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Pasado el asunto, volviendo Ziri y Shinx con Rina y Melody con la cual no logró tener su pelea pokemon como esperaba, retomaron su camino teniendo más cosas en la cabeza que pensar, ambos se encontrarían en esa tarde nublada con una chica que les cambiaría la rutina.

—¿Son entrenadores pokemon? –se lanzó al acecho la chica de un salto.

Ten cuidado, veo un sendero oscuro y peligroso que pondrá tu corazón en aguas turbias –dijo la mujer.

—Por que no solo decir: ánimo –habló Kida sonriendo a Ziri y abrazarle aunque este no quisiera —aprende.

«¿Aprender? »pensó minutos antes de que la chica de coleta azabache y orbes castaños apareciera en medio de su camino.

—¡Es un Ralts! ¡Shinx! –se lanzó a ellos pero cayó al suelo ya que Ralts lo traía Ziri y Shinx por cuenta propia.

—Buscas entrenadores pokemon –habló Rina —yo estoy emprendiendo mi camino a ser una.

—Ya veo, una retadora.

—Espera... yo no eh...

—¡Jigglypuff! –lanzando la pokebola al cielo, de esta salió la pequeña bola rosa feliz con una pose igual a la de su ama que era usando la seña de amor y pasa inclinada un poco del cuerpo.

—Meowstic –la criatura azul salió con un giro de su pokebola listo para lo que sea.

—¡Que bello! –entrenadora y pokemon corrieron sobre él, el cual se movió como los primeros dos al esquivarla.

—Este... –la actitud y personalidad de la chica le eran algo...

—¿No puedes ser algo serie? –habló Ziri con seriedad —solo nos quitas tiempo —pasó por un lado de ella —vamos Rina.

—Que amargado eres –respondió ella a lo que la rosa asintió varias veces —¿así naciste de amargado?

Aquello paro en seco al chico, bajando la mirada y empuñando, se relajó para seguir su camino. Rina le siguió a pasos disculpándose con la chica la cual también fue detrás de ellos preguntando cosas, algunas sin lógica, empezando una charla con Rina.

Vanellope era una chica muy entusiasta, activa y soñadora, pero también desesperante.

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—Ninguno a demostrado a dado signo de cambio –informó uno de los muchos empleados.

—Hemos liberado a quienes pidió señor –habló otro.

—Los pokemon están siendo menos agresivos desde el cambio en su trato –vino otro.

Un cambio, rotar los viejos hábitos, mantener aquellos que servían y reemplazar los que dificultaban el trabajo.

Asintió a todo y con un ademán mando a todos retirarse para poder descansar; con su apariencia real se relajó un momento, aquel chico, ese momento y los problemas con Moltres cada qué veía a ese chico le estaban causando bajas.

Tomó aire y hecho rostro al techo en busca de respuestas, los chicos que antes tenía prisioneros y los nuevos fueron liberados con los recuerdos borrados, un mal sueño por así decirlo, manteniendo solo a aquellos que, resultarían con un mínimo resultado.

Aquel que se resguardaba en lo árboles, cuyo rostro solo había visto una vez, algo en el le resultaba familiar, no se exaltaba, no peleaba, se mantenía calmo, sin prisa, esperando algo.

Un valle, pokemon y naturaleza. Familias alegres, un paraje en verdad hermoso y tranquilo.

Pero luego una nube oscura, cargada en gran poder con estruendo imponiendo su voluntad; gente huyendo, pokemon alarmados, la belleza acabando.

Abrió sus ojos bicolor, se alzó y desapareció entre las puertas corredizas.

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Su cien se hinchaba cada vez más a cada paso, Vanellope se les unió a todo el camino, en el transcurso del viaje Rina y ella se volvieron amigas, charlando un poco de sus vidas y del mundo en general.

Jigglypuff y Shinx con Meowstic jugueteaban entre ellos de un lado al otro, incluso en más de una ocasión le hicieron tropezar a Ziri.

La noche no fue impedimento para que las chicas siguieran charlando, por lo que fue directo en busca de madera para la fogata y agua.

—La paciencia en una virtud –habló tras él Shinx sentándose a su lado —Kida lo dijo.

Kida, la chica era en verdad distinta a su madre, pero ambas tenían el mismo valor, la misma sintonía, la transmisión de sus palabras en las cuales transportaban sentimiento y apoyo.

La sonrisa hermosa en aquel rostro suave, juvenil, alegre...

Hecho el rostro al agua asustando a Shinx quien dio un salto erizado —¡Ziri!

¿Qué estaba pensando?

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