Hijas De Mafiosos *PAUSADA*

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- Está decidido - aún así, cuando se fue, pude notar el arrepentimiento en sus ojos. Cuando mire hacia mi costado, London y mi mamá estaban rodeando a París en un fuerte abrazo en un intento de consolarla y calmar sus sollozos.

Su maquillaje tan perfecto, ahora caia por sus mejillas, como lágrimas negras con toques de iluminador. Literalmente su maquillaje se había desarmado de tal manera que parecía un zombie. Quizá fue un mal momento para cambiarle su maquillaje de calidad por uno del kiosco cerca del instituto...

Pero saliendo de mis pensamientos, me acerque a las mujeres y me uni al abrazo de apoyo.

♠♣♠

El auto estacionó frente a la mansión. Los guardias de seguridad se acercaban a nosotros y se aseguraban de que todo estaba en órden.
Salí y fui hasta mi cuarto, tenía mucho que pensar. Mi cabeza ya había comenzado a crear historias turbias sobre el futuro próximo, pero no mío, sino que el de París.

Sacudí la cabeza, tenía que alejar esos pensamientos. Me saque el maquillaje y me preparé para dormir.
Me puse el más sencillo pijama de mi Placard. Un camisón largo blanco de seda, pero sin detalle alguno, cómo una bata de hospital.

Bueno... Tenía un poco de encaje, pero muy poco. Apenas.

Me metí dentro de las sábanas, y me tape hasta los hombros. Agarre el celular y comenze a chusmear en las redes sociales. Pronto sentí que los párpados me pesaban y fue cuestión de tiempo el quedarme dormida.

Pov London
Seguía en shock y me moría de ganas por llamar a Alessia o Italina y contarles semejante noticia, pero tuve que aguantarlo. No era tonta, sabía que se trataba de una cuestión familiar.

Ver llorar a París, definitivamente me dejó en un estado de desconcierto, pues en mi corta vida muy pocas veces la eh visto llorar. Al parecer todo ser fuerte tiene un momento de debilidad...

Salí de mi alcoba, necesitaba un trago. En la cocina no había nadie, claro, las mucamas debían de estar durmiendo. Había terminado su turno hace como una hora. Abrí la heladera, pero por algunas razon solo habia    Jägermeister. Ags.

La saqué de la nevera y de la alacena saque una copa. Apoye la copa en la mesa y destape la botella de vidrio verde. Verti el líquido oscuro dentro del vaso.

Mientras bebía aquella mezcla dulce y amarga, Vi por el rabillo del ojo que mi padre bajaba con una botella vacía de vodka, su bebida favorita en el mundo. Con la camisa blanca arremangada y medio mareado.

¡Genial! Está borracho

- London. - saludo mi papá, hablando casi entre dientes, con la voz gangosa. 
- Papá... - me acerque a él despacio, porque en este estado era donde más sacaba a relucir su parte violenta. - ¿Por qué no subes? Ve a dormir... - arrojo su botella, retrocedi.
- No quiero estar cerca de esa zorra. - Gruño.
- ¿Mamá? - retrocedi un poco más, pero en dirección a la puerta que daba a la sala. Él se toco la cabeza en un gesto frustrado. Iba a decir algo, pero salió. Lo seguí, lo vi salir de la casa dando un fuerte portazo, gritándoles a sus guardias de seguridad que no se le acercarán.
Corrí hasta la puerta, la abrí y lo vi subirse a uno de sus tantos autos, para luego desaparecer.

Mierda...

Me di vuelta, volví a la cocina y agarre lo que antes había venido a buscar: alcohol. Para así poder subir de nuevo a mi habitación.