I - I. Valquirias

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Escandinavia, 793 d. C.

SUS PIES DESCALZOS CORRÍAN SOBRE LA TIERRA HÚMEDA y su larga melena rubia bailaba al son del viento

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SUS PIES DESCALZOS CORRÍAN SOBRE LA TIERRA HÚMEDA y su larga melena rubia bailaba al son del viento. Se le aceleraban el pulso y la respiración a medida que corría más y más rápido y el aroma del suelo mojado inundaba sus fosas nasales, reconfortante, provocando que en sus labios floreciese una radiante sonrisa: adoraba aquel olor.

Dahlia gozaba de aquellas ocasiones en que su madre la mandaba a buscar leña para el fuego. Con aquel pretexto podía recorrer tanto bosque como gustara, dar rienda suelta al estallido de energía que se apoderaba de ella en cuanto se adentraba en la maleza, sentir el viento en su rostro y cómo este agitaba su pelo, percibir todas las fragancias que la naturaleza le brindaba... Básicamente, sentirse libre.

Otras veces la acompañaba su hermano Björn y, tras pasar horas reuniendo y cortando madera, decidían darse un descanso. O al menos esa era la intención, pues al cabo de un rato alguno de los niños no lograba resistirse y, o bien Dahlia o bien Björn, empezaba a provocar al otro con constantes pullas para entonces dar paso a las luchas. En ocasiones peleaban con palos, fingiendo que eran espadas, y en otras habían llegado a luchar con las hachas de cortar leña mientras usaban trozos de corteza lo suficientemente grandes para simular escudos. Su hermano deseaba convertirse en un gran guerrero, como su padre, Ragnar Lothbrok Sigurdsson, así como ambas de sus hermanas, Dahlia y Gyda, aspiraban a ser tan buenas escuderas como su madre Lagertha.

Aquella mañana ya habían pasado varios días desde que la nieve de la última nevada comenzó a derretirse, y no quedaba ni rastro de la gélida masa nívea en todo el bosque. Aun así, gran parte de la madera que Dahlia consiguió seguía húmeda por el deshielo, pero logró crear un pequeño montón de leña en la que el interior de la madera estaba seco. Aquello sería suficiente para hacer pequeñas fogatas en los próximos días.

Cuando la hija mediana de Ragnar Lothbrok volvió a la granja que era su hogar, su padre y hermanos ya estaban allí, y escuchaba a su madre en los establos. Mientras intentaba prender la hoguera junto a Gyda, se percató de que su padre estaba ataviando a Björn de forma inusual, con pieles cada una más gruesa que la anterior, mientras el niño componía esa expresión de incomodidad que suelen poner los hijos cuando sus padres les ajustan la ropa demasiado.

—¿Qué hacéis? —inquirió, logrando prender el fuego con su hermana.

—Mañana llevaré a vuestro hermano a la Asamblea —respondió Ragnar, comprobando que las pieles se ajustaran a las medidas del susodicho.

—Pues va a parecer un osezno de verdad —bromeó, haciendo referencia al significado del nombre de su hermano, oso.

El comentario hizo reír a Gyda y Dahlia se ganó una mirada fulminante por parte de Björn, gesto que solo consiguió causar más risas en la mayor de las hermanas.

El comentario hizo reír a Gyda y Dahlia se ganó una mirada fulminante por parte de Björn, gesto que solo consiguió causar más risas en la mayor de las hermanas

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Ragnarsđóttir | VIKINGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora