6- Luna de miel

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De pequeña siempre soñé con el día de mi boda, soñé que estaría radiante de la alegría y que mi esposo me miraría a los ojos con mucho amor, soñé que mi padre me llevaría del brazo al altar y que luego juraría matar a mi futuro marido si me lastimaba. Soñé que en la salida de la iglesia mis amigos me ha charlan arroz como en las peliculas, que en la recepción bailaria con mi padre y con mis amigas. Que lansaría el ramo con la espectativa de que mi mejor amiga lo agarrara. Soñé tantas cosas que no sucedieron o mejor dicho que si sucedieron pero diferentes a lo que yo soñe. El día más esperado en la vida de cualquier mujer para mi fue terrorifico. No consia a casi nadie, mi padre no me llevo al altar y no bailo conmigo, no tuve amigos que me felicitaron sinceramente, no tuve una amiga a la que lansaría el ramo y la verdad en los ojos de Danilo hay de todo menos amor.
Llego el momento de pasar nuestra noche de bodas y ambos estuvimos todo el camino a la habitación en silencio,  ambos sonriendo le a todo aquel que nos felicitaba. Al llegar al penthause la gran falsa llego a su fin.
- Al fin.- Dijo Danilo sentándose en el borde de la cama.
- Finalmente conseguiste tu objetivo.
- Si, ahora eres mi esposa.- Esto lo dijo levandose y acercándose a mi. Tomo mi pequeña sin tura entre sus grandes manos y me jalo hacia el quedandonos frente a frente.
Hubo un tiempo en el que este acto me habría puesto a temblar facilmente, un tiempo en el que mi inocencia me hubiese traicionado. Pero ese tiempo paso y situaciones como esta ya no me ponen nerviosa. Al contrario aprendí a aprovecharlas.
Lo beso y el me corresponde de inmediato, un beso intenso, profundo, de esos que te dejan marcada de por vida, un beso de los que sólo Danilo sabe dar y que yo conozco muy bien. Nos separamos por falta de aire y le digo.
- yo soy tu esposa...
Y lo volví a besar, y esta vez comenzamos a desnudarnos, caminamos lentamente hasta la cama y cuando el ya estaba por depositar me es esta lo empuje y le dije.
- Pero nunca seré tu mujer.
La rabia en sus ojos oscurecidos por el deseo fue el mejor regalo de bodas que recibi.
-Eres una maldita loca.-eso fue lo último que escuche antes de meterme al baño.
Al salir del baño Danilo ya no estaba y yo agradecí inmensamente por haber logrado dormir sola en su noche de bodas.

Narrador ovnipresente
Al día siguiente París les dio la bienvenida y allí pasaron tres semanas donde el trabajaba en recuperar lo perdido y ella se dedicaba a disfrutar por primera vez en cinco años. Cada noche lo incitava, lo dejaba deseoso de su cuerpo y el ya no lograba soportar un segundo más asi.
- Me tienes harto. Este tira y jale me tiene cansado.- Le dijo Danilo a Leo por telefono.
- Ya sabias que ella estaba bien loca.
- Demasiado loca, me toca y me besa, me seduce, me enloquece y luego. Nada.
- Estas perdido hermano, y la nena como esta?
- Hermosa, cada día más feliz, me gusta ver sus ojitos brillar cuando salimos a cenar o al cine, es fascinante como se retuerce de la dicha.
- Me alegra. Ojala pudieras arreglar las cosas con tu esposa, seguro que será más feliz aun si tiene un hermanito.
- Imposible, ella me odia y eso no cambiara.
- Tienes que admitir que sus razones tuene.
- Pues si, hay que admitir que cometí un gran error con ella pero que hago si ya paso.
- Pídele perdon.
- No me va a perdonar.- sus palabras salieron con dolor y su amigo lo noto.
- La amas verdad.
Danilo medito las palabras antes de contestar, el no lo sabia, ella le gustaba, adoraba verla sonreír cuando jugaba con Analia y le apasionaba la forma en que lo enfrentaba con rabia, se pasaba horas esperando el beso que ella le daba cada día a pesar de que luego lo dejaba deseoso de su cuerpo. Pero no sabia si eso era amor, no sabia si el era el tipo de persona que sabía lo que era ese sentimiento y mucho menos sabia como enfrentarlo. Así que le contesto a su amigo con la mayor sinceridad posible.
- No lo se.
- Amigo estas hasta las tracas por ella.
- Leo no lo se, me gusta pero no se su eso es amor.
- Ya te lo digo yo que estas mas que loco por ella.
- Puede ser pero a ella no le importa.
- Danilo le cagarte la vida.
- Si, tienes razón acabe con su vida, con su inocencia, pero no tenia obcion, sabes que ese cargamento era muy importante y ella fue solo un daño colateral.

Aquella noche después de colgar con su amigo Danilo entendió que ella era más que una mujer que el deseaba en su cama, la amaba y no sabia como pedirle perdon.

Al día siguiente Keyle desidia informarle a Danilo de la desision que tomó el día de la boda y estaba segura de que a él no le gustaria.
- Danilo necesito hablarte de algo.
- si, dime.- Dijo Danilo sentándose junto a su esposa.
- Me retiraré del negocio.
Danilo la miro primero con diversión esperando a que ella se riera primero por la broma y cuando no lo hizo su mirada cambio.
- Estas completamente loca.
- No, no estoy loca. Entre al negocio para vengarme de ti y sabes creo que ya lo logre.
- Keyle esto no es un juego te podrían matar.
- Danilo no soy estupida, de hecho soy bastante inteligente y ya lo tengo todo solucionado. En un mes estaré muerta ante todo mafioso.
- como?
- No pienso decirte mi plan, conforma te con saber que en un mes me largo y si quieres volver a ver a tu hija tendrás que salirte del negocio tu tambien.
- No te iras a ningún lado. Nosotros estamos cansados y tenemos un contrato.
-  si, contrato que destruirá y me darás el divorcio.
- Que te hace pensar que te haré caso.
- No lo se pero si no lo haces me lárgate igual.
- No te atrás por que te saco de debajo de las piedras si es necesario.
- Danilo te lo llevo diciendo desde hace un mes,  no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer. Te doy un mes para que desidas, te sales del negocio conmigo o ni modo. Me salgo sin ti.
Keyle se giro sin dejarlo responder y antes de salir de la sala dijo.
- Ah, esta tarde regresamos a Roma, tengo cosas importantes que hacer.

La culpa es del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora