NAYAT| bellamy blake |español|

quatre

"Te sonrojaste"

La noche ya había caído y Lyanna se había alejado un poco del campamento, estaba maravillada por las flores, Pasaba sus manos por el musgo de los árboles, viendo las estrellas, hasta trató de trepar algunos árboles sin dejar su abrigo rojo, era como su armadura, para escapar del mundo y que no la vieran, pero de todas formas no funcionaba, su caperuza era roja sangre, lo que contrastaba con su cabello rubio.
Cuando volvió al campamento, los chicos habían comenzado un fuego en el centro del campamento, y la mayoría estaba celebrando y cantando. Lyanna avanzó y se puso al lado de Wells solo para ver con horror como todos se formaban en fila para que les sacaran el brazalete y lo tiraran al fuego.
—¿¡Quien sigue?!—gritó Bellamy.
—Espera—dijo Lyanna tomando a Wells por el hombro pero el chico la ignoró.

—¿Que estás haciendo?

—Nos estamos liberando, ¿Que parece?—le respondió Bellamy.

—Parece que estás haciendo que nos maten. El sistema de comunicación está muerto. Estos brazaletes son todo lo que tenemos.

Lyanna decidió intervenir, por más tímida que fuera, con su voz tímida y calmada como siempre

—Si se quitan los brazaletes, El Arca pensará que estamos muertos, sus padres pensarán que estamos muertos, no los veremos de nuevo.

—Pensarán que no es seguro seguirnos—declaró Wells.

—Ese es el punto, canciller y muñequita, podemos cuidar de nosotros mismo ¿verdad?
El grupo lo animó .

—¡Si!

—¿Crees que esto es un juego? Ella tiene razón . Los que están arriba son nuestros amigos y padres.
Son nuestros granjeros, ingenieros, doctores. No me importa lo que él les dice . No sobreviviremos aquí solos y además si en verdad es seguro, ¿por que no quieren que el resto de la gente venga aquí abajo?

—Mi gente ya está aquí abajo, y acéptalo, cara de muñeca, también es la tuya. Esas personas encerraron a nuestra gente—dijo Bellamy, ahora viendo a Lyanna, quien evitó su mirada—. Esas personas mataron a mi madre por el crimen de tener un Segundo hijo. Tu padre hizo eso—lo último dijo viendo a Wells.

—Mi padre no escribió las leyes—se defendió.

—No, él las forzaba. Pero ya no más. No aquí. Aquí no hay reglas. Aquí, hacemos lo que se nos de la gana, cuando se nos de la gana. No tiene que gustarte, Wells. Puedes tratar de pararme, cambiarlo, matarme y ¿sabes porque? ¡Porque hacemos lo que que queramos!

—¡Hacemos lo que queramos!—Murphy gritó de vuelta

—¡Hacemos lo que queramos!— todos comenzaron a corear

Lyanna vio a su alrededor, la capucha de su abrigo cubría un poco su cara pero Bellamy pudo ver que la chica estaba completamente sorprendida e impactada, hasta que un trueno sonó sobre los cien, y el agua comenzó a caer.
Lluvia.