11- Enfrentamiento

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La voz de mi nuevo peor enemigo, porque nadie que toque a mi hija se salva. Este infeliz me las pagará pero por ahora necesito que esto acabe de una vez por todas, que termine para poder largarme con mi hija.

-quien diablos eres tu.
-Yo.-Se ríe mientras se señala y luego se acerca a mi y me huele.-digamos que soy el una persona que hasta ayer no tenia posibilidad de salir de las sombras, pero ahora que la Diosa murió solo me queda el imbecil de El Rey para ser el numero uno.
Ahora la que se ríe soy yo.
-No se de que me hablas. Lo único que se es que quiero a mi hija de vuelta.
-No sabias a lo que se dedicaba tu marido?
-Nunca me ha importado en lo absoluto lo que ese idiota haga con su vida.
Me mira incrédulo y sonrie.
-yo creo que el no piensa igual de ti.
-a que te refieres.
-Me refiero a que tu marido debe de amarte mucho para arriesgarse así por ti.
Siento el caño de su arma en mi cabeza y antes de que pueda reaccionar me voltea dejándome de frente a Danilo.
-Que haces aqui?-Le grito exasperado por su estupidez.
-Eres mi mujer, crees que te dejaría sola.
-Deberias, tu esposa ta es muy inteligente
-cállate Bruno.
- No me des ordenes por que le quiebro la cabeza.
Mientras ellos discutían yo lentamente tome mi arma de mi ligero donde esta siempre y la saco suavemente.
La voy subiendo por mi espalda y se la pego en los huevos. El se calla y mira hacia abajo.
-Que haces muñequita.
-Muñequita tu abuela, a mi me respetas y desde ahora te digo que si no bajas esa arma, yo moriré pero tu quedarás inservible.
-baja esa arma que se te puede disparar.
- Si lo se. Te aseguro que he disparado mushisimas de estas, y que crees mi puntería es barbara, así que te recomiendo que bajes la puta arma.
El muy imbecil la baja lentamente y yo se lo lanso a Danilo.
Corro por Analia y la encuentro dormida.
-Despídete de este mundo reina.
Me dice otro hombre, al parecer el que estaba vigilando a Analia.
-Te equivocas.
Le digo apuntándose también con mi arma.
-En que.
- En ambas, yo no me despedir del mundo, me despedir de ti y segundo, no soy una reina encanto, soy la Diosa.
Y con esa última palabra le di un tiro entre ambas cejas.
Cargo a Analia y cuando estamos casi en la salida voy a Danilo en el suelo. Es en serio.
Nuevamente me siento amenasada, el idiota de antes me apunta desde su hubicacion.
-Eres un idiota.
-y tu eres una mujer que vale la pena tener.
-déjame soltar a la niña.
-para que, si vas a morir que sea con tu hija en brazos.
- Por favor, es una niña.
- y a mi que me importa.
-Te lo suplico.
Se ríe ampliamente.
- Eres una perra, y perra como tu no deberían reproducirse.
Me abraso a Analia y siento el ruido del balazo, seguido de un golpe en seco. Abro mis ojos y no lo puedo creer, levantó mi arma y le digo a este idiota lo último que oira.
-Chou muñeco, espero que bestias como tu, nunca lleguen a reproducirse.
Me arrodilló donde yace el cuerpo casi sin vida de.....

La culpa es del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora