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Edik conducía el Porsche blanco con los ojos fijos en la calle. El ambiente estaba muy silencioso y eso resultaba algo incómodo. Pensaba diferentes maneras de empezar la conversación y romper el hielo, pero todo sonaba muy estúpido y conversar con el no parecía atractivo. 

-Estaba pensando... ¿Por qué no cancelamos el compromiso? Estoy segura que convencerás a tu padre y... -me interrumpió, no entendía si su rostro demostraba burla o molestia. 

-Mira, ¿París? -asentí. -No es algo que este en mis manos, tampoco creo que tu puedas cambiar algo, no depende de nosotros. -Me miró unos breves segundos más y su vista volvió al frente.

-¿No depende de nosotros? esta es mi vida y yo no quiero casarme ahora. -Estaba molesta y que mejor que ser sincera y ver si podía lograr que estuviera de mi lado.

-Yo no quiero casarme contigo, ¿pero que se le va hacer? -Sonrió con burla. Respire profundamente antes de contestar.

-¿Ves? El sentimiento es mutuo. Más razones para cancelar esta mierda. -No me respondió, solo se limito a sonreír y seguir conduciendo. 

-Llegamos. -Estaciono el auto frente a un restaurante de lujo que conocía bien. Se acerco a una mujer de vestido azul marino y cabello rubio, atado en una cola alta y prolija. 

Si antes me caía mal, ahora lo odiaba por ponerse a coquetear con la mujer esa que parecía que en cualquier momento se tiraría sobre el. Tosí falsamente cuando vi que se tardaba más de lo necesario. La señorita, si podía llamarla así, nos llevó a una mesa blanca con velas que daba cierta privacidad al estar casi escondida por plantas grandes y verdes. 

-Si me voy a casar contigo obligada -remarque la última palabra -, podrías  tener algo de respeto hacia mi persona. 

-No somos nada todavía así que vete acostumbrando a que -empezó a enumerar con sus manos. -Estaré con quién se me dé la gana y tendré sexo con quién se me antoje. -Hice una mueca de asco, definitivamente no quería lidiar con alguien como Edik. 

-Esta idea tuya de una cena fue una muy mala idea. -le expuse con fastidio. -Así que, buenas noches. -Le sonreí falsamente e intente levantarme del asiento. Intente porque básicamente no me lo permitió. Su mano agarraba con fuerza mi brazo y su cara, sus ojos fruncidos y oscurecidos y su mandíbula apretada me demostraban que en este preciso momento solo sentía bronca, enojo, ira quizás. 

-Compórtate que me estas avergonzando. -Murmuro entre dientes.

-Suéltame, me lastimas. -dije soltándome de su agarre, volví a la silla y se acercó un mesero para tomar nuestra orden. El pidió todo, yo no tenía ganas de hablar. -Ahora que se fue el chico, supongo que no tienes nada que decirme.- El no era nadie para decirme que hacer, así que volví a levantarme del asiento ignorando la furia que parecía desprender. 

-París...-murmuro con un tono de advertencia.

-Buenas noches. -Lo mire con burla y antes de que el pudiera volver a agarrar mi brazo salí del pequeño espacio y fui hasta la salida. Maldecí no haber traído mi propio auto, ahora tenía la opción de volver caminando, pedir un taxi o llamar a mi guardaespaldas. Supongo que la segunda opción es la mejor. Camine una cuadra, por si Edik salía para hacerme una escena. Por suerte 'para mi en la esquina pasaba un uber que me llevó directo a casa. Pague y baje, entrando a casa y yendo directo a mi habitación. No estaba para aguantar a nadie y tenía la pequeña sensación de que él vendría hasta aquí para quejarse con mi Dieter,mi... padre. Hice una mueca de asco al pronunciar esa palabra, esa relación que ahora me parecía tan lejana. 

Me puse un pijama color verde agua y me tire entre las sabanas de seda que acariciaban mi piel con suavidad,apagué la luz de la lámpara y encendí mi reproductor de música. Pero no me dormí, tenía insomnio y la melodía relajante no ayudaba, el asmr no surtía efecto y el articulo más aburrido que encontré en la web menos. 

Solté un suspiro al ver el reloj, tres de la mañana. Fui hasta mi armario y me puse un bikini verde fluor bajo el pijama. Agarre una toalla y fui directo a la pileta que se encontraba en el jardín. Lo bueno de vivir en este barrio, es la gran luz que ofrecen las estrellas. Más brillantes que las piedras preciosas o los diamantes de calidad. Si es que eso existe, claro...

Me tire a la pileta y quede bajo el agua unos segundos antes de volver a la superficie para respirar. Nade un rato antes de salir y sentarme en la orilla, pude ver la sombra de alguien acercarse y luego sentarse a mi lado. América tenía puesto un bikini de lunares y estaba tapada con una toalla gris. 

-¿Todo bien? -preguntó, moviendo sus pies suavemente en el agua. 

-Si, todo esta perfecto. -Sonreí y volví mi rostro al agua. 

-¿Insomnio? -Asentí. -Estoy igual. ¿Cómo te fue con Edik?- volvió a preguntar. 

-Peor de lo que esperaba. -Me encoji de hombros y saqué mis pies de la pileta para recostarme en una de las sillas que había detrás de mi. 

-¿Por? 

-Otro estúpido más. -Respondí. El ruido de algo chocar contra en agua me hiso mirar al frente y no hacia el cielo.

-Creo que es la primera vez que te veo comportarte así.-Comentó.

-¿A qué te refieres?-La mire confundida.

-Así, tan...-busco la palabra-... débil.

-¿Perdona?- me sentí ofendida y no pude evitar incorporarme en la silla y acercarme hasta ella.

-Por un chico, quiero decir.-Se corrigió.- Generalmente no les das bola.

-Supongo que cambia todo el hecho de casarme con el.-Respondí insegura. No lo sabía en realidad, no sentía nada por el y eso estaba claro.

-Si nos esforzamos, podremos cambiar la situación. Confía en mi.-fue lo ultimo que dijo y se dedicó a nadar de un lado a otro de la gran pileta. 


Hijas De Mafiosos *PAUSADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora