No habían caminado mucho, cuando se toparon en un arbusto la mitad de un huevo pokemon.
—¿Un huevo? –cuestionó Rina algo emocionada.
—Mamá... mamá –escuchaba la leve y dolida voz del pokemon dentro del huevo, un pequeño inocente.
—No podemos dejarlo solo –dijo Shinx acercándose con cuidado de que la madre esté cerca.
—Mamá regresa...
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—Sigue trabajando para mí como hasta ahora, y tu padre y hermano no sufrirán daños.Empuñó al recordar cada día como cuchillas en su mente esas palabras. Desde hace seis años comenzó a trabajar con esa organización, una no muy buena, pero que sus avances eran magníficos, lo único malo era el trato a los pokemon.
Pero no podía hacer nada, su familia, debía recuperarla a cualquier costo, lo había jurado, y no daría marcha atrás.
Desde el inicio entre humanos y pokemon en la tierra, se comenzó a saber de un fuerte poder, más fuerte que la mega evolución, un lazo tan fuerte entre humano y pokemon que vencía cualquier límite.
Había indicios vagos de ellos, copias semejantes, pero hace diez años, una mujer y su pokemon después de búsquedas e investigación, ella respondió a las dudas y preguntas, mató ideas e hipótesis, se abrió paso entre la gente supersticiosa y científicos.
Su pokemon de agua y ella fueron uno solo, y no de unir sus cuerpos, para nada, aunque estaba dentro de las ideas, sino que el alma de ambos se fundía y creaban una especie nueva, algo que, como dijo un científico: "ni Arceus es capaz de ello".
El joven de bufanda camino hasta llegar a su destino, un campo con gran extensión cercado con tecnología de punta para impedir que extraños se adentrarán a este.
Humanos y pokemon se encontraban ahí, pero para nada felices, estaban en contra de su voluntad, forzados a ser llevado al extremo para sacar su poder oculto, y no solo ello, sino también los humanos.
—¿Algo nuevo?
—Parece que en realidad no quieren cooperar por las buenas.
Suspiro pesado, paseando por el lugar, por fuera no le interesaba, le eran insignificantes, el era un domador de un maravilloso Moltres, pero por dentro, hervía en rabia al ver todos esos pokemon sufriendo, pero, no podía hacer nada.
Un Beedrill se dirigía hacia el con toda la intensión de atacarlo, pero antes de que los guardias hicieran algo, logró esquivarlo y dormirlo al lanzarle una bala anestésica. Al entrar de diez años a aquella organización, fue entrenado en diferentes áreas y combates así como aprender diferentes tipos de tácticas, materias básicas y complejas naturales.
Manejaba todo a la perfección mejor que un líder de una empresa y su cuerpo se movía con facilidad poseyendo una fuerza suficiente para defenderse, agregando que fue el único capaz de capturar y domar a un pokemon mitológico.
—¡Beedrill! –corría hacia el su entrenador, un chiquillo de doce años con lágrimas en los ojos. Lo sujetó y acomodo en su regazo.
—Pagaras por el descuidar a tu pokemon –amenazó un guardia con un látigo de electricidad, pero antes de hacerle algo, el Pikachu del chiquillo le dio una buena descarga eléctrica.
—Maldito... –gruño cayendo de rodillas por la descarga. Más guardias los rodearon.
—Déjenlo –ordenó el joven. Sus órdenes eran indiscutibles y captadas al momento —¿Están bien?
—¡Déjenos salir de aquí, no hemos hecho nada malo! –riño el pequeño, el Pikachu igual denotaba su frustración.
—Pónganlos en confinamiento –ordenó. Sería lo mejor para el chico y sus pokemon a que los azoten. No podía hacer más que eso por ellos.
—No importa cuánto tiempo nos tengan aquí, no les ayudaremos a sus crueles propósitos –habló con calma un chico entre los árboles, balanceando sus pies de adelante a tras.
Río —¿Eso crees? ¿Cuantos podrán soportar antes de que lo hagan por cuenta propia para salir?
—¿Serás uno de los primeros?
Gruño.
Después de inspeccionar el lugar y, recibir insultos y maltratos por entrenadores y pokemon, fue a la estancia principal, grandes pantallas conectadas a las cámaras exteriores que monitoreaban día y noche a los pokemon y entrenadores, personal capacitado de informática, sistemas y soporte al tanto.
Computadores, estantes con expedientes. Atravesó aquel lugar pasando después el umbral de puertas de cristal reforzado para ir al siguiente lugar, el cual dividía a ir seis sitios diferentes, tomó el segundo de la izquierda y camino unos metros hasta pasar otras puertas de cristal.
Su propio lugar para llevar acabo su parte en aquel trabajo. Tecleo la computadora ingresando a su perfil y comenzó de nuevo como siempre a indagar.
—¡Bastardo! Devuélveme a mi hermano... –recordó las palabras del chico de ámbares orbes.
«Hermano... »quitándose la bufanda, desactivo el collar que cambiaba su persona.
Un joven de tez oscura, orbes bicolor púrpura con ámbar en el centro y cabello oscuro con mechas ámbares.
«No podré cuidarte por mucho si sigues apareciendo... »
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Los murmullos y burlas comenzaron por parte de los pokemon al ver a la "mamá" Ziri cuidar del huevo cual canguro.Lo cual no aminoraban ni con la mirada matadora que les lanzaba. Rina charlo con el profesor Ikov sobre aquel "inesperado" suceso. El mayor les explico todo sobre el cuidado del huevo y su "nacimiento"
—Ya que parece que el huevo te aprecia, será considerado tu primer pokemon, e hijo –susurró lo último con burla, juntándose a las otras.
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Un mes habían pasado ya, se encontraban el la isla donde se encontraba el primer gimnasio de la región. Investigando sobre ello, supieron que no solo en ese gimnasio, sino también en los otros que irían las encargadas son adolescentes.Ya Rina tenía en su familia un Shellder y Skytti, el segundo siendo más difícil de atrapar que el primero, pero ahora los cuatro y su entrenadora trabajaban como equipo.
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—¡Y la ganadora es la líder del gimnasio: Melody! –anunció el comentarista.Fanáticos gritaban vueltos locos por la joven de cabello oscuro y orbes igual a contraste de su piel blanca, un collar de oro en forma de concha.

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Change
أدب الهواةMewtwo no le encontraba sentido a la vida, Arceus quiere acabar con su sufrir pero Mew pide un deseo a Arceus. Para que se llevó acabo y sin problemas, Arceus acepta la petición de Mew con una sola condición.