Las distintas facetas de Alfa Martín (1/?)

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01. Furia


Martín es un alfa sin éxito. Trabaja manejando un micro de la locomoción pública y carga con una familia a cuestas. La unión con su omega fue casi accidental y el nacimiento de sus dos hijos no le dio a él ninguna satisfacción.

Martín no disfruta de la compañía de ninguno de ellos. Son pocas las noches que luego del trabajo se va a su casa directamente. A veces sale a emborracharse con sus amigos o visita algunos prostíbulos; su omega nunca es lo suficientemente bueno y los niños, aunque hagan gracias y pidan su cariño, le enferman.

Martín es un alfa agresivo. Golpea a su omega cada vez que algo sale mal en el trabajo. No tiene oportunidad de hacer lo mismo con sus hijos porque Manuel los aleja apenas comienzan los gritos.

Martín tiene un amante. Una omega que se para cada noche en una esquina muy lejos de casa. Ella sabe ocupar su cuerpo mejor que el obtuso de su compañero.

Martín no ama a nadie, ya ni siquiera se ama a él mismo.

Una noche, Manuel le espera con la cena humeante sobre la mesa, pero los minutos pasan y los niños terminan de comer y él les dice que vayan a su habitación, porque seguramente papá llegará muy pronto.

Pero las horas se van y papá no llega y Manuel tiene que botar la comida a la basura.

Manuel llora mucho esa noche, pero su llanto no despierta a sus hijos. Se acurruca en el lado que suele ocupar su alfa y huele su aroma hasta que las lágrimas ya no caen más.

Martín llega a la tarde siguiente y ese es el inicio de una serie de eventos desafortunados.

Manuel le pide explicaciones, le grita que ya nada le importa, que ni siquiera le interesa si sus hijos comen, que apenas le habla si no es para cogerlo durante el celo.

Martín lo abofetea tan duro que hace que le sangre la nariz y el pómulo se le ennegrezca.

No contento con eso, le empuja al suelo de madera, le patea el estómago y el pecho, le grita groserías.

Manuel apenas y puede levantarse cuando Martín se detiene porque está jadeando.

El resultado más grave es un brazo roto, por lo menos eso le dice el doctor mientras escribe una receta. Manuel está tan avergonzando por presentarse así ante un alfa, cuando es tan obvio que ha sido una golpiza doméstica. El doctor Kirkland se le queda mirando largamente después de entregarle el papel, sus ojos verdes y su cara pecosa se contraen.

— Si vuelve a hacerlo otra vez, llámame. Si no quieres denunciarlo tú, lo haré yo.

Manuel quiere reírse, porque sabe que eso es lo que harán los policías cuando siquiera abra la boca.

Martín le pide perdón ese mismo día, le dice que se maquille el pómulo violeta para que salgan junto a los niños a dar un paseo. Josefa y Joaquín se arrimaron a las piernas de Manuel. Manuel le dijo que lo perdonaba, pero que no saldría con él a ningún lado.

Martín lo vuelve a hacer unas semanas después, por ninguna razón en específico y por todas las razones del mundo. Cuando Manuel está solo y llorando en la habitación, busca la receta que el doctor Kirkland le dio y llama al número anotado.

Al día siguiente, mientras los niños van al jardín y supone que Martín está en el trabajo, se encuentra con el doctor Kirkland en un parque cercano.

Se llama Arthur y su olor lo tranquiliza. Su manera suave y elegante de hablar le llama la atención. Sus caballerosas acciones le gustan. La forma en la que examina su brazo enyesado, aun cuando no están en la consulta, hace que las mejillas se le sonrojen.

Con el Correr del Tiempo || ArgChi || [Múltiples Universos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora