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Irresponsables (1/1) | Señor Presidente

Notas: ¡Otro de los cortitos que encontré ayer! Este está inserto en el universo de mi fic "Señor Presidente" <3 También lo escribí en el año 2017 y lo hice escuchando la canción Irresponsables, de los Babasónicos jeje Incluye a Marcos, personaje creado por ZomBelGress.

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- Gracias -lo único que ilumina la habitación es la luz de la lamparita de noche que Manuel ha encendido hace poco. Afuera casi no hay autos pasando, no hay ruidos, hay un mutismo incómodo que Marcos agradece que Manuel haya roto. Lo ve sentado en la cama, poniéndose encima su camisa blanca, cubiertas sus piernas todavía por las sábanas celestes- Fuiste muy delicado.

A Marcos eso le saca una sonrisa. Se acomoda en la cama, lo mira tiernamente. La curva de su cintura, su piel delgadita, sus costillas, el lunar en su cadera. Otra mueca amorosa, hasta dulzona, media emocionada se le escapa. Le quiere dar un beso en el hombro y oler su cuello, besar encima de la marca que Martín le hizo en la clavícula y que se mantiene intacta. Le hiperventila ser capaz de sentir que su olor está por sobre todo el cuerpo de Manuel, por su pecho y por entre sus muslos. Al final se decide, juguetón, y le da ese beso, justo en el huesito de su hombro. Manuel se eriza un poco y después le sonríe y Marcos quiere creer que esa sonrisa es sincera.

- Tal vez demasiado delicado -le corrige, con sus ojos verdes siempre encima del perfil de Manuel. De esa nariz respingada que le parece la cosa más mona del mundo.

- No, yo... yo nunca había estado con otro alfa, ni con otra persona que no sea Martín.

Marcos se queda en silencio y Manuel suspira.

- Perdona, qué desubicado de mi parte -trata de excusarse el omega, rascándose el cabello- Yo hablando de Martín cuando estamos así.

- No hay problema -en realidad, está harto. Marcos se deja caer en la cama y Manuel le echa una miradita discreta; el pelo de Marcos está revuelto sobre su frente sudada y Manuel curva los labios casi sin querer. Su sonrisa se ensancha un poquito y se inclina a su lado, su olor profundo, apabullante, se le mete a Marcos por la nariz y le dilata las pupilas, y se siente incapaz de hacer algo, como estático, cuando Manuel le pasa la mano en la frente y le quita los rulos de encima. Algo le sale de su boca, como una sonrisa forzada entre medio de la ternura dolorosa que Manuel expelía en cada momento. Manuel le sonríe de vuelta, le desliza la mano por la mejilla y se da la vuelta, intentando ponerse de pie. Marcos no tiene ganas de que esto se rompa ahora.

- Mejor me voy, ¿ya? -dice Manuel, quitando sus piernas de la cama. A Marcos le produce unas cosquillas tontas observar la forma en la que intenta cubrirse de la cintura hacia abajo con la sábana. - Los niños están con mis papás y ya es super tarde. Voy a pedir un Uber.

- Yo te llevo -Marcos interfiere.

- No, gracias -la voz de Manuel suena más tosca de lo que él quisiera- No creo que sea lo mejor... que los niños te vean y los vecinos te vean.

- No te voy a dejar ir solo a esta hora.

- Son las once.

- Y, perdóname, pero ya no vivís exactamente en el mejor barrio de la ciudad.

Manuel se pasó la lengua por sus labios hinchados.

- Gracias por todo -le susurró, cansado.

Trató de ponerse de pie, olvidando la sábana y su camisa a medio abotonar. Marcos le agarró el brazo, demasiado atado a esto como para dejarlo ir tan temprano. La noche es cruda, en realidad, todo entre ellos siempre ha sido muy crudo. Muy dulce a la vez, también, como un jugueteo incesante y cansador, una tensión constante de la que no podían escapar. Cuando Manuel decidió ceder, Marcos creyó que no habría otra ocasión como esta. Todo había sido profundamente inocente, profundamente amoroso. Y él se sintió como si nunca se hubiera acostado con alguien antes, como si en su vida hubiera anudado a cualquier otro omega. Unirse con Manuel había sido exactamente como lo soñó. Y ya no quería que su olor desapareciera del cuerpo de Manuel, nunca más.