Entré en mi habitación y tiré la mochila al suelo. Abrí el armario y me puse a buscar algo que ponerme. Encontré un vestido y me lo puse.
Bajé corriendo y Liam me esperaba en la puerta ya cambiado de ropa. Llevaba solo un pantalón corto y una camiseta de manga corta.
-¿Lista? –me preguntó abriendo la puerta
-Lista –le sonreí y salí de casa
Nos montamos en su auto y Liam arrancó el motor. Mientras íbamos en el camino comenzamos a conversar.
-Bueno dime, ¿a dónde vamos? –le pregunté
-No te lo puedo decir –dijo con una media sonrisa
-Vamos, por favor –puse carita de cachorro
-No me mires así porque no te lo diré
-Por favor –hice un puchero
-No –dijo firme
-Ok, entonces ya no habrá más besos –me enderecé en mi asiento
-Vamos, no bromees con eso
-No estoy bromeando, al menos por hoy, ya te puedes ir olvidando de mis besos, y ya veré cuando decido volver a besarte –dije mirando hacia la ventana
-Vamos, no me tortures por favor –dijo mirándome
-Primero, mira al frente que nos vamos a matar –bufó y miro hacia delante- y segundo, si tu no me dices a dónde vamos yo no pienso volver a besarte
-Es que si te lo digo se estropea la sorpresa
-Vamos, dímelo, te prometo que fingiré que estoy muy sorprendida –lo miré con dulzura
-No sé… ¿enserio fingirás que te sorprendes?
-Enserio, dale, dímelo
-Okey –suspiró- vamos a Brighton
-¿A Brighton? ¿Para qué vamos a Brighton? –pregunté muy sorprendida
-La playa más cercana queda en Brighton
-Espera, ¿vamos a la playa?
-Si, ¿no te emociona la idea?
-¿Bromeas? ¡Me encanta la idea! –le rodeé el cuello con los brazos- Gracias –le susurré al oído
-De nada hermosa –dijo con una sonrisa
-Aunque es una pena que no llevemos bañador para bañarnos
-Bueno, estamos en otoño ya hace demasiado frío para bañarnos
-Si, es cierto. Menos mal que te tengo a ti para que me cuides –le besé la mejilla
-Te dije que siempre estaría a tu lado –me sonrió
El resto del viaje la seguimos hablando. El viaje duraba más de una hora así que cuando ya llegamos era un poquito tarde, 19:28 Cuando al fin llegamos estacionó el auto y me jaló del brazo y fuimos hasta la playa.
-Es precioso –dije con un brillo en los ojos
-Como tu –me sonrió
-Vamos al muelle ¿si? –dije devolviéndole la sonrisa
-Lo que quieras mi amor –me dio un corto beso
Fuimos al muelle. Me apoyé en la barandilla y me quedé mirando lo hermoso que se veía todo desde allí. Liam me tomó de la cintura por detrás y apoyó su cabeza en mi hombro.
-Te amo –me susurró
-Y yo a ti –puse mis manos sobre los suyos
-Ojalá pudiese congelar este momento y vivirlo por siempre
-¿Desde cuando eres tan romántico? –pregunté mirando al horizonte
-Desde que conocí a la mujer de mi vida –me acarició la mejilla
-Soy tan feliz de estar aquí, de tenerte a mi lado –una traviesa lágrima resbaló por mi mejilla
-Vamos, ¿no te pondrás a llorar verdad? –preguntó apartando la lágrima con su dedo pulgar
-No es que… se me metió algo en el ojo –dije frotándome el ojo
-Pues claro –dijo riendo leve
-No te rías de mi –dije dándole un suave codazo en el abdomen
-No me reía de ti –me dio la vuelta quedando frente a frente
-Ya ya… -rodé los ojos
-¿Te he dicho que te amo? –preguntó sonriendo
-Si, ¿y yo a ti? –le devolví la sonrisa
-No creo… ¿me lo volverías a decir?
-Te amo –le susurré y lo besé lentamente
Las 22:38 el tiempo había pasado volando. Nos subimos a su auto y condujo a casa bastante apresurado. Cuando llegamos ya eran las once pasadas.
Entramos en casa sin sacar casi ruido.
-No saques ruido, o despertaremos a nuestros padres –le dije a Liam
-Ya estamos despiertos –contestaron los dos a la vez