sensacion era cada vez mayor y mejor. Sus labios me sabían genial, su olor era genial y él era perfecto.

Y bueno vale, quizá estaba enamorado de él.

Mal hecho, porque enamorarse de un Playboy siempre está mal.

El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora