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Si este momento estuviera en cámara lenta, sería perfecto. Su reacción segundo a segundo tras haber escuchado aquellas palabras provenientes de mí. A continuación le siguió  una corta, pero burlona carcajada.

- ¿Acaso escuché decirte "necesito ayuda"? La señorita París Wagner me está pidiendo ayuda ¿A mí? - lo dice como si fuera algo difícil de creer. ¡Y claro que lo era! En realidad, ¿Desde cuándo pido ayuda a las personas? ¿Desde cuándo a Key? - El universo debe de haberse alineado. Esto es un milagro sobrenatural. - asiente dándose la razón a su extraña excusa.
- No te des tanta importancia, puedo ir con otra persona. - hago el ademán para irme, pero rápidamente se acerca a mí y me agarra el brazo.
- ¡Espera! ¿Qué sucede? - su reacción me sorprende, pero solo una milésima de segundo después, la cambio por una sonrisa de satisfacción.
- Mi padre quieres casarme con un... - no me permite terminar la oración.
- ¿Casarte? - pregunta estupefacto.
- ¿Acaso te volviste sordo el día de hoy? Por alguna razón, no evitas repetir todo lo que te cuento.

Ignora mi "insulto" -ni siquiera podía llamarse así, creo. Era algo más suave - y sigue átonito, algo ¿Enojado? ¿Acaso acabo de percibir molestia en Key?

Encontré oro amigos.

- En fin, como decía, no me quiero casar y necesito que tu padre covenza al mío... Si no lo mata. - sonrió inocentemente, pero al parecer eso no fue lo qué más capto su atención.
- Bien, veré qué puedo hacer. - Me da una corta, pero incómoda sonrisa y me guía hasta la puerta. Sin dejar  despedirme cierra la puerta en mi cara, dejándome algo pasmada.
- Okey...  - doy la vuelta con el ceño fruncido, pero para mí sorpresa me encuentro con el auto de mi hermana estacionado en la cuadra siguiente.

Me acerco a él, y tal como lo sospechaba, América estaba dentro con un licuado de Starbucks y sus lentes de sol.
- ¡Hermanita! - saludo apenas me vio.
- América. - digo y hago una seña con mi cabeza para que abra el asiento de acompañante. - ¿Qué haces aquí? - preguntó. Ella solo sonríe.
- Papá requiere de tu presencia en su oficina y por alguna razón sabía que estabas aquí. - se enconje de hombros y bebé por el sorbete su batido.
- ¿Cuál de todas sus oficinas? - inquiero, luego de soltar un largo y tenso suspiro.
- La oficina de Wagner's Zentrum. - responde con un exagerado acento alemán. Acento que, a decir verdad, se le notaba más a ella.
- Dime que no es lo que estoy pensando... - ruego y me tapo los ojos con las manos.
- Oh si, nena. Lo siento tanto hermanita. - Y con esas últimas palabras, no pude evitar que una lágrima cayera por mi ojo derecho. Pero no de tristeza, si no de impotencia.

Tan solo diez minutos después habíamos llegado, estábamos frente al tan famoso casino. Delante de las puertas de este, habían dos guardias de seguridad custodiando quién entraba y quién salía. 

Con América salimos del auto y entramos al club, sin permiso obviamente. Ellos ya nos conocían. Mis nervios estaban a flor de piel, observe mi aspecto frente al espejo cerca de la puerta de madera lustrada del despacho de Dieter - nuestro padre - no estaba mal, una blusa por los hombros floreada, unos shorts tiro alto negro y mi mejor sonrisa. Bueno, la ultima no la iba ofrecer. 

Mer abrió la puerta, dentro de aquella habitación, tres hombres se encontraban sentados alrededor de una mesa. Uno de ellos era mi padre, los otros dos eran rusos. Lo supe porque cuando se dieron vuelta para ver quien había interrumpido, note al ruso de la ve pasada -cuyo nombre descubrí que era Maks - y otro joven muy atractivo. 

- ¡Por fin queridas! - exclamó mi padre, escondiendo su disgusto con una sonrisa. Los dos hombres se levantaron, uno de ellos nos miraba con curiosad, aparentaba unos veinte y tantos años y era atractivo.  - Edik, ella es París. - me señaló. El tal Edik agarro mi mano y la beso. Luego me sonrió.
Vaya acto de caballerosidad

Edik cambio su mirada de mi, a América. La miró con curiosad, y por unos pocos segundos su mirada saltaba de mi a Mer, de Mer a mi.
- ¿Son hermanas? - preguntó. Mer se acerco a nosotros y le extendió su mano.
- Mellizas, en realidad. - Edik tuvo su mismo acto de caballerosidad. - América, por cierto. - Se alejó un poco de nosotros.

Papá entonces dió inicio a la reunión, donde los únicos que tenían palabra era Dieter y el ruso -cuyo nombre no sabía- Edik, América y yo solo estábamos en silencio, Masomenos. No sabía la razón de por qué algo en el no me terminaba de convencer. Sabía que algo, tarde o temprano iba suceder y no podía hacer nada para evitarlo. Por lo menos... No ahora.

♠♣♠

Es tarde, lose.
Es corto, yase.
Pero ahí está, ya tengp vacaciones de invierno (dos semanas, para ser exactos). Igual no voy a jurar nada, ya hice varias promesas y digamos que no las sigo mucho :v.
Pero bueno, prepárense para lo que se viene!!

¿Spoiler?
MUCHO DRAMA🙈🙈🙈

Espero que hayan disfrutado el capítulo, muchas gracias por el apoyo ♡♡♡
Los quiero !

-Mica ☘

Hijas De Mafiosos *PAUSADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora