PARTE 4.

2K 128 7
                                    


La mañana del lunes todos estaban hablando del ya confirmado asesinato de Jason Blossom. Lo que en un principio había parecido un accidente pronto se había convertido en crimen y había marcado al pueblo de tal modo que todos sabían que nada volvería a ser como antes. La seguridad que antes despedía el ambiente en la pequeña ciudad se había tornado en miedo y desconfianza. La noche del baile el cuerpo había sido encontrado por casualidad, con un disparo en la frente. Mackenzie entonces comenzó a preocuparse. Quizás sí que debían contar que habían estado allí. Por muchas consecuencias que pudiera traerles.

Aunque aún se preguntaba cómo iba a explicarle a su padre que había estado en Riverdale mucho antes de lo que él pensaba, que había pasado la noche en el bosque y que había oído un disparo y no se le había ocurrido mencionarlo hasta entonces. La noche del sábado ya se había metido en suficientes problemas por saltarse la cena y dejarlo plantado. Mackenzie había llegado a su casa pasadas las tres de la mañana. Descalza y con las botas en las manos, había entrado intentando no hacer ruido.

—¿De verdad esperabas que colara? ¿Con quién te crees que estás tratando Mackenzie? —dijo su padre muy enfadado, parado a dos palmos de ella, con los brazos cruzados y la decepción en su rostro.

La morena maldijo en su interior por no haber previsto que seguiría despierto.

—No sé qué voy a hacer contigo —dijo abatido y con una mirada de decepción—. ¿Qué es lo que te pasa? No solías ser así. Sé que lo de tu madre te ha afectado mucho pero estoy intentándolo. Ayúdame un poco a entenderte. Cuéntame qué te ocurre, qué te pasa por la cabeza.

Mackenzie bajó la vista y dijo con la voz ahogada:

—No tienes ningún derecho...

—¿Perdona? —dijo sin entender.

—Que no tienes ningún derecho —dijo más alto y se atrevió a mirarlo a los ojos—. No tienes ningún derecho a querer comportarte como un padre cuando nunca lo has sido. Dejaste de tener ese privilegio desde que te olvidaste de mi. He pasado los últimos años sin un padre. No lo necesito ahora, Nicholas.

Y sin esperar una respuesta se encerró en su cuarto, dejando a un perplejo y destrozado Nicholas Barnes en medio del pasillo vacío.

La mañana del domingo no salió de su cuarto más que cuando sintió que su padre se marchaba y la mañana del lunes no se molestó en dirigirle la palabra cuando se levantó y se marchó sin desayunar. No se sentía culpable. O al menos trataba de convencerse de que así era. Por qué iba a hacerlo cuando su padre no se había molestado en querer saber de ella durante los últimos siete años.

La morena caminó por el ruidoso pasillo del instituto hasta que distinguió a un muchacho de cabello azabache y gorro de lana con forma de corona a unos metros de ella. Estaba hablando con Archie. Quizás hubieran solucionado lo que quiera que pasara entre ellos.

—El sarcasmo es mi forma de relacionarme con el mundo —le oyó decir Mackenzie antes de lanzársele a la espalda para sorprenderlo.

—Buenos días —sonrió rodeándole el cuello con los bazos y la cintura con las piernas para no caerse.

—Oh, mira, pero si está aquí el xenomorfo en su etapa de larva —dijo con escepticismo.

—Ja, ja, muy gracioso —dijo rodando los ojo y bajando de la espalda de su mejor amigo—. Para que lo sepas, la gente normal me considera adorable. Y si fuera un xenomorfo me habría lanzado a tu cara, no a tu espalda —le recordó—. Oye, Archie Andrews, ¿qué tal con Betty? ¿Arreglaron las cosas al final?

Archie asintió.

—Puede que lleve un tiempo que las cosas vuelvan a ser como antes pero estamos bien —dijo con una sonrisa.

Lost Stars. Archie Andrews ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora