Tara nos guía hasta su cuarto y aunque mi beso no pretendía llegar tan lejos, ya no podré detenerme si ella no me lo pide. La desnudo lentamente, venerando su cuerpo como se merece. Quiero que se sienta tan hermosa como yo la veo y que sepa, con mis caricias, que la deseo. Odio notar la inseguridad en cada uno de sus movimientos, como si esperase una reacción negativa por mi parte. Cada vez tengo más ganas de buscar a su ex y explicarle cuál es el modo adecuado de tratar a las mujeres, pero este no es el momento de pensar en eso. Tara se merece mi completa atención y adoración.
-Eres preciosa - le susurró mientras mis labios rozan su cuello -. Tara, no tienes que hacer esto si no estás segura.
No quiero que se vea obligada a hacerlo solo porque, de algún modo, crea que me lo debe. Yo no le he dicho todo lo que siento para llevarla a la cama, sino porque es la verdad. Desde que la conozco, cuanto más hablo con ella, más me gusta. Sé que debajo de la coraza que lleva hay una mujer increíble y quiero descubrirla. Quiero llegar a ella y ganarme su entera confianza. Si acostarnos juntos va a ser un problema, me detendré antes de que pase.
-No tenemos por qué hacerlo si tú no quieres - dice ella en respuesta. Ahí está de nuevo su miedo al rechazo y me cabrea que ella sufra por eso. Ninguna mujer debería dudar de su propia valía.
-Te juro - la miro a los ojos para asegurarme de que me escucha - que cuando te vi esta noche en el bar, se me pasaron por la cabeza unas cuantas ideas para hacer contigo y en ninguna de ellas teníamos ropa.
-¿Lo dices en serio?
-No pensaba hablarte de eso porque no quería que salieses huyendo - sonrío -, pero parece que necesitas escucharlo. Aunque quede como un maldito pervertido.
-No eres un pervertido - susurra cuando mi mano acaricia su estómago. Sus ojos apenas consiguen mantenerse abiertos y sonrío encantado porque parece que al hablar se está relajando.
-Si te hablase de esas ideas - le susurro en el oído mientras asciendo con mi mano hasta su pecho -, me llamarías algo mucho peor que pervertido.
No le dejo hablar porque la beso al tiempo que mi mano juega con su pezón. Escucho su gemido contra mi boca y noto cómo mis pantalones empiezan a estrecharse en la entrepierna. Cuando sus manos van hasta mi cintura y comienzan a liberar mi cinturón, soy yo el que gime, imaginando lo que vendrá después.
-Vayamos despacio - me dice una vez desnudos -. Hace demasiado tiempo que no...
-¿Te cuento un secreto? - le sonrío cuando vacila para terminar su frase -. Hace más de un año que no estoy con nadie. No serás la única desentrenada aquí.
-Bromeas - me mira como si realmente lo hiciese.
-Para nada - levanto la mano que estaba segundos antes en su pecho y añado -. Palabra de SEAL.
Mi comentario le hace reír y yo me maravillo con ese sonido. Además, su rostro se transforma completamente y si ya la consideraba hermosa, ahora me parece de otro mundo. Me la quedo mirando embelesado y hasta me niego a pestañear por si me pierdo algo.
-¿Qué? - me mira un tanto cohibida.
-Podría vivir de solo mirarte - le digo sin pensar. Solo cuando se sonroja intensamente comprendo que me he pasado -. Perdona. ¿Demasiado sincero tal vez?
-Demasiado directo - intenta sonreír -, pero está bien. Es agradable escuchar algo así de vez en cuando.
-Si me dejas entrar en tu vida, te cansarás de escucharlo - le prometo antes de besarla de nuevo.
Creo que ha llegado el momento de terminar la charla porque, aunque ella no lo haya notado, cada movimiento, cada sonrisa, cada risa y, sobre todo, las caricias que me ha estado dando sin percatarse, me tienen loco de deseo por ella. Es hora de demostrarle de otra forma lo que me hace sentir.

ESTÁS LEYENDO
Tara (Saga SEAL 2)
AcciónLas casualidades no existen. Eso es lo que Malachi Simmons ha creído siempre. Pero fue una casualidad la que puso a una mujer esquiva y desconfiada en su camino. Todo un desafío para el SEAL que lleva dentro. Tara no está pasando su mejor momento co...