El silbato del árbitro sonó dando por terminado el partido de mujeres, todas estábamos sudadas y pegajosas por el juego. Mi cuerpo tiritaba por la adrenalina y el cansancio, mi respiración estaba agitada y me amenazaba con desmayar...
Pero habíamos ganado. Dos a uno.
Jade brincaba de emoción en una esquina de la cancha junto con el resto del equipo, dando vueltas en un círculo, gritaban en coro una rima;<<Hoy no nos vencieron>>, <<porque con ganas nos tuvieron>>, que me sacó unas cuantas carcajadas.
Las chicas del equipo contrario salían igual de contentas, parecía que no les importaba haber perdido por un gol de diferencia, al final solo era un partido amistosa, nada importante, excepto para Jade y para mí que había sido mi primera vez en la cancha con la adrenalina a cien.
Ileana corría hasta donde me encontraba emocionada, sosteniendo de una mano una botella de agua y en la otra una cámara. Llevaba un quimono con unos convers negros. Cuando llegó a mí, lanzó la botella muy contenta y la tomé en el aire, lo que le dió el tiempo de sacarme unas cuántas fotos.
—¡Wow! Estuviste genial. —aseguró Ileana—. Deja que te fotografíe. —yo quería decir que no pero ella ya estaba en eso.
El sonido de la cámara resonaba como las de mi alrededor, pues todos los padres de las chicas hacían lo mismo y pude notar desde la distancia a mi hermana tomando unas cuantas con su cámara.
—¿Dónde está Héctor? —pregunté caminando lejos de la cancha y tomando un largo trago de agua.
Quería saber si estaban con Gael, aún no lo veía y esperaba que estuviera con Héctor.
—Dijo que estaría en las gradas. —Ileana buscaba con su mirada a Héctor como lo hacía yo, pero nada.
—Bueno, luego lo llamaré. —susurré refiriéndome a Gael —. Iré a darme una baño y cambiarme.
—Te espero en las gradas junto Dina. —me dice sonriendo—. Tu papá también está aquí. —soltó emocionada.
—¿Y mi abuelo? —pregunté algo ansiosa por la respuesta.
Sabía que llegaría hoy y que se presentaría en algún momento o eso me dijo en el último correo luego de contarle que participaría por primera vez en un partido.
—Yo... en realidad no sé si esté, no lo conozco. —arrugó la nariz para no verse desanimada por desconocer algo de mí.
Sonreí y le di una palmada al alejarme.
—Iré a las regaderas. —le informo.
No quería que se notara lo triste que me pondría saber que el abuelo no llegó para verme jugar.
Ileana regresó a las gradas y yo caminé al baño del equipo femenino, las chicas seguían lo igual de contentas y bailaban dando saltos y moviendo los brazos locamente, aquello me hizo reír nuevamente. Incluso ver a Miriam ridículamente pintar su cara con labial haciendo una enorme raya desde su ojo izquierdo hasta su labio, fue memorable.
Luego de ver el festejo loco y alborotado de las chicas dentro de los baños y de cambiarme; con unos pantalones negros, blusa fucsia de tiras, salí de ahí con mi cabello suelto y algo húmedo.
Héctor estaba en una esquina conversando muy sonriente con una persona algo mayor en compañía, aquel hombre llevaba en sus manos rosas amarillas y tenía una mano entre sus bolsillos en una postura que reconocería en cualquier distancia.
—¡Ly!—gritó Héctor para llamar mi atención. Movía sus brazos insistentemente en el aire.
El señor que se encontraba con Héctor tenía un sombrero muy familiar, al girarse pude ver aquel rostro que conocía demasiado.
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La única excepción en el mundo, ERES TÚ ✔️[REESCRIBIENDO]
Teen Fiction(REESCRIBIENDO 2021) Leah, una adolescente de diecisiete años, marcada por un trágico accidente, el cual a tenido que manejar junto a su hermana mayor, Dina y su abuelo. Yendo y viniendo del hospital, entregada a una esperanza que muy pronto será d...