26

1.4K 67 2
                                    

Pov América

Bien, esto era lo que usaba: Vestido blanco ajustado corto que dejaba una parte de mi muslo descubierto, varios accesorios dorados, tacones blancos y maquillaje natural. Mi pelo lo deje suelto, igual que siempre. 

Según yo estaba lo suficientemente bien como para no atraer su atención... 

Bueno, ¿a quién engaño? Vista como me vista  siempre voy a atraer la atención de todos. Es obvio. 

Mire mi celular, faltaban cinco minutos para las diez.  Salí de mi habitación en silencio, pero no resultó bien al encontrarme con París. Dios América Wagner  Richter, ¡invéntate algo!

- ¿América? - enarco una ceja - ¿A dónde vas así vestida?

-Eh... ¡Negocios! - exclame - Y llego tarde, adiós hermanita. - Le di un beso rápido en su mejilla y camine rápidamente hacia la salida para luego subir al auto fucsia y conducir al restaurante. 

Para cuando estuve frente a Lorenz Adlon Esszimmer, habían pasado veinte minutos.
Al entrar al lujoso lugar, una mujer que parecía ser la recepcionista me atendió.

-¿Tiene reservación? - no supe que responder. - ¿Nombre?
- América... - no me dejó terminar.
-Por aquí. - me guío hacía una mesa cerca de la punta, un hombre qué me resultaba tremendamente conocido se veía de espaldas, pero por las pisadas se giró y sonrió al verme allí. Luego de un sutil gesto de cabeza por mi parte, la señorita se fue.

- Señorita Wagner. - Agarro mi mano y la beso, se la saqué y la puse de nuevo a mi costado.
- Edik. - saludé yo. Me coloque frente a la silla y me senté, él imitó mi gesto.
- No pensé que vendrías. - dijo entonces.
-Yo tampoco. -Respondi. Él sonrió.
- ¿Sabes algo? Si hubiera podido elegir, te habría escogido a tí. - Lo mire y sentí la tan conocida culpa recorrer mi sistema.
- Yo no estoy preparada para un matrimonio. - me limité a contestar. Justo llegó uno de los camareros para hacer nuestros pedidos.
Puse mi mano sobre la mesa y el la tomó, colocando su palma sobre mi mano enredando nuestros dedos. Mire aquella acción con mucha culpa, más de la que acostumbraba a sufrir. Osea, nada.

Mire sus ojos, el me veía intensamente.

-Esto no es correcto. - dije yo e hice el intento de quitar mi mano de la suya, pero el no me lo permitió.
-En nuestro mundo nada lo es. - me respondió él y lo miré con dudas.
- Es mi hermana y tu su prometido. -El levantó una ceja.
-¿Y? - inquiero. Quise reír.
-¿Y?, Es mi hermana, esto no es correcto. - Con más fuerza saqué su mano de la mía y agarre mi bolso de mano. - Muchas gracias por la cena, pero no puedo quedarme. - Me Levante y caminé hacia fuera.

Cuando estaba por meterme a mi auto, unas manos me agarraron el brazo y antes de que pudiera decir algo unos labios se encontraban sobre los míos, en un beso de esos hambrientos, furiosos. No pude evitar corresponder a esa persona que besaba como un puto Dios.

Abrí los ojos al separarme por aire, aguante un jadeo al ver que se trataba de Edik, aún así me lo esperaba. Sus labios hinchados eran un horrible recordatorio de lo que acababa de hacer.

No dije nada y me metí al auto, conduciendo hacia un bar. Definitivamente necesitaba hundirme en el alcohol y luego quitarme las ganas con un algún tipo de por ahí... O tipa. ¿Qué más da?

♠♣♠

Es corto, lose, lo siento. Pero de acá, probablemente todo se descontrole MUAJAJAJA!

Esta Mer es toda una loquilla.

En fin, quería consultarles, ¿Que les parece una historia de los padres de estas niñas? A mí me emociona escribirlo, pero si no les interesa me lo voy a quedar en borrador (porque muero por escribirla). Claro que la publicaría luego de terminar esta, pero bueno, díganme qué opinan.

¡Besos! 💜
-Mica.

Hijas De Mafiosos *PAUSADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora