Sonó el despertador a las 6:15 am y como todas las mañanas salgo de la cama, me meto al baño y a los 15 minutos ya estaba lista. Me puse una falda blanca por encima de la rodilla y una camisa negra, lo acompañe, de un collar de perlas de ambos colores y tome mi chaqueta blanca. La verdad soy muy delgada y no estoy muy bien proporcionada pero mi sentido de la moda me ayuda a cubrir esos detalles.
Me maquille levemente y deje mi larga cabellera medio risada, mi cabello es de un rubio intenso y mis ojos son de un verde claro que fácilmente cambia de color según el estado del clima y muchas veces se ven azules
Baje las escaleras rápidamente y al llegar a la planta baja pude escuchar la música priviniente de la cocina.
Anelis mi mejor amiga estaba muy entretenida bailando al ritmo de Mayores, la canción de Beck G.
- Que divertido, me invitas- Dije con una sonrisa, que se hizo más amplia al ver su cara de susto al escuchar mi voz.
- tonta me asustaste- dijo retomado lo que hacía y yo no lograba parar de reir. A los cinco minutos sirvió el desayuno, panqueques con miel y jugo de naranja.
- Deberiás de trabajar cocinando- le dije llevándome otro bocado a la boca.
- Mira quien habla, la chica que tiene una maestría en leyes y un doctorado en bioquímica organica, y trabaja de secretaria.
- Ya sabes porque lo hago.
- si, no quieres que otro imbecil como Alejandro se te acerque por interés.
- Así es, y ya basta. Me voy tengo que llegar temprano o el señor Altamira me va a despedir.- Dije levantándome de la silla rodeando la mesa y depositando un beso en sus mejillas.
- Te quiero, mucho Leila.
- Y yo a ti.
Salí de la casa y me monte en mi auto, de camino a la naviera en la que trabajaba no pude evitar recordar a Alejandro. El había sido mi primer amor, un chico con el que estuve saliendo por 3 años y lo amaba, pero el solo me quería por la herencia de mi madre y para que le ayudará en sus estudios.
Después de graduarme de la universidad, rechace la herencia de mi madre, y pocas semanas después lo descubrí teniendo relaciones con 3 chicas en su departamento.
Tarde mucho en reponerme, pero ya paso.
En fin, llegue a la naviera y había mucho jaleo, más del cotidiano. Entre en mi oficina y segundos después se escucharon voces en la oficina de mi jefe.
Me dispuse a tocar la puerta cuando está se abrió y choque con lo que a jugar por el golpe parecía una pared.
- fíjese por donde camina- escuche la voz de un hombre antes de levantar mi vista para toparme con los ojos azules mas profundos que he visto en mi vida. No logre evitar examinarlo, era un hombre alto, rubio y con los ojos azules. Tenía un físico tremenda mente sexi que se notaba que trabajaba muy seguido.
Sus ojos me examinaron y un segundo después dijo.
- señorita, ya termino de observarme, porque necesito pasar.
- Lo siento.- Dije más para mi que para el, estaba muy avergonzada, sentía como mis mejillas se sonrojaban.
- parece de una vez mujer- dijo el hombre tomándome de los hombros para levantarme, una vez hecho, me corrió a un lado y salió de la oficina.
En ese instante supe que a ese hombre lo volvería a ver, que ese hombre formaría parte de mi vida.
Entre y encontré al señor Altamira sonriente.
-Que pasa-le pregunte incrédula
- eres una tonta sabias.
- si, si sabia, quien era.
- Danilo Lobateli, un hombre muy peligroso al que no te recomiendo que te acerques.
- señor, ese es asunto mio, pero que le dijo, es un nuevo cliente, porque no tenía cita
- digamos que vino a hablar conmigo pero como sabes me voy de viaje y no tomaré ningún cargamento, le dije que negociará contigo, pero creo que no tenía idea de que mi adorable secretaria eras tu.
- entiendo. Que clase de negocio.
- No lo se, no le pregunte.
- como no le pregunto.
- no, le dije que en tres dias, regresará y convencíera a mi secretaria de que el negocio era bueno, si lo lograba, era suyo.
- y...- pregunte incrédula y con la esperanza de volver a ver a aquel hombre.
- estuvo de acuerdo.
- Bien- Dije sonriendo a lo que mi jefe repitio.
- Ya te había dicho que eres muy tonta.
- si, varias veces de hecho.
Me di la vuelta y volví a mi trabajo. El señor Altamira es un señor despresiable, trata a todos con la punta del pie, pero se que me trata como su yo fuera la segunda presidenta porque sabe de mi herencia.
El día transcurre normal y en la tarde en lugar de regresar a casa, decido irme de compras.
Al llegar al centro comercial entre a varias tienda y me probé muchísima ropa. Hasta que en la tienda Dolce y Gabbanna encontré un vestido rosado de encaje bellisimo, entre y me lo probe, salí del probador y la dependienta me dijo que me quedaba espectacular. Pretendía entrar al probador a cambiarme cuando siento una mirada sobre mi espalda y al voltearme chocó con la mirada de el hombre de la mañana. Danilo Lobateli.
- Que hace aqui.
- señorita, necesito, hablar con usted.
- Que sucede, no me diga que de negocios porque mi horario de trabajo termino.
- se le ve muy bonito ese vestido.- me suelta de pronto derrumbando todas mis barreras. Que diablos me pasaba con este hombre.
- Gracias.
- Solo digo la verdad.- me sonrojo ante el comentario.
- con permiso.- me voltee con el objetivo de cambiarme pero el me detuvo.
- señorita, perdóneme pero usted llamo mucho mi atención y me gustaría invitarla a cenar.
Que, esta loco, apenas lo conozco, cómo voy a salir con el.
- Lo siento pero, no es posible, ya tengo un compromiso.
Entro rápidamente al probador y al salir el señor ya no estaba.
La segunda vez que veía a Danilo Lobateli y mi curiosidad no dejaba de crecer.
Compre el vestido y algunas predas más y al salir de la tienda fui en busca de mi auto y de camino compre algo delicioso para cenar, ya que Anelis no estaría en casa esta noche.
Llegue a mi departamento, y me serví la comida, devoré el plato y de pues me fui a mi habitacion, me doy un baño y caigo rota del cansancio en la cama.A la día siguiente durante el desayuno le cuento a mi amiga lo ocurrido y ella no dejaba de reir.
- Pero por qué no aceptaste si tanto te gusta.
- Por que no, no lo conozco y no me voy a involucrar con un desconocido.
- bien, pero si lo vuelves a ver entonces ya no será un desconocido y tienes que aceptar.
- Estas loca.- me levante y salí de la cocina.
- No seas mala, anda Leila.
- Chao amiga, nos vemos en la noche.
- Te quiero.- le escuche gritar y le respondi.
- Yo igual.
Y así mi día siguio como de costumbre, pero en la tarde al salir del trabajo el señor Lobateli estaba frente a mi auto.
- podemos hablar.
- Lo siento señor pero eso no es posible.
- Leila no seas mala.- como diablos sabia mi nombre.
- como sabes mi nombre
- Te investigue.
- Por que.
- Por que me gustas.- dijo sin mas y no pude evitar el sonrojo en mis mejillas.
- Eso no es posible nosotros no nos conocemos.
- Eso no es cierto, usted sabe mi nombre y yo se el tuyo.
- Eso no es conocerce.
- si, lo es, pero bueno, que tal si lo discutimos comiendo algo.- propuso una vez a lo que no me pude, o no me quise negar de nuevo.
- De acuerdo señor Lobateli pero cuidado con lo que hace.
- bien.
Fuimos a un gran restaurante y todos el pidió su comida y yo la mia.
- De dónde es señor.- le pregunte de repente sorprendiéndome a mi misma.
- de Roma. Y usted.
Sonreí ante la casualidad.
- Pues mi Papá era de aqui, pero mi madre también era de Roma.
- por que dice era.
- Murieron.
- oh, ya entiendo. Lo siento por preguntar.
- No tranquilo. Cambiando el tema, que edad usted tiene
- háblame de tu. Por favor. Tengo 25 años.
- Yo tengo veinte.
- La creí más joven.
- Pues ya ve que no.
La noche transcurrió tranquila y entre risas y anécdotas del pasado ya nos habíamos tomado 1 botella y media de vino.
El señor Lobateli me llevo a mi casa, aunque no se como sabia el la direccion.
Me dejó en la puerta y ese momento, cuando lo vi de espaldas pretendiendo alejarse de mi algo en mi me grito que lo detuviera.
- Señor Danilo.
- Hablame de tu. Por favor.- dijo volteandose y quedando de frente a mi.
Sus bellos ojos me observaban con deseo, pero a la vez con duda. En el vi a un hombre fuerte y dominante.
Se veia tan jodidamente sexi que no aguante y no se si fue por el alcohol o por las tremendas ganas que se estaban colando en mi interior poro lo agarré del cuello de la camisa y lo bese. Tal vez por la bebida o quizás porque este hombre despertaba en mi unos deseos que ni yo misma conocia.
Fue un beso delicado ya que el, no lo respondió y ninguno de los dos nos atrevimos a profundisarlo.
Nos separamos y me disculpe. El me tomo por la muñeca y me volvío a besar, esta vez fue un beso más profundo y en el momento en el que su lengua toco la mía sentí como el mundo entero se detenía.
Este beso era el mejor de mi vida. Nuestros labios encajaban a la perfeccion y su lengua jugaba con la mía.
Nos separamos por falta de aire y minutos después estaba en el sillón de mi depa, con Anelis encima haciendome toda clase de preguntas y a mi no se me borraba la sonrisa de los labios.
Definitivamente este hombre no era como los demas, este era especial.
Los siguientes dias fueron parecidos, el me recogia, cenabamos, algunas veces ibamos al cine e incluso le presente a Anelis, la verdad no podia negar que estaba empezando a enamorarme de Danilo Lobateli.
Las semanas pasaron y hoy era sabado, desde que el senor Altamira se marcho yo me he hecho cargo de la empresa, el regresa en 2 semans y medias y la verdad no veo la hora.
Danilo me vendra a recoger a las nueve, me ha dicho que me tiene una sorpresa.
Haci que con ayuda de mi amiga después de bañarme me visto con bello vestido azul coral, con un escote casi nulo y largo casi hasta la rodilla.
Cuando llego, ya esta lista, me monte en su auto y enseguida el deposito un beso en mis labios.
- te extrañaba, pequeña.
- y yo a ti. A donde vanos.
- es una sorpresa. Confia en mi.
- de acuerdo. Confio en ti.
Comenzo a conducir y dalimos de la ciudad, en cualquier otro momento estaria asustada pero con Danilo me sentia segura.
Yo se que el, no seria capaz de hacerme daño.Narrador obnipresente.
En ese momento Leila no sabia que estaba apunto de conocer el cielo de la mano de su príncipe azul: Danilo Lobateli.
ESTÁS LEYENDO
La culpa es del deseo
ActionDanilo Lobateli es un hombre dominante, frio, engreído y calculador, es el jefe de la mafia en Roma y a pesar de que cree que nadie, absolutamente nadie, puede desafiarlo, se equivoca, existe alguien no solo lo va a desafiar, sino que le va arebata...