Colisión

44 2 0
                                    

—Algo grave esta pasando alrededor del mundo, no se sabe con certeza que esta sucediendo, pero los pokemon están siendo presa de una capa oscura que los encierra en una jaula imposible de penetrar. Los investigadores están haciendo todo lo posible por saber que esta pasando y pormder encontrá una solución.

—El clima se a estado viendo alterado en tan solo un cerrar de ojos. Los meteorólogos indican que esto se debe al cambio climático y los gases invernaderos por parte de los humanos. Los pokemon más afectados son los de tipo aire, agua y tierra, se recomienda resguardar a sus pokemon hasta nuevo aviso.

—Las autoridades no encuentran respuesta a los incendios que han estado en aumento en tan solo un día, humanos y pokemon ejercen toda su fuerza y valor para apaciguar las feoreces llamas que arrasan con todo a su paso.

—¿Qué... Que es todo esto? –cuestionó el profesor Ikov con preocupación, las noticias en cada canal empeoraban.

Aparto su vista del monitor a una fotografía enmarcada en su escritorio, dos chicos riendo colocando sus manos en señas, un hombre ponie do su rostro con aspecto chistoso y él a lado de este tratando de hacer lo mismo. Tomó la foto con algo de nostalgia.

—Ten cuidado... Ámbar.

—Rina... –susurro la anciana con preocupación, escuchando las noticias junto a la gente que resguardaba en aquel lugar.

La gente del pueblo se encontraba preocupada por la joven chica, incluso Coty se encontraba preocupado por ella.

—¿Qué demonios...? –Topacio junto a Zapdos, Rayquaza y Raikou.

—Parece que Madre Naturaleza se está... ¿Defendiendo? –comentó Zapdos sin comprender bien lo que el mismo dijo.

Hay algo más... –siguió Raikou serio —nos está avisando de algo.

—¡Cuidado! –Zapdos contrataco aquel ataque proveniente de las alturas —¿quien se atreve a atacar a las espaldas? –enojado se elevó en busca de su atacante.

—Espera ¡Zapdos! –trato de detenerlo Raiquaza pero fue imposible, aquel eléctrico se adentro en aquellas espesas y eléctricas nubes a combatir con aquel que les atacó.

—Arceus esta tardando en hacer algo, o le está gustando el espectáculo –dio un suspiro cruzada de brazos la chica.

—No diría eso... –Raikou dio un salto ante una ataque perdido en la batalla entre las nubes de Zapdos con aquello que fuera.
.

—Ya veo... A nadie le gusta estar solo, si te gustara estar solo, no estarías en un lugar donde hay muchos buenos amigos –recordó las palabras de Flygon la primera vez que se vieron, quien diría que aquel pokemon tendría la razón, una que Mewtow se negaba a creer.

Quería ser parte del mundo, uno con él, pero este pareciera que le rechazaba. Quienes permanecían con el padecían de una maldición en la que terminaban heridos.

No quería eso, no quería ser el responsable de lo que le pasara a alguien más, no quería seguir cargando con ese peso, el precio de su pasado tormentoso.

No estas solo y lo sabes... Somos uno, debes aceptarlo, abrazarlo –decía su yo con el alma del chico del cual tenía el cuerpo —lo acepte, desde un principio, porque, yo se en mi corazon que tu, tu eres parte de nosotros, ya te lo dije, Arceus da vida, no el ser humano, el te quiere para un propósito, y, yo, acepto ayudarte aunque sea de esta forma, dándote mi cuerpo.

—¡Nunca te despistes en un combate! –aquel golpe junto con aquellas palabras regresaron a Ziri a la realidad.

Aquel golpe del volador lo mandó a estrellarse con varios árboles que fue destrozando a su paso hasta detenerse y caer adolorido y con los golpes anteriores haciéndose presentes. Se le dificultaba respirar y aún más levantarse, su cuerpo pesaba, la cabeza le daba vueltas y sus ojos no enfocaba bien.

La batalla aún seguía, los pokemon junto a Rina seguían en la lucha miéntras Vanellope y sus pokemon ayudaban curando a los heridos, los cuales iban en aumento.

Ámbar entre abrió los ojos sintiendo como si mil agujas se incrustaran en su cuerpo, emitiendo un jadeo de dolor, y no sólo en el exterior sentía aquella sensación, sino también en su interior.

Se levantó con las fuerzas que tenía, debía seguir luchando, debía rescatar a su hermano. Por fin sabía donde estaba, por fin dio con aquel lugar donde lo tenía, no dejaría pasar más tiempo, pero aquellos pokemon intervinieron, desviandolo de su ruta, como si supieran a donde iba.

—Maldición –se maldijo a sí mismo al caer de nalgas de nuevo al suelo, sus fuerzas parecían desvanecerse como azúcar en agua caliente.

—No te precipites, en tu estado solo empeorarias –le dijo Vanellope ayudándole a levantarse —debemos alejarnos, dar espacio en caso de...

—No me gusta estar sin hacer nada.

—¿Y quieres estar estorbando? La ayuda también es estar bien, en este estado no eres de gran ayuda, recuperarte es lo mejor que puedes hace.

Aún si no lo quería reconocer, era verdad lo que Vanellope decía, en su estado o haría más que estorbar, y sus pokemon también estaban heridos. Sólo quedaba hacer caso.

Ziri se levantó con el rostro sangrandole, fracturas en el cuerpo y con aun dolor de cabeza y más padecimientos por los recuerdos y momentos que venían a su mente. Tomó aire con dificultad y se elevó con dolor para continuar con su batalla.

Tras de él, un remolino de fuego fue dispersado al reaccionar a tiempo, pero el Talonflame en su distracción con lo otro. Aquel golpe no le tumbo del todo, pero si estaba ponie do su cuerpo y mente al límite.

—Por fin, serás castigado por lo que hiciste.

—Moltres...

El ave se lanzó con todo contra el chico, quien recibió la carga de aquel ave quien después le soltó lanzandolo contra el suelo.

Escupió la sangre, tembló, estaba llegando a un límite, pero debía seguir, por lo que se coloco en pie, Moltres lo tomo y volvió a alzarlo en los aires, logró safarse y alejar al ave quien chilló.

Talonflame siguió con su deber de causar caos en aquel lugar, además de hacer desaparecer al chico que les a estado causando problemas.

Lo detectó junto a la chica, lanzándose al ataque Jingglypuff defendió a su entrenadora con ataque destructor a Talonflame.

—Tu bola rosa, no te entrometas –usando ataque rápido seguido de picotaso.

Arriba en el cielo, Moltres y Ziri no solo comenzaban a enfrentarse entre ellos, sino también a un drástico cambio en el clima.

—¡Shinx! –corrió Rina hacia él, aquel pokemon había sido en jaulado en una jaula negra impidiéndole salir y causando daños a quien intentará sacarlo —que es...

Otros pokemon a su alrededor comenzaron a padecer de los mismo que Shinx, e iban en aumento. El clima con fuertes vientos que los arrastraban de un lado al otro, sujetándose a de lo que podían.

—¿Qué está...? –ambos cayeron al suelo con un fuerte estremecimiento en sus cuerpos.

ChangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora