Tara (Saga SEAL 2)

Capítulo 20

-Todavía no me creo que estés aquí.

Encontrarme a Tara en casa de mi madre después de lo que me estaba pareciendo un día interminable fue como un chute de energía. Aunque ya es medianoche y mañana nos espera otro día igual de intenso que el de hoy o incluso más, no tengo sueño. No quiero cerrar los ojos y descubrir luego que todo ha sido producto de mi imaginación.

-Siento haber venido sin avisar.

-No. No digas eso. No te disculpes. Admito que no te dije nada porque no quería coaccionarte a venir conmigo, pero me encanta tenerte aquí. Me hacías falta, Tara. Me haces falta - mis manos toman su rostro y la acerco a mí para besarla.

-¿Por qué? ¿Por qué no me lo dijiste? No quiero añadir más preocupaciones a las que ya tienes, pero ahora que has sacado el tema, necesito saber porqué. Odio que tomen decisiones por mí y creí habértelo dicho. Yo...

-Lo sé - la interrumpo -. Lo sé, Tara. Y es cierto, lo has hecho. Aunque después de todo lo que has pasado con Conrad, sabría que no te gusta incluso si no me lo hubieses dicho. 

-¿Entonces por qué lo hiciste?

-Porque sentía que si te lo contaba, te estaría obligando a venir aunque no estuvieses preparada para conocer a mi familia todavía. Y esa es otra forma de tomar decisiones por ti, Tara. Puede que un poco más enrevesada, pero lo es. Yo quería traerte y presentarte a mi familia. No sabes lo difícil que ha sido no decirles nada sobre ti, pero creía que no estabas preparada y que esto habría sido demasiado duro para ti. No quería forzarlo.

-Debiste preguntarme primero. Puede que no estuviese preparada para conocer a tu familia, pero tú mismo lo has dicho: novio las 24 horas del día, los 365 días del año. Eso se aplica en ambas direcciones. Si tú estás para mí cuando te necesito, yo estoy para ti cuando me necesitas. Independientemente del resto. 

-Siento mucho no haber hablado contigo antes de venir - me disculpo, aunque sé que no será suficiente. Siento que necesito compensarla de algún modo.

-Te perdono solo porque sé que tus intenciones eran buenas. Pero a partir de ahora no quiero que me ocultes nada ni que tomes decisiones que nos atañen a los dos sin consultarme. Por muy duro que creas que vaya a ser. Estamos juntos para todo, Malachi. Lo bueno y lo malo.

-Me encanta oírte decir eso - la abrazo -. Simplemente no quiero presionarte, Tara. No pretendo decirte lo que debes hacer ni apresurar las cosas contigo. Quiero llevarlo a un ritmo con el que te sientas cómoda.

-Lo sé - apoya su cabeza en mi pecho y me siento completo -. Pero ocultarme las cosas no es la manera. 

-Prometo que a partir de ahora te lo contaré todo. 

-Y yo prometo hacer lo mismo contigo.

-Me parece bien - levanto su rostro lentamente y la beso -. Gracias por venir.

-No podía dejarte solo - me mira con preocupación - ¿Cómo te sientes?

-No muy bien, la verdad - admito. Me siento en la cama y la arrastro conmigo -. Ha sido tan repentino que me está costando asimilarlo. Sé que estuvo ingresado hace poco, pero lo superó rápido y los médicos dijeron que no habría mayor problema si se cuidaba un poco. Incluso tuvo su última revisión dos días antes del infarto y todo estaba bien. No lo entiendo.

-Ojalá supiese qué decirte - su mano recorre mi espalda arriba y abajo -. Mi padre nos abandonó poco después de nacer yo, así que no sé lo que se siente al perderlo. Pero sí sé lo doloroso que fue enterrar a mi madre. Han pasado dos años y todavía noto su ausencia. Me habrían venido tan bien sus consejos en mi situación con Conrad. Y su apoyo a la hora de la separación. Sin embargo, sé que estaría orgullosa de mí porque ella me enseñó a seguir adelante a toda costa. Siempre decía que uno no debe lamentarse de lo que ya pasó porque eso no es algo que se pueda cambiar. Hay que centrarse en lo que puedes hacer con todo lo aprendido.