NAYAT| bellamy blake |español|

treinte et un

Espero que llores porque yo lo hice

  "No dejen que lo mate, por favor," 

—Tienes mucha fiebre, Clarke dijo que no deberías cubrirte mucho, o la fiebre aumentará—Bellamy dijo tratando de sacarle un par de mantas pero Lyanna tomó su mano y negó con la cabeza.

—No..., tengo frío, Bell—Lyanna jadeó, Bellamy suspiró y tomó una de las mejillas de Lyanna en su mano. Ella también puso una mano en la mejilla de él, asintiendo, y sintiendo la lengua ligera.

—Eres lindo cuando te preocupas—ella murmuró—. Tus cejas se arrugan y se juntan.

—¿Por que lo hiciste Lya?

—Me preocupo por ti, la flecha iba a matarte, además tú harías lo mismo por mi, lo sé.

—Debía ser yo.

—No digas eso, tal vez es lo mejor...

—No digas eso—Bellamy dijo con enojo.

Lyanna parpadeó.

—¿Qué?

—No digas que es lo mejor, no lo digas como si fueras a morir, no dejare que eso pase—él dijo, tomando su mano.

—Lo se— Lyanna murmuró —. Mi príncipe en brillante armadura.
Dios mío, si que estaba delirando. A sus oídos llegaron los sonidos de el bullicio y de lo que parecía ser una pelea, pero Bellamy ni siquiera se paró un poco para ver, Lyanna le dio una sonrisa dulce.

—Bellamy ve.

—No te voy a dejar.

—Lo se...—Lyanna dijo—. Te necesitan más que yo, Bell, por favor, antes de que se vuelva peor allí afuera.
Bellamy la vio indeciso, antes de pararse del suelo con un suspiro y paró en la salida, viendo a Lyanna una última vez que temblaba y se ponía cada vez peor y peor.

Lyannna se agarró a las mantas con fuerza, respirando sonoramente, era difícil como si hubieran puesto kilos y kilos en su pecho, sentía su espalda y su cara empapadas de sudor, tenía frío, mucho frío, y su fiebre no estaba mejorando, pero al menos Bellamy estaba bien y eso era lo que le importaba, no se arrepentía.
Lyanna recordó lo que su padre le había dicho sobre lo que debía hacer ¿Tenía que salvarse a sí misma? ¿Tendría que morir por alguien? Su padre le había respondido; primero tú, segunda tu, y tercera tu sombra.

Pero el incesante dolor no era lo peor, lo peor fue cuando comenzó a alucinar de verdad, agrandó los ojos y casi dejó salir un grito cuando vio a su madre frente a ella, tan elegante, tan indiferente y tan fría y cruel como Lyanna recordaba, estaba fumando uno de sus cigarros.

—Estas muerta, estas muerta, estas muerta—Lyanna se murmuró, cerrando los ojos con fuerza, pero ella seguía allí.

—Si, lo estoy—dijo su madre, dándole una calada a su cigarro y luego expulsando el humo—. Pero no en tu cabeza, mon petit oiseau.