Capítulo 8

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Antes de que pueda disparar, una lluvia de bolas de pintura de colores cae sobre Fisher desde todas las direcciones. Al parecer no soy el único que lo ha visto, algo que no me extraña con el espectáculo que está montando, y acaba bañado en pintura. Escucho el grito de Joy anunciando punto para nosotros, por lo que deduzco que el primer proyectil fue el suyo. Es niña es increíble y aunque a su padre no le agrade la idea, creo que acabará trabajando en algo relacionado con el ejército o las fuerzas del orden. Lo lleva en la sangre.

Fisher, lejos de enfadarse, sigue contoneándose y haciendo payasadas, mientras se acerca a Harper con toda la intención de provocarla. Por suerte para mí, lo único que ella hace es ignorarlo y continuar su camino, seguida de cerca por Cornell, que sí se ríe y le dispara una bola a quemarropa. Incluso con los gritos de protesta de Fisher después de recibir ese balazo, Harper continúa sin hacer ni una sola mueca de diversión. Desde luego es infinitamente mejor que yo en eso de no reírle las gracias. Me alegro tanto de ello, que me sumaría a Fisher en el baile extraño que está haciendo ahora mismo, si no fuese porque para nosotros todavía no ha terminado el juego. 

Su equipo, que al parecer no ha tenido escrúpulos a la hora de sacrificarlo, está contraatacando. Hank y los suyos también se han mostrado al fin, así que es hora de ponerse las pilas y pintar a unos cuantos. No voy a permitir que Joy se lleve todos los méritos.

-Punto para el equipo rojo - grita Joy eufórica después de abatir a su padre -. Toma esa, papá.

-No sé si alegrarme de tu buena puntería o castigarte por tanta competitividad - le dice él, evidentemente orgulloso de ella. Cuando Neve acierta en el pecho de Joy, Hank se ríe y añade -. Nunca subestimes a tu enemigo, Joy.

-Me has entretenido a propósito - se queja -. Aki, acaba con ella.

Disparo hacia Neve, pero la bola sale desviada. Repito la acción en varias ocasiones sin acertar ni una sola vez. Sé que está usando su telequinesis contra mí y estoy a punto de protestar cuando Harper la elimina de un disparo limpio desde la retaguardia. Justo en el mismo momento en que yo recibo una bola azul en mi pierna derecha. Para cuando termina el juego, solo quedan en pie Harper y Cornell, que se ha mantenido tras ella todo el tiempo, protegiéndola. Forman un buen equipo y creo que Hank también lo ha visto, porque asiente en su dirección, aunque no dice nada. Otra prueba superada por nuestra nueva integrante del equipo.

-La próxima vez - digo mientras tomamos algo en el bar del recinto -, debemos fijar ciertas normas antes de empezar el juego.

-¿Cómo qué? - pregunta Fisher, que todavía lleva puesto el disfraz. No tengo ni idea de cómo ha logrado ocultarlo de todos antes de entrar al terreno de juego.

-Como que todos debemos llevar ropa de camuflaje, por ejemplo.

-Estoy camuflado - sonríe - ¿A que sí, Harper?

Se ha sentado a su lado y golpea su costado con el codo. Le hace muecas para que sonría al menos, pero ella lo mira de arriba a abajo sin variar su gesto serio. Empieza a preocuparme, porque las bromas y el ambiente relajado son prioritarios para nosotros. Si no consigue relajarse y participar, no sé si logrará integrarse completamente. Y eso no es bueno para ninguno de los ocho.

-Tal vez deberías darte una vuelta por la escuela de Marines y asistir a una clase de camuflaje - le sugiere -. Creo que te haría mucha falta.

-¿Hablas en serio? - la mira desconcertado -. Porque yo solo estoy bromeando. Sabes lo que son las bromas, ¿verdad? Eso que se hace o se dice para que la gente se ría y se divierta. 

-Sé lo que son las bromas - le dice, todavía seria -, pero no las comparto con cualquiera. Eso te lo tienes que ganar.

-Uoooooohhhh. Toma ya - ríe Loman en alto -. Joder. Esa ha sido buena, Harper. Muy buena. Mierda, esto promete.

Tara (Saga SEAL 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora