D I E S I O C H O

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18. Pelos de lejía, ira y un beso real.

Mi cuerpo se congeló ante lo que acababa de decir.

Sentí la necesidad de huir; me sentía raro, como si ahora mismo no quisiera verlo. Deseaba que no estuviera aquí.

¿Tu me perteneces?

¿Quién demonios se ha creído que es?

Estoy muy lejos de ser de su propiedad.

Claro, él ha estado tratando todo este tiempo de... entrar en mi cama, pero, ¿le he dejado? No. No nos habíamos besado, ni habíamos hecho ninguna de esas cosas, todo lo que habíamos hecho había sido... abrazarnos.

Aunque, tenía que admitirlo. Hoseok había estado actuando un poco diferente últimamente, y ni siquiera podía describir de qué manera había cambiado.

Simplemente sabía que se comportaba diferente.

— ¿Q-qué ? —tartamudeé, dando un paso hacia atrás mientras abría los ojos de par en par— ¡Hoseok, no soy tuyo! ¿Por qué demonios lo das por sentado? No soy de esos con los que has estado. —mi voz fue bajando en la última frase mientras lo miraba sin comprender.

Sólo habían pasado dos minutos desde que el Sr. Song anunció que había un descanso, y podía asegurar que Hoseok había estado entrenando duro; estaba sudoroso, y su respiración ahora era calmada, pero cuando empezó a hablar conmigo su voz era entrecortada.

No había duda de que Hoseok era un chico demasiado atractivo, y si él no fuera un Playboy... las cosas podrían haber sido diferentes.

Por la mirada en su cara, me dí cuenta de que Hoseok estaba sin palabras. Por primera vez, no sabía qué decir.

¿Qué?

¿Era el primero que alguien le rechazaba cuando él decía "me perteneces"? Porque seguramente todo esto era un juego para él. Seguramente cualquier otra chica o chico había llorado de la felicidad después de esto, pero no todo es como uno quiere.

— Las cosas pueden ser diferentes. — respondió, después de unos momentos.

No tenía ni idea de lo que eso significaba. Tenía demasiado miedo de preguntar.

Todo lo que quería era oír de nuevo el silbato del entrenador Song.

Ahora mismo, Hoseok no era la única persona que se había quedado sin palabras. Tal vez no debería haber dicho eso, o haber actuado de esa forma, quizá estaba exagerando un poco.

Es decir, él era Jung Hoseok; él seguramente le diría una cosa así a todas sus conquistas para atrapar su corazon.

Cuando pensaba en ello, pensaba en que yo no era nada significativo para Hoseok; que yo sólo era uno de sus pequeños muñecos que había comprado hacía un mes.

Estaba completamente seguro de que él y yo nunca íbamos a ser nada... especialmente cuando él seguía siendo el de antes.

Suspiré. — Hoseok... no creo que nada pueda ser diferente. —dije con sinceridad.

Afortunadamente, la incomodidad que había nacido entre nosotros desaparecio una vez que escuche el silbato del Sr. Song. Cuando volví a mirar a Hoseok, su cara era completamente ilegible; no tenía ni idea de lo que estaba sintiendo en ese momento, una vez que le dije eso.

Pero debía saber que no éramos nada, pasamos de ser unos completos desconocidos a ser conocidos, y de eso a ser amigos. Tenía que decirle que yo no era "suyo", porque yo no era algo que pudieras comprar.

Todo lo que hizo fue caminar de nuevo hacía sus compañeros sin decir nada más que un suspiro apenas perceptible.

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El Playboy es mi niñero © HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora