CAPITULO 4: Primera impresión

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¿Cómo podía saber que aquel chico alto, de cabello claro-ligeramente largo- y ojos cafés, era familiar de mejor amigo? El chico es un tanto musculoso, le quedaba muy bien el pantalón, el cual se ajustaba a sus piernas largas, el abrigo color vino con rayas negras también lo favorecía como a nadie de la escuela (no es importante pero debo admitirlo).

¡Despabila! Leah.

¿Cómo podía saber que eran familiares? ¡Dios! No se parecen en absoluto, son el opuesto, como el agua y el aceite, como el día y la noche, donde Héctor es la luz obviamente. Toda la clase estaba mirando en silencio la escena que había ocasionado hace segundos con mi bofetada.

—¡¿Qué te ocurre?!—Exigió saber el chico, algo abrumado—. Debe ser tu amiga. —masculló señalándome con su pulgar mientras veía a Héctor, quien asintió en respuesta algo desconcertado. Éramos dos.

Colocó su maleta en el asiento que estaba junto al mío, luego se sentó. No vio hacia mí en ningún instante. Ni si quiera para pedir una disculpa. Estaba asombrada de mí misma ¡Había golpeado a alguien en la cara! No lo conocía, pero podía sentir que no le caería bien. No lo culpaba, el a mí tampoco.

👣👣👣

La hora del almuerzo llegó, estuvimos los tres juntos. Nadie decía nada. Yo no dije nada, estaba por primera vez más callada que el silencio propio.
Héctor fue el único que habló:
—Gael ¿Qué te parecieron las clases?—preguntó mientras se sentaba en el césped. No respondió. Gael no hablaba mucho, eso ya lo había notado. Eso me hacía sentir peor, no hallaría el momento de disculparme y sonar graciosa, como a veces lo hace Héctor.

—Iré al baño. —Gael mostraba desinterés al estar con nosotros. Tal vez conmigo. No me asombraría saber que su excusa de ir al baño era falsa.

—Bien. —agregó como respuesta Héctor sonriéndole.

—¿Por qué no lo sabía?—Pregunté susurrándole todo. Temía que Gael represara—. ¿Por qué estudia con nosotros?

—Vivirá en mi casa ahora. —Contestó sin más.

—¿Desde cuándo?—susurré en su oído, estaba asombrada y avergonzada. Me senté junto a Héctor.

— Ayer. —susurró imitándome, mientras sacaba de la maleta su libro favorito—. Estas pasando por cosas más trágicas que las mía. —Continuó, alzando los hombros. Una excusa torpe—. Estoy enamorado de Hermione.—suspiró e ignoró mía verdadera conversación.

—¿Por qué vive en tu casa?—hice otra pregunta ignorando su amor por la mejor amiga de Harry Potter y su muy visible manera de evadirme.

—Mi tío... —Suspiró con tristeza—. Él está preso.

¡Mierda!

—¡¿Tu tío es papá de Gael?!—Pregunté asombrada. Aquel y único tío de Héctor. Su tío, la oveja negra de su familia. Jamás creerías que tendría hijo, no es esa clase de hombre, o eso creía hace segundos.Asintió—. ¿Y su mamá?

—Resulta que nadie sabe si está viva o muerta. Simplemente se fue. Su tía lo cuidaba pero no se puede hacer cargo más de él. Papá está tramitando todo esto desde hace dos meses, yo tampoco sabía esto hasta hace poco. Realmente, —susurró—. Creo que Gael se cuida sólo para serte sincero.

—Lo siento. —dijo mientras cerraba su libro. Me acosté en el césped, recosté mi cabeza en sus muslos y me puse sus auriculares—. No quería tenerte preocupada por mis asuntos familiares.—usó el tono dulce, yo estaba enojada, pero era absurdo continuar estarlo.

La única excepción en el mundo, ERES TÚ ✔️[REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora