-¿Qué horas son estas? –me preguntó Liam con firmeza
-¡Dios Liam! –exclamé llevando mi mano al pecho- ¿pretendes que me dé un ataque?
-No me has respondido, ¿tienes idea de qué hora es? –siguió hablando seriamente
-Si lo sé, y tu sabes que he tenido una cita con Zayn
-¿Entonces crees que por tener una cita te da derecho a hacer lo que te de la p*ta gana? –me preguntó con mucha rudeza y mirándome con la mirada llena de furia
-¿Pero qué te pasa? –le pregunté con bastante dolor- ¿por qué me tratas así? Siempre me has tratado muy bien, hasta que te dije que tenía una cita con Zayn, sé que piensas que soy una niña, pero no lo soy –dije con los ojos enjuagados y la cara de enojado de Liam cambió por una de preocupación
-No, oli no te pongas mal –dijo abrazándome- por favor, lo siento, es que yo… -noté que no sabía que decir- te quiero mucho; me preocupo por ti y no quiero que sufras por nada ni nadie –me dijo en un tono más amable
-¿Y por qué piensas que Zayn me hará sufrir? –dije mientras que varias lágrimas resbalaban por mis mejillas
-No lo sé –hizo una pausa y bajó la cabeza- tienes razón. Te he tratado fatal desde que me dijiste lo de tu cita con Zayn, pero entiende que no quiero que tengas que sufrir por nadie, y él es un chico, y los chicos pueden hacerte mucho daño
-Pues sabes, el que me está haciendo muchísimo daño con su actitud eres tu
-No digas eso por favor, no soporto que yo sea el causante de tu dolor –me dijo abrazándome con más fuerza- desde ahora todo será como antes ¿sí? No volveré a hacerte sufrir
-Liam, lo único que quiero, es que me demuestres que me quieres tanto como yo te quiero a ti –dije sin parar de llorar
-Y así lo haré. olivia, te quiero mucho, muchísimo, por favor perdóname, no llores por un imbécil como yo –dijo bastante preocupado secándome las lágrimas
-Liam, sabes que te perdono; como te dije una vez, soy incapaz de enfadarme contigo –le dije mirándolo con dulzura
-No lo hagas, por favor, no te enfades conmigo –dijo mirándome igual
-No lo haré; nunca –dije casi susurrando
En aquel momento, nos quedamos mirándonos fijamente el uno al otro. Todos mis músculos se tensaron y mis sentidos se agudizaron, todo por tener frente a mí a aquellos hermosos ojos. Ambos nos dejamos llevar por el impulso, y fuimos acercándonos lentamente. Nuestros labios estaban a escasos milímetros. Pero entonces, entré en conciencia y me separé de golpe.
-Em… yo… -dije muy nerviosa- creo que… me voy a mi cuarto –dije y salí corriendo escaleras arriba
Entré en mi cuarto y me tumbé en la cama mirando al techo.
<< Dios mío, ¿qué acaba de pasar? No, aquello no debía de volver a pasar. Liam es mi hermano, nada más >>
