PARTE 8.

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Mackenzie se apresuró en entrar al instituto. Ya se le había hecho algo tarde y lo cierto era que como se ganara otro castigo su padre la mataría, no importaba lo mal que estuviera su relación.

Acababa de ver a Veronica, Betty y Kevin y se iba a acercar pero la morena echó a andar con aspecto de estar muy enfadada y dijo:

—Yo no sigo las reglas, las hago, y cuando es necesario, las rompo.

—Wow, ¿qué pasa aquí? —dijo siguiendo a Betty, que seguía a Veronica con una mirada preocupada.

—Veronica salió con Chuck Clayton, el hijo del entrenador. Y publicó esto.

Betty le enseñó su teléfono, dejando ver un selfie de Veronica con el muchacho, en el que la cara de la latina estaba cubierta con miel de maple en un montaje propio de un aficionado.

—Por favor, ni siquiera está bien hecho —dijo tratando de quitarle hierro al asunto aunque lo cierto es que era algo horrible. Dejaba a Veronica como una puta.

—Va a pagar por esto —dijo furiosa y sin aminorar la marcha—. Y ustedes dos van a venir conmigo.

Sin darles tiempo a reaccionar, Veronica las tomó de las muñecas y las arrastró con ella al vestuario de chicos, donde los jugadores del equipo de futbol se estaban duchando después del entrenamiento matutino.

—Perdona —dijo Veronica abriéndose paso entre los altos y casi desnudos muchachos y aún arrastrando a Betty y a Mackenzie.

—¡Lo siento! —dijo Mackenzie echándose hacia atrás al toparse con un torso desnudo.

—¡Mack! —Archie se sujetó la toalla, que había estado apunto de caérsele.

El rostro de la mencionada adquirió un rojo casi tan intenso como el del labial de Cheryl Blossom cuando su vista se posó en el muchacho.

—¡Dios! —murmuró completamente avergonzada y sin saber a dónde mirar.

—Chicas, ¿qué están haciendo aquí? —dijo confundido e igualmente avergonzado el pelirrojo.

—No tenemos tiempo para esto —dijo Veronica adelantándose.

Mackenzie, aún sin palabras siguió a su ahora amiga, que en ese momento le pedía a Chuck, en tono para nada amistoso, que eliminara aquella publicación tan humillante.

—¿Por qué estás tan enojada? —se burló el muchacho con una sonrisa petulante—. Es una medalla de honor, y además no eres nueva en esto, luego de tu cita con Andrews en el armario.

—Eso es totalmente irrelevante, Chuck —dijo Betty enfadada—. No puedes ir por allí humillando chicas, por ninguna razón, bajo ninguna circunstancia... Imbécil.

—Mira —le dijo con la misma actitud condescendiente—, entiendo que no eres de las que entra en los armarios, pero, si quieres montarte en el carruaje de Chuck, puedo arreglarlo.

—¿Perdona? —dijo Mackenzie completamente alucinada. ¿Quién se creía que era para hablarles así?

—Hagamos esto simple, para que tu pequeño e inmaduro cerebro lo entienda —dijo Verónica completamente indignada—. Quita. Esa mierda. De allí.

Entonces Chuck pareció ponerse serio y se acercó para decirle:

—Mira. Esa actitud de perra refinada tal vez funcionaba con los niños con los que salías en Nueva York,

pero estás en territorio Bulldog.

Uno de sus amigos se acercó imitando a un estúpido bulldog, con la intención de amenazarla.

Lost Stars. Archie Andrews ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora