Hay cosas, junto a él que podría tachar de imposibles. Cómo darme cuenta que era absurdamente necesario verlo todo el tiempo. No me era suficiente en el colegio, tampoco lo era cuando me llevaba a casa después de clases o cuando escuchaba su voz por el teléfono mientras hablábamos de la tonta tarea de biología. De eso ya un tiempo.
A partir de ese día en su auto, las cosas cambiaron sobre nosotros. Darme cuenta por completo de mis sentimientos me hizo feliz como no recuerdo nunca. Sin embargo, era completo y vacío a la vez. No sé bien cómo explicarlo. Es algo como tenerlo pero no tocarlo a profundidad. Tal vez me estaba volviendo loca, porque podía darme cuenta que no éramos nada. Pero pasaban cosas entre los dos que me hacían pensar que somos más, aunque después del beso en la biblioteca, no ha sucedido nada más, solo su completa atención hacia mí.
—Se te calentará el cerebro de tanto pensar. —dijo Dina.
Ella y yo mirábamos una película, la única película que repite cuantas veces quiere, en donde Elizabeth no quiere aceptar que está totalmente perdida por el señor Darcy, un millonario. En cambio yo, ahora llevaba mucho tiempo sin prestar atención a lo que veíamos, por culpa de mis pensamientos, por culpa de Gael.—Estoy viendo la película. —le aseguré nerviosa. Ella podía, tanto como yo a ella, notar cuando mentía.
—¿Es Gael? —preguntó mientras que apagaba el televisor. Era apenas las siete de la noche y habíamos terminado de cenar, papá había ido a bañarse después de cenar. Aún no bajaba, tenía miedo empezar una conversación íntima que podría ser interrumpida por él. Así que no sabía si responder.
—No es eso. —dije viendo mis uñas color verde que Ileana había pintado esta mañana. Era sábado.
—Ya no pasas mucho tiempo con Héctor, así que él no podría ser el problema. O...a lo mejor sí, tal vez son los dos. —dijo. Ella me miraba como si me leyera como un libro abierto frente a sus ojos—. Creería que es Héctor si lo viera por aquí de vez en cuando, pero no es el caso.
Miré las escaleras esperando que papá bajara para no continuar con sus preguntas de detective que a veces hace. Pero él no aparecía.
—Sabes que puedes preguntarme lo que quieras. —me aseguró. Y ahí iba de nuevo, diciéndome esa frase que hace que me abra como libro.
—Sí te dijera que me gusta alguien, que es a veces dos versiones de él mismo ¿Qué pensarías? —lo hice. Como un libro. Pufff.
Dina puso su codo en el respaldar del sofá y sostuvo su cabeza con la palma de su mano. Me miró directamente. Seria. Miré mis uñas por segunda vez. Ileana había pintado mi dedo índice de color rosa porque quería probarlo, ella estaba nerviosa por Héctor Y Jade, aunque lo disfrazaba muy bien con su sonrisa dulce.
—¿A qué te refieres con dos versiones? —frunció su entrecejo. —¿A caso te trata mal?
—¡No! No es eso, más bien... me trata bien siempre. —dije—. Me refiero a que a veces es abierto en todo y luego se cierra como si se tratara de una puerta con todos los seguros que existen en el mundo. —Respiró ondo.
Mantenía aún su mirada fija en mí.
—A veces es difícil ser completamente sincero, porque cuando estás dispuesto a amar, sacar todo de ti da miedo. Porque el temor de salir perdiendo es más fuerte que todo. Entiendo que Gael está ahora preocupado por su padre, tal vez sea eso. Estar pensado cuál terminara siendo su estado después de todo. Mirella me contó que aún están apelando..., la verdad no sé del todo el qué, no soy abogada. —sonrió. Puso su mano en la mía. —Parece un chico bueno, solo tiene mucho en qué pensar.
—¿Crees que no es el momento de tener una relación? Quiero decir, me refiero a que tampoco me gustaría salir perdiendo en todo esto. No quiero meterme a un estanque y salir llena de lodo.
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La única excepción en el mundo, ERES TÚ ✔️[REESCRIBIENDO]
Roman pour Adolescents(REESCRIBIENDO 2021) Leah, una adolescente de diecisiete años, marcada por un trágico accidente, el cual a tenido que manejar junto a su hermana mayor, Dina y su abuelo. Yendo y viniendo del hospital, entregada a una esperanza que muy pronto será d...