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Las clases de Pociones se daban abajo, en un calabozo. Hacía mucho más frío allí que arriba, en la parte principal del castillo, y habría sido igualmente tétrico sin todos aquellos animales conservados, flotando en frascos de vidrio, por todas las paredes.

Snape, como Flitwick, comenzó la clase pasando lista y, como Flitwick, se detuvo ante el nombre de Harry. Vega ya harta de que todos se detengan en el nombre de Harry, rodó los ojos, Harry dandose cuenta, se sonrojo.

-Ah, sí -murmuró-. Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad.

Draco Malfoy y sus amigos Crabbe y Goyle rieron tapándose la boca. Snape terminó de pasar lista y miró a la clase. Sus ojos eran tan negros como la noche, pero no tenían nada de su calidez. Eran fríos y vacíos y hacían pensar en túneles oscuros.

-Ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones -comenzó. Hablaba casi en un susurro, pero se le entendía todo. Como la profesora McGonagall, Snape tenía el don de mantener a la clase en silencio, sin ningún esfuerzo-. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de ustedes dudaran que esto sea magia. No espero que lleguen a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñaros cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... si son algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.

Más silencio siguió a aquel pequeño discurso. Harry y Ron intercambiaron miradas con las cejas levantadas. Hermione Granger estaba sentada en el borde de la silla, y parecía desesperada por empezar a demostrar que ella no era un alcornoque.

-¡Potter! -dijo de pronto Snape-. ¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo? ¿Raíz en polvo de qué a una infusión de qué?

Harry miró de reojo a Ron, que parecía tan desconcertado como él. La mano de Hermione se agitaba en el aire, pero luego la bajo. Harry miro de reojo a su lado derecho, donde Vega estaba notando en su pergamino algo, Harry deseando que Vega le pase la respuesta, Vega lo volteo a ver al sentir que la había golpeado suavemente con el codo. Sin decir nada, Vega miro a Hermione haciendo señas para que se levante de su lugar.

Hermione al verla, volvio agitar su mano en el aire.

-No lo sé, señor -contestó Harry.

Los labios de Snape se curvaron en un gesto burlón.

-Bah, bah... es evidente que la fama no lo es todo.

No hizo caso de la mano de Hermione.

-Vamos a intentarlo de nuevo, Potter. ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar?

Hermione agitaba la mano tan alta en el aire que no necesitaba levantarse del asiento para que la vieran, pero Harry no tenía la menor idea de lo que era un bezoar. Trató de no mirar a Malfoy y a sus amigos, que se desternillaban de risa.

-No lo sé, señor.

-Parece que no has abierto ni un libro antes de venir. ¿No es así, Potter?

Harry se obligó a seguir mirando directamente aquellos ojos fríos. Snape seguía haciendo caso omiso de la mano temblorosa de Hermione.

-¿Cuál es la diferencia, Potter; entre acónito y luparia?

Ante eso, Hermione se puso de pie, con el brazo extendido hacia el techo de la mazmorra.

-No lo sé -dijo Harry con calma-. Pero creo que Hermione lo sabe. ¿Por qué no se lo pregunta a ella?

Unos pocos rieron. Harry captó la mirada de Seamus, que le guiñó un ojo, y pudo ver como Vega trataba de esconder una pequeña sonrisa de lado. Harry se emociono al ver eso de Vega.

Snape, sin embargo, no estaba complacido.

-Siéntate -gritó a Hermione-. Para tu información, Potter; asfódelo y ajenjo producen una poción para dormir tan poderosa que es conocida como Filtro de Muertos en Vida. Un bezoar es una piedra sacada del estómago de una cabra y sirve para salvarte de la mayor parte de los venenos. En lo que se refiere a acónito y luparia, es la misma planta. Bueno, ¿por qué no lo estan apuntando todo?

Se produjo un súbito movimiento de plumas y pergaminos. Por encima del ruido, Snape dijo:

-Y se le restará un punto a la casa Gryffindor por tu descaro, Potter.

Vega observaba a todos escribir, hasta que su vista se capto con la del profesor Snape, quien le llamo la atención.

-¡Williams! ¿Por qué no esta escribiendo? -todos se asustaron por el grito del nombre de Vega.

Todos consientes que Vega no respondería, siguieron escribiendo.

-Le estoy hablando.

-¿No es obvio? -habló. Llamando la atención de todos-Ya lo escribí desde cuando. Desde que le pregunto a Potter.

Harry volteo a verla, al escuchar su apellido.

-¿Por qué no explico entonces?

-¿Que no es obvio? -dijo enpuñando su mano-Si usted no dejo que Hermione explicara, no creo que usted dejara que yo explicara. En este mundo, se debe aceptar la realidad, yo lo hago. Por eso no explique. Ahora con todo respeto, puede seguir la clase.

Todos los Gryffindor sonrieron.

-Cinco puntos menos para Gryffindor, por su descaro Williams.

Las cosas no mejoraron para los Gryffindors a medida que continuaba la clase de Pociones. Snape los puso en parejas, para que mezclaran una poción sencilla para curar forúnculos. Se paseó con su larga capa negra, observando cómo pesaban ortiga seca y aplastaban colmillos de serpiente, criticando a todo el mundo salvo a Malfoy, que parecía gustarle. En el preciso momento en que les estaba diciendo a todos que miraran la perfección con que Malfoy había cocinado a fuego lento los pedazos de cuernos, multitud de nubes de un ácido humo verde y un fuerte silbido llenaron la mazmorra. De alguna forma, Neville se las había ingeniado para convertir el caldero de Seamus en un engrudo hirviente que se derramaba sobre el suelo, quemando y haciendo agujeros en los zapatos de los alumnos. En segundos, toda la clase estaba subida a sus taburetes, mientras que Neville, que se había empapado en la poción al volcarse sobre él el caldero, gemía de dolor; por sus brazos y piernas aparecían pústulas rojas.

-¡Chico idiota! -dijo Snape con enfado, haciendo desaparecer la poción con un movimiento de su varita-. Supongo que añadiste las púas de erizo antes de sacar el caldero del fuego, ¿no?

Neville lloriqueaba, mientras las pústulas comenzaban a aparecer en su nariz.

-Llévelo a la enfermería -ordenó Snape a Seamus.

Luego se acercó a Harry y Vega, quienes estaban sentados juntos, y que habían estado trabajando cerca de Neville.

-Tu, Harry Potter. ¿Por qué no le dijiste que no pusiera las púas? Pensaste que si se equivocaba quedarías bien, ¿no es cierto? Éste es otro punto que pierdes para Gryffindor.

Aquello era tan injusto que Harry abrió la boca para discutir, pero Vega le dio una patada por debajo del caldero. Harry volteo a verla sorprendido por su acción.

-No lo provoques -murmuró-. He oído decir que Snape puede ser muy desagradable, más que ahora. Por eso todos los de Gryffindors lo odian.

-¿Tu lo odias? -pregunto Harry, deseando que Vega dijera si.

-Claro. Trata mal a Gryffindor, sin razón; así que lo odio.

Harry sonrió.

-Es la primera vez que te oigo decir mas palabras.

La sonrisa de Vega desapareció, para luego acabar con su poción.

-Adiós -dijo recogiendo sus cosas.

La campana sonó.

Vega en Hogwarts: la piedra filosofal [VEH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora