Epílogo

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2 años después

-Felicidades, Joy - la beso en la mejilla y ella me sonríe, encantada con la atención que está obteniendo de todos nosotros.

Es increíble cómo pasa el tiempo. Hace nada era una niña y ahora ya tiene 15 años. Sé que su padre sigue viéndola así, pero me temo que, antes de lo que cree, ya estará pegando tiros por ahí a algún mal tipo. Porque Joy va a seguir los pasos de su padre sí o sí.

-¿Y Tara? - me pregunta. Aunque sé que a quien desea ver es a Sarah. Esa niña se ha robado el corazón de todos.

-Viene de camino. Fue a buscar a Sarah al colegio.

Aunque Conrad sigue en la cárcel, no me gusta dejarlas solas por mucho tiempo cuando estoy en casa, pero Tara se niega a que sea su guardaespaldas, como me llama cuando me pongo insoportable con el tema, así que estoy tratando de darle ese espacio que necesita.

-Genial - me sonríe más abiertamente -. Tengo algo para ella.

-La del cumpleaños eres tú, Joy.

-¿Y qué?

Fisher entra en ese momento, tan escandaloso como siempre y Joy me abandona para lanzarse a sus brazos. Habría jurado que tiene un pequeño enamoramiento con él si no se hubiesen comportado de este modo desde siempre.

-¿Qué me has traído? - le pregunta después, buscando en sus bolsillos.

-A mi persona - ríe él - ¿No te basta?

-Y una mi...

-Joy - Hank la detiene antes de que diga más y todos sonreímos. Me temo que cada vez se parece más a Fisher y el jefe no podrá hacer nada para impedirlo. El jefe. Siempre lo será, aunque se vaya a retirar en unos meses.

Después de dos años peleando para ello, ha conseguido que me nombren jefe del equipo. A cambio, tiene que encontrar a su sustituto en el tiempo que le queda de servicio y me consta que serán muy exigentes con eso. Hank es uno de los mejores francotiradores que han tenido hasta el momento y no les gusta nada perderlo.

-Si no traes ningún regalo - escucho a Joy cambiar sus palabras -, ya puedes salir por esa puerta, Biff y no volver hasta que lo hayas comprado.

-Mi regalo es pasar tiempo conmigo - le dice y ríe al verla fruncir el ceño -. Tenemos un par de meses libres así que tú y yo nos iremos al campo de tiro para aprender a disparar con armas de verdad.

-¿En serio? - el grito que da podría dejarnos sordos a todos si no hubiese cubierto su boca con las manos -. Papá no me dejará.

-Ya lo hablé con él y me dio permiso.

-No - grita de nuevo emocionada y se abraza a su padre dándole las gracias repetidamente.

Todos sabemos cuánto le disgusta a Hank que Joy se interese por eso. Hasta el momento solo le dejaba usar los rifles de pintura cuando jugamos al Paintball y es muy buena con ellos, he de decir.

-Muy bonito - protesta Fisher -. Yo te doy el regalo y él se lleva el abrazo.

-Solo en el campo de tiro, Joy - le advierte su padre -. No me pidas un arma después.

-No lo haré - lo besa en la mejilla y después salta sobre Fisher, que la sujeta a pesar de que nadie se lo esperaba. Suerte que tiene buenos reflejos -. Gracias, Biff. Eres el mejor.

-Lo sé.

-No le des alas, Joy - le digo -. Ya se lo tiene muy creído y se vuelve insoportable con eso.

-Tendréis que aguantaros - me responde - porque ahora mismo es el mejor y no dejaré de repetírselo.

-Te adoro, mi niña - Fisher la aprieta más fuerte, hasta que ella protesta.

Tara (Saga SEAL 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora