Capítulo 22

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-¿Dónde está?

He intentado contactar con Tara desde anoche y no he sido capaz. Y aunque aún me quedan un par de días para estar con mi familia, entienden que la situación es preocupante, con sus antecedentes, así que estoy de regreso en Virginia para tratar de averiguar lo que ocurre. Y por la cara del jefe de Tara, creo que es más grave de lo que pensaba en un momento.

-Esta mañana no ha venido a trabajar - me responde -. Y llevo más de una hora marcando su número, pero no hay señal. Estoy realmente preocupado.

-Ya somos dos - paso la mano por mi cabello, desesperado -. Tampoco está en casa. ¿Hay algún lugar al que podría ir si se viese amenazada?

-¿Amenazada? - su rostro palidece - ¿No creerás que es cabrón de su ex...?

No hace falta que termine la pregunta porque ambos pensamos lo mismo. Conrad tenía visita programada con Sarah ayer, eso ya da que pensar. Pero por más que le dé vueltas al asunto, no sé por dónde seguir buscando. Y ponerlo en manos de la policía sin tener al menos indicios de que haya sido él, es como meterlo en saco roto. No lo considerarán desaparición hasta pasadas 48 horas y para entonces puede que las pistas que hayan dejado ya no estén disponibles. O no sean útiles.

-Habría acudido a mí - me dice Ned, después de un corto silencio -. Si hubiese tenido la posibilidad de escapar de él, habría venido a mi casa.

-Así que tiene que estar con él - aprieto la mandíbula con fuerza para no soltar todas las barbaridades que se me están pasando por la cabeza.

-Eso no lo sabemos - busca algo en el cajón de su escritorio -. Nada me gustaría más que metiese la pata de ese modo, siempre que a ellas no les pase nada por supuesto, para poder meterlo de una vez por todas entre rejas, pero no creo que sea tan estúpido.

-Tampoco serviría de mucho - me quejo -. La ley no está hecha para defender a las víctimas.

-No, pero si las ha secuestrado, es muy diferente. De eso no podrá librarse tan fácilmente - recalca -. Esta es su dirección y su número de teléfono, si no los ha cambiado desde la última vez que lo mandé seguir.

-¿Lo seguías?

-Quería estar seguro de que no intentaba acercarse a Tara antes del divorcio - inclina la cabeza con pesar -. Mi error fue creer que una vez firmados los papeles, la dejaría en paz.

-No has sido el único - tomo en papel entre mis dedos -. Después de tantos meses sin que la molestase, creí que ya no había peligro, que había entendido que Tara estaba fuera de su alcance. 

-¿Las encontrarás? - hay esperanza en su voz.

-Lo haré - le prometo. Y pienso cumplirlo, así tenga que remover cielo y tierra.

Salgo del edificio y reviso la dirección que figura en el papel que me dio Ned. Me sorprende lo cerca que está de la casa de Tara y no dudo en que lo haya hecho a propósito. ¿Para mantenerla vigilada? ¿Y si supo todo este tiempo que estaba conmigo y por eso se decidió a actuar? Si es mi culpa y les sucede algo, jamás me lo podré perdonar, así que no le daré la oportunidad de hacerlo. Y mientras conduzco hasta su casa, voy sopesando cada posibilidad. Intento ser positivo, pero no lo consigo. Espera siempre lo peor y prepárate para enfrentarlo, eso es lo que nos enseñan. Y es lo que estoy haciendo. 

Localizar la casa no es difícil. No es muy grande, pero tiene buen aspecto. El césped delantero está recién cortado y el buzón vacío. La fachada parece haber sido pintada no hace mucho y aunque pueda suponer que lo ha hecho él, algo me dice que han sido los dueños para adecentarla antes de alquilarla. Mi conclusión es que no lleva demasiado tiempo viviendo aquí, lo que me alivia en cierto modo. Cabe la posibilidad de que todavía no sepa de mi existencia. Claro que eso me deja sin saber la razón por la que se las ha llevado y vuelvo a pensar en las peores posibilidades para ir preparándome mentalmente para lo que se avecina.

Tara (Saga SEAL 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora