Estaba nerviosa de estar aquí parada en la cancha de fútbol. Me temblaban las rodillas y mordía inconscientemente mis uñas. Pero me sentía cómoda justo donde me encontraba. Era una combinación de emociones. Ileana y Héctor decidieron ver mi prueba. Tomaban jugo de naranja y me miraban desde las gradas. Gael me había prestado su camisa extra, porque yo no contaba con que hoy serían las pruebas. No estaba preparada, corría absolutamente con la suerte que me manejo, la cual no es buena. Jade me prestó uno de sus tantos shorts deportivos que deja en su casillero cada vez que va al gimnasio, me quedaba un poco amplio en la parte del trasero.
—Debes tapar dos de cuatro tiros libres y entras. —me dijo una chica de cabello rojo. Estaba sin aliento. Había pasado la prueba de obstáculos (con conos de entrenamiento) en donde casi termino en el suelo.
Estaba parada imitando a los arqueros de televisión, esperando el movimiento de lanzamiento de quien se encontraba frente a mí. Respiraba despacio, es importante eso, podía jurar que si normalizaba mi exhalación el balón entraría.
La chica dio tres pasos hacia atrás y regresó rápidamente donde estaba el balón y lo pateó hacia mí. Ágilmente salté y logro evitar que entre por encima de mi cabeza. Bien. Era el turno de otra chica, esta se pone frente a mí con una distancia considerada, hace lo mismo que la primera chica, pero lo patea por debajo. El balón entra al arco.
Uno de tres, me digo.
—¡Vamos Ly! —gritan al unísono desde las gradas mis amigos.
Es el turno de otra chica, esta es de contextura gruesa y alta, movía sus labios formando un <<no entrarás>> directo a mí. Pateó la pelota fuertemente con su tobillo, mi corazón se agitó por un segundo observando la posibilidad de que... ¡Pero pude detenerla!. Último golpe, una chica delgada y de cabello rubio, Miriam, se preparaba para patear el balón, pacía que analizaba su tiro, juraría que su mirada gritaba. Dio varios pasos hacia atrás y regresó con mucha fuerza para darle al balón, iba a correrme, me golpearía. Estaba segura. Pero lo agarré en el aire.
Jade aplaudió dejándome atónita, el resto del equipo hacía lo mismo, a excepción de Miriam y yo. No sabíamos que significaba eso.
—Bienvenida al equipo Leah. —anunció. No podía creerlo—. El uniforme.—Jade me lanzó una bolsa. Era una camisa roja y un calentador del mismo color—. Entrenamos los sábados por la mañana, tomamos muy enserio esto aunque no lo parezca.—sonrió.
—¿Eso es todo? –pregunté incrédula y confundida. Creía que existían dos pruebas más.
—Bueno...tú ya estabas dentro desde que vimos tu nombre en la lista. —dijo en voz alta, luego me susurró—. Confió en que los entrenamientos harán su parte. —en sus mejillas se formaron dos huecos al sonreír—. ¡AHORA TODAS A CORRER! —gritó.
Todas hicieron una fila y comenzaron a correr al rededor de la cancha, incluyéndome. Algunas parecían no opinar lo mismo sobre qué me acoplara de inmediato como una de ellas, especialmente Miriam, pero la sonrisa de Jade me dio tanta confianza.
Logré percibir por qué a Héctor le gustaba tanto Jade; Es tierna, dedicada, inteligente y líder. Asombrosamente la clase de chica que todos quisieran tener como novia. El único problema entre Héctor y Jade es el hecho de que no han mantenido una conversación de algo más que segundos para conocerse.
Héctor y Ileana desaparecieron luego de media hora corriendo y media hora practicando pases. Se cansaron de ver a doce chicas correr en círculos. Habíamos terminado por hoy, estaba caminando hacia las duchas junto a Jade, ella me enseñaría mi casillero.
—Así que... ¿Eres novia de Gael? —preguntó sin más. Había olvidado aquella locura que Héctor tomó como una mentira insignificante.
Mis mejillas ardían.
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La única excepción en el mundo, ERES TÚ ✔️[REESCRIBIENDO]
Teen Fiction(REESCRIBIENDO 2021) Leah, una adolescente de diecisiete años, marcada por un trágico accidente, el cual a tenido que manejar junto a su hermana mayor, Dina y su abuelo. Yendo y viniendo del hospital, entregada a una esperanza que muy pronto será d...