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Horas antes de que iniciara aquel incidente, un joven dormía plácidamente en el lomo de su fíen Flygon.

El día era agradable y el viento soplaba suavemente haciendo que el esfuerzo de las alas de Flugon fuera mínimo, dandole todo el trabajo al viento.

Bostezo con pereza rascando su cabeza, abrió los ojos y observó a su alrededor con una sonrisa.

—Creo que es suficiente –se estiró a la vez que se sentaba con cuidado —veamos cuánto falta para llegar a ciudad Kami.

Su GPS más el mapa y la brújula le mostraron que, en efecto, iba por buen camino y que podrían llegar a dicha ciudad antes de lo esperado.

Descendiendo para descansar un poco, liberó a sus pokemon para que estirasen el cuerpo.

—Descansa un poco Flygon, que aún falta un buen tramo –acariciando la cabeza del otro con cariño.

—Bien chicos ¡salgan! –lanzando las pokebolas al aire, de las cuales salieron luces y de estas sus pokemon.

Procuro antes colocar comida en los respectivos platos de sus amigos y agua. Estos sacudiendo sus cuerpos y estriándolos, fueron a comer.

—Que rica comida –dijo Vulpix después del primer bocado.

—Obvio ¿que esperabas? –le respondió Dratini compartiendo con Kadabra —jamás nos daría algo desagradable.

—Por que no te toco cuando experimentaba –recordaron Venomoth y Milotic.

—Estás muy callado –cambió drásticamente de tema Kadabra mirando junto con los demás a Flygon, pensando por un momento por el cansancio de volar medio día, pero este era más fuerte y aquello no era nada para él —¿estás bien?

—Recordé a alguien.

—Una pokemon linda quizás –jugueteo Dratini.

Negó —nada de eso, más bien, fue su interior.

Los presentes se miraron confundidos, dejando el tema para seguir comiendo. El joven entrenador saco su celular y empezó una video llamada.

—Profesor Ikov –saludó el chico.

—Ámbar, muchacho cuánto tiempo ¿como va todo?

—Bueno, todo bien hasta ahora y espero que siga así.

—Me alegro, me alegro. ¿Los pokemon como están?

—Cada día más fuertes y saludables, sin duda la dieta que les envío es perfecta profesor.

—Eso me regocija, tanto un entrenador sano con su pokemon son una pareja imponente.

—¿A sabido algo de Kuroi? Creo es más difícil de encontrar que el mismo Arceus.

—Nada muchacho, disculpa que no pueda ayudarte como quisiera en tu asunto de encontrar a tu hermano, pero, hay algo que quisiera pedirte ya que estás en esa región.

—Dígame, soy todo oídos.

Después de una amena y trivial charla con el profesor Ikov y jugar con sus pokemon, retomaron su camino cuando una explosión y llamas le hicieron entrar en acción de emergencia.

—Milotic –lanzó su pokebola de donde salió ella sobre el lomo de Flygon —nos llegó trabajo extra.

Lanzando el ataque mezclado de Milotic más los esfuerzos de los pokemon del bosque, envío a Venomoth y Vulpix en busca de pokemon heridos.

Por su parte, regresó a su pokebola a Milotic y descendió viendo la pelea puño a puño de un chico de su edad contra dos y uno más observando todo.

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