La entrenadora de agua

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—Y ahí lo tienen damas y caballeros, la victoria de la invicta líder de gimnasio de pueblo Aquariel ¡Melody!

El pokemon de agua Dewgong nadaba animado por haber ganado contra aquel Xatu, el cual le tomó más tiempo de lo que esperaba.

Saludando al público, la chica retiro a su pokemon y fue a los vestidores; tomó aire recargada en la puerta, no era malo ser líder, pero... quería algo más que estar ahí día y noche esperando contrincantes, quería salir al mundo, ser ella quien buscará a sus propios retadores.

Sebastián, su tío le decía que el se encargaba aún negándose a dejarla ir, se contra decía así mismo, pero no cabía duda de que su tío de cabello y barba roja siempre la apoyaba.
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«Estos... un día... »con tic pulsante en su ceja derecha, Ziri se encontraba cuidando del huevo como si estuviera embarazado.

Los pokemon se burlaban de él pero Shinx le apoyaba en lo que necesitará, algo bueno que agradecía. Rina entrenaba a sus pokemon para enfrentar a aquella líder, y conforme pasaban los días, se iban haciendo fuertes junto a la rutina enviada por Ikov

El huevo comenzó a brillar, resplandecer y emocionar como asustar a Ziri, los demás se encontraban expectantes a saber qué tipo saldría de aquel huevo, a Rina le resplandecían los orbes, lo cual le parecía a Ziri tierno.

El cascarón de quebranto por la parte superior e ir bajando poco a poco hasta caer en pedazos y ver a un adormilado Ralts en su kangurera.

La ternura de los demás abrazaba al pequeño quién no parecía tener como otros, y detectaba a Ziri como su madre.

—Que belleza, nunca había presenciado un nacimiento –decía Rina tomándolo en brazos a lo que el pequeño se dejó hacer.

Ziri suspiro, ya no tendría que cargar con él por lo menos, ya podría meterlo en la pokebola, más sencillo. Lo recibió de vuelta.

—Como madre oficial, debes de cuidar de él –señalaba Rina sería seguida de Shinx.

Al haber salido del huevo necesitará de más cuidados. Así que ni pienses meterlo aún en la pokebola.

—Está bien, deja de fastidiar.

Rodó los ojos cargando al pequeño igual a cuando era un huevo, siendo el atractivo de las chicas y la burla de los chicos.
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—Ya lo hablamos Melody, es peligroso que andes por ahí tú sola.

—Mamá, muchos a mi edad están ahí afuera, no seré la única.

La mujer de cabellera roja negaba, no dejaría salir a su pequeña, tantos terribles peligros que había.

—Es mi última palabra, no y punto –sentenció.

—¡Jamás me dejas elegir, me tienes peor que un pokemon en cautiverio! –salió directo a su habitación.

¿Que iba a saber ella? ¿Que sabía en realidad? Nada. Era una chiquilla. Miro la foto del padre de Melody, un hombre del mar, que se aventuró y solo volvió su preciada pokebola destina a Melody con Piplup dentro, siendo ahora un Prinplup.

No la dejaría ir, no perdiera a otro ser amado para ella, sin importar nada. Estaba decidido.
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Corría con dirección a la playa, algo que no podían quitarle o impedirle era su cercanía al mar, se lanzó a las olas y se dejó llevar por la corriente.

—¿Por qué su obstinación por tenerme encerrada? –preguntaba al cielo azul del cual no recibirá respuesta. Se sumergió observando el mundo marino de los diferentes pokemon y liberar a los suyos para que la acompañarán.

Un rato de diversión, cuando se escucho una explosión cerca de la costa. Apresurada corrió a la dirección, encontrándose con cuatro entrenadores pokemon acorralados por un grupo de personas con ropas púrpuras entalladas al cuerpo.

—¡Déjenlos en paz! –gritó atrayendo la atención de los atacantes.

—No te entrometas mocosa –riño un hombre de entre el grupo —no es tu asunto ¡piérdete!

—Prinplup hidrobomba –sabía que no estaba bien, que sus amigos del pueblo necesitaban de ella, lo veía en sus ojos.

—Altaria aguante –dos más se le unieron al hombre resistiendo como el ataque del ave —aire afilado –en sincronía, los dragones volaron sobre Prinplup propiciándole un ataque que le causó daño.

Los otros dos hombres mantenían custodiados a las personas sin dejarlas ir.

—Garra metal Prinplup –aún podía, confiaba en el.

El ave atacó a una de los pokemon enemigos propiciándole un buen golpe, pero recibiendo el doble por parte de las otras dos.

—Chiquilla tonta.

Aún en el suelo, Prinplup se alzaba tambaleante al combate. Un grupo de Lombre salió en ayuda del Prinplup, atrancando a los enemigos y hacerlos correr.

—Melody.

—No se esperaba menos de ti, gracias.

Le agradecían, explicándoles que les fue imposible usar a los pokemon ya que fueron aturdidos con un sonido difícil de explicar que los volvió en contra de ellos mismos.

Aquello no pasó por alto y ellos como Melody fueron a informar a la oficial Jenny quién no tardó en avisar a las demás y hacer una inspección inmediata en la zona.
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—La cena está lista –informó a los presentes Rina.

Ralts ya se había familiarizado pero seguía pegado a Ziri. «¿Qué e hecho para merecer tal castigo? »pensó para sí mismo mirando la Luna.

Terminado de comer, se alistaron para dormir. Topacio sonrío, no cabía duda de que aún le faltaba muchas cosas por lidiar a Mewtwo.

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