Introducción

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—Los humanos y pokemon llegan a tener lazos o vínculos especiales, leyendas cuentan que a sido tal la fuerza de ellos, que hasta podían aprender uno del otro o sentir lo que el otro –contaba Rina a detalle.

Desde hace unas horas que habían despertado para continuar con su andar a llegar al siguiente pueblo, acompañados de los curiosos pokemon que les seguían.

Ahuyentando a algunos con su mirada, estos le preguntaban cual era su problema, y más que nada ¿como podía hablar con ellos?

No daba respuesta a ninguno; miraba de vez en cuando a Rina, notando algunos detalles de la chica, su caminar, el modo de hablar y sus movimientos.

Suspiro por octava vez, pero esto pasaba de ser percibido por la chica. Los pokemon, y más los de tipo insecto, parecían encantados con el olor de la chica, causando un tic de enojo en Ziri.

El primer pueblo con el cual se toparían quedaba aún a un día y medio de ahí, así que, tenía ese tiempo para planear escapar de la vista lila de la chica.

—Ni lo pienses –dijo Shinx mirándole —no se lo que piensas, pero no me gusta esa mirada.

Hizo como que no escucho ese comentario y siguió con su plan, era Mewt... mordió su labio empuñando con fuerza.

Rina seguía hablando sobre la historia, creación y los pokemon  legendarios, cuando se toparon con una escena algo... ¿inusual?

Un Pliplup golpeaba a una chikorota por qué está no le devolvía una ¿sonaja? ¿De donde sacaron eso?

—¡Es mío!

—¡Yo lo vi primero!

—Mentira

—Seguro algún grupo de viajeros tenían un bebé y se les olvidó la sonaja –dijo ladeando la cabeza Rina con una sonrisa, le parecía tierno aquello, pero mal que estuvieran peleando.

—¿Por que no lo comparten? –interrogó Shinx a los dos pokemon.

—La última vez rompió el juguete.

—Mentira, tú lo lanzaste muy fuerte y por eso no lo alcancé a tomar.

—Por eso es tu culpa, por no alcanzar las cosas. Eres un enano.

—¡Enano!

—Si, eso eres.

—Por lo menos yo no me enojo por todo como tú.

—¿Me estás diciendo gruñona?

Aquella pequeña discusión ante los ojos de Rina, era eterna en la mente de Ziri, quien aún tenía el tic por los pokemon que le seguían y hablaban de Rina.

—Una batalla, quién gana se queda con él –sugirió Shinx.

Ambos pokemon se vieron y asintieron, sabían que si seguían así podían romper el objeto y ambos perderían.

En posición, empezaron su pelea. Pliplup lanzaba sus ataques de agua mientras Chikorita los esquivaba y embestía al pequeño.

A mitad del combate, ambos ya tenían un grupo que los apoyaba con labras de ánimo.

—Sigamos –dijo Ziri caminando y dejando el asunto de lado.

Rina le siguió el paso seguido de Shinx, que a la distancia aún miraba como ambos seguían sin ceder ni un poco al otro.

«Incluso los pokemon... ellos solos... »ni el mismo sabía cómo formular aquella oración.

Era consiente que él incitó a los pokemon a entrar en batalla entre ellos, pero ahora, con tantas cosas que vivió después de ello, lo que pensó con cuidado y detalle, estaba en desacuerdo con las batallas.

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